martes, 10 de mayo de 2011

Te llamarás Victoria una y mil veces...


Volvieron

Andan por las calles y las plazas, caminan los andenes todo el tiempo, sólo se suben al tren de la mañana, ese que va lleno de obreros y vuelven a subir al tren que los regresa por la tarde.

Volvieron.

Andan por el aire, los encontrás en un bar, en las tribunas, en las marchas, en un aula, en los juzgados donde se condenan a los genocidas.

Volvieron.

Andan en los ojos y en la palabra de Victoria Montenegro desgarrando el alma con su historia, contagiando valentías, compartiéndola con quien se prenda a la ronda.

Volvieron.

Andan en la mirada tristona, dulce y combatiente de Victoria Moyano Artigas, como si fuera el propio José Gervasio, su abuelo allá muy lejos, el que cabalga de nuevo entre nosotros.

Volvieron.

Los ellos y las ellas que antes de ser fusilados, masacrados y desaparecidos, bautizaron el futuro con sus convicciones y lo llamaron “Victoria”, como las muchachas que hoy trajinan con la historia a cuestas.

Los hijos de los que volvieron, son el viento nuevo de una nueva época.

No son una mera coincidencia ni una circunstancia fugaz, como la lluvia de meteoritos que incendiaba el cielo anoche. Están aquí, sin miedos, acunados como se merecen por una patria que camina descalza y con el pelo al viento.

Ahora hay que avanzar con ellos.

La verdad será incompleta mientras no se la descubra en otras miradas, como las de Victoria, Juan, Horacio, Marcela, o como se llamen los cuatrocientos que faltan.

Dicen con premura: “el Estado los robó; el Estado los deberá encontrar”.

Es tan cierto, como la maestra que dio la pista a las Abuelas para que recuperen a Victoria y temblaba de emoción mientras lo hacía.

Es tan cierto, como otros gobiernos de la democracia que poco o nada hicieron. Y también eran el gobierno del Estado.

Pero este es un nuevo país cuando los periodistas se expresan libremente, como ayer, ante el señor de la SIP para contarle que esta vez el Estado somos todos.

Y cuando la Secretaría de los Derechos Humanos inicia su alegato contra los represores de la ESMA diciendo:

“En nombre de los 30 mil desaparecidos y de todas las victimas del terrorismo de Estado y siguiendo instrucciones del ex presidente Néstor Kirchner y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, estamos aquí en nombre de todos los argentinos que desean verdad y justicia para dar vuelta la página más dolorosa de la historia reciente”.

Volvieron.

La Presidenta le habló ayer a los pibes del Colegio Nacional de La Plata y nos emocionamos todos.

Es que por allí anduvo Kirchner con Joaquín Areta. Y anduvo María Claudia Falcone y Claudio De Acha.

Aquellos lápices siguieron escribiendo.

Más ahora que volvieron y se llaman Victoria.

De La Columna de Jorge Giles, 6 de mayo del 2011 en el Argentino

3 comentarios:

Daniela Godoy dijo...

Y es conmovedora esa vuelta, inspiradora, poderosa!

Anónimo dijo...

en los setenta, convertimos la frase "¡Hasta la Victoria siempre!" en realidad militante y esa realidad se emanifiesta ahora y nos rescata a nuestros compañeros para siempre

Un abrazo!


Melena

Paloma dijo...

Volvimos y fuimos mil flores !!!!