martes, 30 de abril de 2013

30 de abril de 1977




"Allí en el Vicariato de la Armada la conocí a Azucena el día en que Grasselli le dijo al actor Marcos Zucker que su hijo estaba muerto --cuenta Josefa García de Noia--. Ahí, en ese momento, Azucena dijo fuerte que tendríamos que ir todas a Plaza de Mayo; lo dijo con voz fuerte justo en la mitad del salón. Ella fue la que lo propuso, sólo ella. Con voz fuerte, con coraje, porque ella era una mujer de mucho coraje; se ve que era luchadora, no lo dijo ni en voz baja ni en un rinconcito."

"Yo la conocí a Azucena en el Ministerio del Interior, en Balcarce 50 --cuenta María del Rosario Carballeda de Cerutti--, éramos un montón de mujeres desesperadas preguntando por los nuestros. Ahí escuché a una señora que decía que no podía ser, que el gobierno no hacía otra cosa que mentirnos y tratar de sacarnos información, que había que organizarse, que había que meterse en la Plaza de Mayo y hacerse escuchar... poco después me enteré que esa mujer era Azucena... ahora repienso aquel día y me parece mentira que una mujer, en pleno conocimiento de las atrocidades que los militares estaban haciendo y con la impunidad con que estaban asesinando, se animara en la misma 'boca del lobo' a proponer en voz alta y bien clara a otras madres que organizáramos mejor la búsqueda y el reclamo".

María Adela Gard de Antokoletz la conoció en los primeros días de abril del '77 en el Vicariato de la Armada. "Vino mi nuera y me dijo que había una señora que estaba diciendo unas cosas muy interesantes. Fuimos, había una mujer que estaba diciendo que era inútil estar allí, que nos ocultaban todo. Y agregó en voz alta, muy claramente, mientras se golpeaba la pierna con una cartera o con un monedero que tenía en la mano, como para darle más energía a lo que estaba diciendo: 'Tenemos que ir a Plaza de Mayo porque allí se produjeron, a través de los años, las más grandes concentraciones y los hechos políticos y sociales significativos. Y una vez allí, cuando seamos muchas debemos ganar la calle y meternos en la Casa de Gobierno, para imponerle a Videla lo que pretendemos'."

Varias de las mujeres estuvieron de acuerdo y empezaron a intercambiar teléfonos para avisar a otras familias. Algunas preguntaron qué iban a hacer en la plaza. "Nada --decía Azucena--, nada especial, aunque sea sentarse, conversar y ser cada día más", recuerda María Adela Antokoletz.

"Si Azucena tenía en claro algo --recuerda Nora Cortiñas-- era que una organización de este tipo se podía construir si se daba participación, si se hacía entre todas. En primer lugar, la idea de organizarnos y reunirnos en la Plaza fue de Azucena, pero aparte, ella era una líder natural, que no hacía esfuerzos por imponerse a los demás ni pretender liderazgos, era como una gallina que nos cobijó a todas como si fuéramos sus pollitos... hasta cobijó a quien iba a ser su secuestrador."

Ese sábado 30 de abril a las cuatro y media de la tarde se reunieron por primera vez en Plaza de Mayo, como había impulsado Azucena Villaflor. Eran amas de casa, no sabían ni les importaba que estaban gestando la mayor epopeya ética de la argentina contemporánea.

Según la reconstrucción de Arrosagaray, las mujeres que se encontraron ese día fueron: Azucena Villaflor de Devicenti, Josefa de Noia, Raquel de Caimi, Beatriz de Neuhaus, Delicia de González, Raquel Arcusin, Haydée de García Buela, Mirta de Varavalle, Berta de Brawerman, María Adela Gard de Antokoletz y sus tres hermanas, Cándida Felicia Gard, María Mercedes Gard y Julia Gard de Piva. Eran trece mujeres en representación de diez secuestrados y desaparecidos.

Había una jovencita que no quiso dar su nombre. "Era una chica del Partido Comunista --recuerda María Adela Antokoletz--, pero como nos dijo que su partido no estaba con estas madres, ella no podía aparecer y contradecir sus directivas, pero dijo que había venido igual porque le parecía bien." Josefa de Noia describe a la muchacha como "jovencita y grandota". Según otros recuerdos, también estuvieron presentes Raquel Mariscurrena, acompañando a su consuegra Raquel de Caimi, y Lidia Moeremans, prima de Azucena Villaflor. En la reconstrucción que hace Arrosagaray señala que el nombre de Rosa Contreras ronda también algún recuerdo que la ubicaría aquella tarde en la plaza.

"Debemos mencionar por lo menos a otras tres mujeres que no participaron de este encuentro inaugural, no porque estaban en desacuerdo o porque por alguna razón no quisieron estar --advierte Arrosagaray--, sino que razones prácticas, de momento, se lo impidieron. Son ellas Juanita Pergament, Nora de Cortiñas y María del Rosario de Cerutti. Pero las tres venían trabajando desde los días previos, e incluso hablándoles a otras para lograr la concreción de ese temerario lanzamiento."

Eran las cuatro y media de la tarde de un sábado y además de los granaderos y ese grupo de Madres, no había gente en la Plaza de Mayo. Y la idea era sobre todo instalar públicamente la imagen de las madres que buscaban a sus hijos desaparecidos.

"Estuvimos allí --relata María Adela Antokoletz-- algunas sentadas y otras paradas. Eramos poquitas... cada una a su turno se presentó, dijo cómo se llamaba y contó cuándo y de qué forma habían secuestrado a su hijo."

"Me acuerdo como si fuera hoy... hasta el lugar en donde conversamos --cuenta Haydée García Buela--. Yo llegué sola y caminé entre los canteros buscando con mi mirada otras mujeres... ¿vio que desde la pirámide salen caminos hacia los bordes, hacia las veredas?... Bueno, yo me encontré con María Adela y sus hermanas en uno de esos senderos, cerca de Rivadavia, casi a la altura del centro de la Plaza... ¿Ustedes también vienen por lo mismo?, les pregunté, y ahí nos quedamos conversando unos minutos, hasta que vemos venir a otras tres mujeres agarradas de los brazos, muy pegadas y serias. Se sumaron a nosotras y enseguida la que venía en el medio empezó a hablar como tomando la batuta de la reunión y a mí me molestó mucho. Esa duda mía se transformó rápidamente en un cariño enorme por esa mujer, que resultó ser Azucena."

Arrosagaray indica que Azucena y las otras Madres estaban contentas por lo realizado. Había sido la primera reunión en público, algo que las ponía en otro lugar que el eterno peregrinaje por las oficinas del gobierno, las Fuerzas Armadas y la Policía. Ahora ellas empezaban a reclamar de otra forma. Pero se dieron cuenta que había sido un error elegir un sábado. La reunión siguiente fue un viernes y asistió el doble de Madres, donde discutieron el borrador de un pedido de entrevista a las autoridades que había llevado María del Rosario. Pero ese viernes, Dora Penelas, otra de las Madres, dijo que los viernes era "día de brujas" y que reunirse esos días les traería mala suerte. Entonces pasaron a reunirse los jueves a las tres y media de la tarde. Y así siguió hasta la actualidad como una cita de honor donde, sin que ellas lo supieran, se estaba jugando también la dignidad de un pueblo sometido a la peor de las dictaduras. Allí estuvieron con lluvia o con sol, pese a la represión y a las provocaciones humillantes.

Ellas no tenían idea de lo que habían gestado ni las furias que habían desatado. Antes que terminara ese año, el grupo de tareas de la ESMA, encabezado por Alfredo Astiz, secuestró y desapareció a Azucena Villaflor y a otra decena de Madres y familiares.


viernes, 26 de abril de 2013

Una tarde de mercado…




Una tarde de mercado…

Una tarde de mercado, la pequeña ciudad de Guernica fue bombardeada durante más de tres horas por la aviación alemana. Más de 1.600 víctimas perecieron en el bombardeo. Hitler, aliado del general Franco en la guerra civil de España, quería aterrorizar a la población civil y hacer más sencilla la rendición del pueblo vasco y facilitar la toma del país vasco.

El objetivo deliberadamente mortífero de la operación no deja resquicio de dudas. Y es que, los contingentes del ejército vasco que acampaban en los alrededores de Guernica, no fueron siquiera tocados por el ataque, al igual que el puente y la fábrica de pistolas.

Los 33 bombarderos de la Legión Cóndor llevan no sólo explosivos destructivos, sino también bombas antipersonales y también 2.500 bombas incendiarias. Estas ojivas rellenadas de aluminio y de óxido de hierro son capaces de elevar la temperatura cerca de los 2700°C.

Guernica era conocida por su roble sagrado, al pie del cual se reunían desde la Edad media los representantes del pueblo vasco. Cada dos años, desde el reinado de Isabel de Castilla hasta el 1876, los representantes de la corona española tenían la costumbre de renovar en este lugar su juramento de respetar las libertades vascas.

El 26 de abril de 1937, la pequeña ciudad de Guernica, símbolo de las libertades vascas, fue destruida por la aviación alemana al servicio de Franco. Por primera vez en la historia militar, un poblado civil es totalmente sometido bajo un diluvio de bombas.

Bombardeo de Guernica

Se estima que fallecieron más de 1.600 personas y que los heridos casi se elevaron al millar. Y todo eso sobre una población de 7.000 habitantes. Tres días más tarde, el 29 de abril, por el puente que no destruyó el ataque, los franquistas hacen su entrada en la ciudad devastada, con el general Emilio Mola a la cabeza. En el extranjero, las informaciones sobre el bombardeo hacen que muchos demócratas retiren su apoyo al general Franco y al bando nacionalista.

La indignación es inmensa. Trastornado por este homicidio en masa, el pintor español Pablo Picasso realiza a las semanas su obra célebre, (considerada cómo su obra maestra) y una de los cuadros clave de la pintura del siglo XX.


lunes, 22 de abril de 2013

No está Tinelli

Imagen: Pablo Piovano

 
No está Tinelli
Por Eduardo Aliverti

Si la manifestación del jueves fue antigubernamental u opositora es una discusión interesante y, más que cuando el 13-S o el 8-N, vale la pena prestarle atención. Por lo pronto, fue casi el único episodio capaz de cambiar el eje, excluyente, que trazaron los medios a lo largo de toda la semana. Pero su efecto duró la cobertura del momento, las observaciones del día siguiente y algunas del fin de semana.

Estos fueron unos días informativamente muy ricos, en cantidad y calidad. Sin embargo, el cambalache en que derivó un informe del programa televisivo de Jorge Lanata hizo parecer todo lo contrario. El debate por la reforma judicial, además de las intervenciones legislativas durante su sanción, tuvo un pico a través del cruce entre Julián Alvarez, secretario de Justicia, y el colega Horacio Verbitsky, presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales, acerca de cuál letra sería mejor para precisar el uso de medidas cautelares. Mediática, lamentable y previsiblemente, ese intercambio de opiniones, sustancioso, fue relegado en función de determinar si es el funcionario o el periodista quien mejor expresa los deseos presidenciales; si acaso Verbitsky entró en cortocircuito con la jefa de Estado; si La Cámpora avasalló al ministro del área, y otras especulaciones que nada tienen que ver con el fondo de la cuestión. Hace ya rato que las formas importan más que la profundidad, debido al vértigo impuesto por los medios para estimular el poco de todo y mucho de nada. Si ya venía siendo así, gracias a la ausencia de representatividad política conservadora y su reemplazo por operaciones periodísticas, la guerra de intereses entre el Gobierno y una corporación mediática lo acentuó. El fallo de Cámara que dio la razón al Grupo Clarín, en su disputa por la ley de medios, es de una naturaleza que desafía la posibilidad de hallarle adjetivos. Cualquiera suena escaso. Una de las argumentaciones de la camarista María Susana Najurieta es que proveer de televisión abierta y servicio de cable resulta “inherente al negocio”, con lo cual –en cuanto a sentencia tribunalicia– probablemente haya establecido un record de posicionamiento ideológico. Lo más panchos, la jueza y sus pares firmantes dicen así que los derechos de un grupo corporativo están constitucionalmente por encima de la administración del espacio comunicacional común a toda la sociedad. Como quiera que sea, la cosa terminará en la Corte Suprema. Y habrá de verse si esa última instancia también se anima a favorecer la avidez de una empresa, contra la razón de una ley votada hace casi cuatro años, que el relator de las Naciones Unidas para la Libertad de Expresión, Frank La Rue, calificó como “ejemplo a imitar para todo el continente y otras regiones del mundo”, que fue precedida y aportada por foros de debate en todo el país.

Frente a semejante fallo que alude, vaya, a los intereses de “la prensa libre”, cabe preguntarse por quichicienta vez: ¿ésta es la Justicia arrinconada? ¿Este es el periodismo amenazado? ¿Estos son los graves riesgos que se ciernen sobre los cruzados de la ciudadanía independiente? Es de reiterar que estamos ante una dictadura muy curiosa. Se sale a la calle a manifestar libremente contra el Gobierno. Los medios –incluyendo los oficialistas– le dan inmensa cabida y hasta se sumergen en cadena nacional, sin ocultar insulto alguno, sin privarse de dividir la pantalla para dar cuenta de que la protesta es nacional, sin carecer de movileros exasperados. Les acontece el fallo a favor de la corporación. Tienen todos los fierros a su albedrío para decir que hay clima de fin de época, que vivimos en un antro de corrupción oficial, y antes que Cristina es bipolar, y entretanto que se sufre un régimen fascista. No se ha visto –también se dijo y también debe reiterarse– un grado siquiera similar a éste, respecto de agresión prosaica o intelectualizada contra una gestión gubernamental. En los medios privados desfilan las gentes cuya comprobación ejecutiva huyó en helicóptero, las gentes de las recetas liberales que a la vuelta de la esquina incendiaron al país, las gentes encausadas que abrazan a Tribunales, los progres noventísticamente ninguneados por la prensa a la que ahora rinden pleitesía, la izquierda radicalizada que consigue sus dos minutos de fama con los tipos que los verduguearon toda la vida. Se juntan el rabino Bergman y Raúl Castells, Binner y Macri, Carrió y Solanas, el hijo de Alfonsín con De Narváez. Y tienen cámara en continuado, y hablan como si sus gerencias fácticas o de presunto liderazgo moral no hubiesen existido, más que para pasar papelones históricos. ¿Qué dictadura es ésta? ¿Cuál es la asfixia?

Esa banalidad analítica tiene parangón con lo mediatizado de la semana. Testigos que dicen y se desdicen al día siguiente, farandulización del tema, casamiento entre frivolidad y corrupción, pruebas truchas, espectacularizar periodismo de investigación para que la espectacularidad sea la periferia y no el centro; animadores televisivos que se matan entre sí porque cada quien dice que la tiene más larga que el otro, cuando todos –quien más, quien menos– responden a los intereses de la patronal que los contrata, sin importar si en lo profundo creen algo de lo que dicen. O si todo lo que dicen es regenteado por el interés corporativo. Si se apunta que es el Fariñagate, es una operación del kirchnerismo para minimizar el caso. Si se acepta que es el Lazarobaezgate, o la corrupción K, o algo por el estilo, hay la duda de si no se entra en el juego de los intereses de Clarín, porque la contundencia aportada por un show televisivo se remite a las declaraciones de unos perejiles mediáticos, protagonistas de programas de chimentos. Todo puede ser. Si es por la evaluación personal, sale decir que correspondería creerles a todos, no creerle a ninguno y finalmente sacar las cuentas ideológicas. Sobre los empresarios amigos y apañados por el kirchnerismo, se conoce o se sabe que hay varios (aunque se los marca como si la oposición proviniese del sexo de los ángeles, y Macri no estuviera procesado, y Binner no formara parte de un partido y gobernación ligados por acción u omisión a delincuencia policial, narcotráfico y demases; y los radicales, y los llamados peronistas disidentes, fuesen algún ejemplo de incorruptibilidad: escucharlo al titular del sindicato de peones rurales, el Momo Venegas, hablando del avance absolutista sobre las instituciones de la república, provoca escalofríos). Si el oficialismo no es justamente una selección de bibliotecarios noruegos, nadie, que no sea una ameba, puede engañarse acerca de la credibilidad total de los comunicadores empleados por los grupos enfrentados al Gobierno.

Apartemos, por inútiles, los cálculos numéricos sobre las marchas callejeras del jueves. Que si más que el 8-N, que si menos, que si esta vez bastante más en las ciudades del interior pero bastante menos en la Capital. Cualquiera sea la cifra de manifestantes que desee tomarse, no se pueden negar ni su renovada exposición, ni su flaqueza política, ni la imposibilidad de que se apropie o impulse del número alguna fuerza o figura opositora. Fue, de nuevo, una demostración muy estimable, que enuncia el hastío o las ganas de cambio del 46 por ciento que no votó a Cristina. Y tanto como eso, reflejado en tanta gente que no disponía de un orador o declaración de cierre, que caminaba hacia todas partes y hacia ninguna, que no tenía un solo mandato unificador, fue una expresión de impotencia. Porque es eso, impotencia, que no se esté enamorado de nada sino embroncado con todo. Fue una marcha contra el Gobierno y contra la yegua en particular, ni dudarlo. Del mismo modo, cada zócalo de la tele, y cada título de informativo, y cada comentario de los periodistas opositores, y cada producción o gesto que venga de ese palo, persiguen socavar al oficialismo y hay gente, mucha gente, muchísima, que se ve representada en esa horadación. Pero después no sabe a dónde ir. Y si no se sabe a dónde ir, se termina yendo a ninguna parte. O a alguna peor de lo que hay. La manifestación del jueves no había concluido cuando todos los referentes mediáticos de la oposición ya estaban despegándose entre sí. Macri directamente no fue, a pesar de haber convocado; tampoco De Narváez, que ni se saluda con el intendente porteño; unos radicales explícitos y unos socialistas apasionantes aclaraban que estaban ahí nada más que para el acompañamiento, porque de alguna idea concreta mejor ni preguntar. Las –llamémoslas– consignas de la salida a la calle volvieron a no resistir un argumento contrario. Libertad, basta de corrupción, Justicia y prensa independientes, etcéteras, son un recitado de manual escolar (en el último número de la revista Barcelona hay una página imperdible en torno de eso). Y entonces no se entiende muy bien de qué hablan cuando hablan de que el Gobierno escuche a “la gente”. ¿Qué tendría que hacer para admitir que escucha? ¿Derogar la Asignación Universal por Hijo para que no haya más mujeres que se embarazan por el plus, diría Del Sel? ¿Retroceder con la ley de medios? ¿Eliminar las retenciones agropecuarias? ¿Dar conferencias de prensa? Y si en efecto hubiera un empresario corrupto deschavado por un informe televisivo de un canal opositor, ¿qué tiene que hacer el Gobierno? ¿Irse? ¿Para que lo sustituya quién, cómo, cuándo, para qué? ¿De qué hablan?

Como no hay respuestas ni lejanamente serias en torno de esa bronca afligida, dispongámonos a que, quizá, lo vivido la semana pasada se convierta en un paisaje cuasi permanente. Divertirse con la política y putear por putear. No debe olvidarse que no está Tinelli.
 


jueves, 18 de abril de 2013

Nosotros





"Nosotros estamos contra La Prensa por razones mucho más serias, mucho más fundamentales. Estamos contra La Prensa porque creemos que diarios de esa clase son los que han minado la base de la nacionalidad, creemos que La Prensa es uno de esos obstáculos, como hay muchos otros en el continente, que han impedido o demorado todas las posibilidades de reivindicaciones proletarias en Latinoamérica. Nosotros lo decimos por encima de las contingencias de la comisión investigadora. Lo decimos como hombres políticos que expresamos opiniones personales. Nosotros estamos con los obreros, y estamos contra La Prensa, porque La Prensa siempre estará, como lo ha estado hasta ahora, contra los obreros y contra nosotros.

Este es el planteo revolucionario con respecto a este problema de La Prensa. Nosotros con los nuestros, La Prensa con los suyos y con sus aliados de dentro y fuera del país, y con todos aquellos que, sin estar complicados en las maquinaciones de los diarios capitalistas, creen que están defendiendo los intereses de la prensa libre y de la libertad de opinión"

John William Cooke

*18 de Abril de 1951: El gobierno de Perón confisca el diario "La Prensa"

miércoles, 17 de abril de 2013

¨Por eso, humildemente le pedimos que no incentiven las peleas, porque las peleas terminan con muertes, con muerte, en este caso, de compatriotas latinoamericanos, de compatriotas sudamericanos y por eso le pedimos con toda humildad y con todo respeto, el reconocimiento de las instituciones como siempre se han reconocido las instituciones en todas partes.¨



  
¨Pero me atrevo con mucha humildad a pedirle al Gobierno de los Estados Unidos que reconozca al Gobierno venezolano luego de elecciones transparentes y limpias. Digo esto porque el sistema electivo venezolano ha sido hasta validado por propias ONG de enorme prestigio norteamericano como es la Fundación Carter, que ha sostenido que es uno de los sistemas electivos más seguros del mundo. Que la diferencia fue escasa, bueno sí, podría decirse que 1.6 es escaso. Pero yo recuerdo a un hombre que fue presidente de este país, la República Argentina y que luego, con mucha humildad se colocó al frente de una lista de diputados en el año 2009 y perdió. Luego de haber sido el presidente más exitoso de los últimos 50 años, perdió las elecciones también por 1 punto y algo. Y, sin embargo, reconoció como corresponde a todo demócrata, a toda persona de bien, así sea por un voto, reconoció la pérdida de esas elecciones.

Entonces, creo que es importante que el Gobierno de Estados Unidos, a quien por ejemplo y lo digo con mucho respeto, nunca se nos ocurrió cuestionar, por ejemplo, lo que pasó en la Florida cuando fue el recuento de votos, que además hay películas, esto no lo digo yo. El otro día vi una película fantástica con ese actor Kevin Spacey, no sé si lo conocen, que relata lo que fue el fraude de la Florida y, realmente, yo no recuerdo por lo menos que ningún país sudamericano haya desconocido el resultado de la elección porque había dicho que alguien ganado o perdido porque además, como principio fundamental, por lo menos de la política argentina, es no inmiscuirse en cuestiones internas de otro país. Y si las instituciones de ese país, en este caso, el Consejo Nacional Electoral o el Comando Nacional Electoral, no sé cómo se llama exactamente el organismo institucional venezolano, ha determinado que el presidente electo por 1.6 de diferencia, 50.66, es Nicolás Maduro, me parece que desde la misma manera que lo ha hecho Argentina, que lo ha hecho Brasil, que lo ha hecho Colombia, que lo ha hecho China, que lo ha hecho Rusia, que lo han hecho todos los países de la América del Sur, se reconozca. Esto va a contribuir a la paz también.

Yo creo que, lo charlábamos ayer con el Cardenal, con el patriarca de la Iglesia Maronita: cuanto más poder tiene alguien y nadie puede dudar de que Estados Unidos es un país primus interpares por el inmenso poderío que tiene, ese poder también conlleva una responsabilidad, sobre todo, en la construcción de la paz y, sobre todo, en una región como la América del Sur, donde afortunadamente ha habido elecciones en todos los países y donde además, debo recordar, también hemos tenido la grandeza de terminar reconociendo al Gobierno de Honduras cuando había depuesto a un gobierno democrático en aras de la unidad de la América Central, de la América del Sur y, en definitiva, de que no haya peleas.

Por eso, humildemente le pedimos que no incentiven las peleas, porque las peleas terminan con muertes, con muerte, en este caso, de compatriotas latinoamericanos, de compatriotas sudamericanos y por eso le pedimos con toda humildad y con todo respeto, el reconocimiento de las instituciones como siempre se han reconocido las instituciones en todas partes.

Yo creo que esta es la mejor manera de honrar la paz, no con discursos, sino con acciones concretas.

De cualquier manera, con muchos ya de mis colegas sudamericanos vamos a estar este viernes acompañando la asunción del presidente Nicolás Maduro porque creemos que no se puede convalidar el uso de la violencia, no se puede convalidar el no respeto a la democracia, no se puede convalidar la agresión porque alguien perdió las elecciones.

Fíjense, además, yo me acuerdo que en la elección del 2007 habíamos ganado por 23 puntos y nos acusaron de fraude.

Pero bueno, cuando uno acusa a alguien de fraude tiene que mostrar las pruebas ante los Tribunales y las instituciones electorales para que estas juzguen. No se puede irresponsablemente decir que hay fraude y no presentar ninguna prueba y, además de eso, provocar violencia. Porque son venezolanos los que están muriendo y cuando muere un venezolano, no importa si lo voto a Capriles o lo votó a Maduro; lo importante es que ha muerto un compatriota.

Y yo llamo a todos los dirigentes del hermano país de la República Bolivariana de Venezuela a ese ejercicio de sensatez. Hay elecciones creo cada dos años, no sé cómo es el sistema venezolano. Creo además, que el propio gobernador Capriles, del Estado de Miranda, creo que es, cuando ganó, ganó por 35.000 votos, el 2 por ciento y nadie lo cuestionó.

Entonces, yo creo que…es cierto que te da rabia perder las elecciones, sí  y cuando la perdés por poco te da más rabia todavía, también es cierto; lo que no es comprensible es que, aún cuando sea por un voto, no se acepten las reglas de juego de la democracia.

Po eso, como una militante política democrática de toda la vida, como una compatriota sudamericana, como una hermana de todo el pueblo venezolano, junto a otros compatriotas de la Patria Grande, estaremos allí este viernes para llevar nuestro mensaje de paz, de concordia y de unidad, que es lo que debe seguir reinando en la región.

Lo pedimos muy humildemente desde aquí y que todos aquellos que tienen mucho poder, una manera de conservarlo y ser cada vez menos cuestionados, es ejercerlo con sensatez, con prudencia y con responsabilidad. Sobre todo después de haber vivido épocas en la décadas pasadas tan difíciles y donde podríamos estar todos haciendo reclamos, ¿no?, en la lista del debe a algunos países por los roles que les cupo en muchas dictaduras de la región.

Hemos decidido dar vuelta la página de la historia, terminar con todo tipo de reproches o fiscalizaciones, pero pedimos por favor que también los otros den vuelta la página de la historia y se comporten como hermanos americanos de una buena vez por todas.

Muchas gracias a todos y muy buenas tardes.¨

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ EN EL ACTO DE ENTREGA DE APORTES EN EL MARCO DEL PROGRAMA INTEGRAL RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS A MUNICIPIOS EN TODO EL PAÍS, DESDE EL SALÓN DE LAS MUJERES ARGENTINAS DEL BICENTENARIO. 16 de Abril 2013


lunes, 15 de abril de 2013

Hoy Maduro





Nicolás Maduro cumplió
Maduro presidente

Para alegría de los defensores y seguidores del proyecto socialista que encabezó desde 1998 el líder Hugo Rafael Chávez Frías, tal y como anunciaron las diversas encuestas, el chavista Nicolás Maduro es el nuevo presidente de Venezuela.

En una corta pero intensa campaña —25 multitudinarias concentraciones— el ex chofer del metro de Caracas, y aliado de Chavez desde 1992, con discursos encendidos, como suerte de juramento a la memoria de su padre político, se comunicó con sus seguidores en todos los estados de Venezuela.

Un sombrero de yarey, lleno de colores, lo vistió en uno de esos discursos; en otro tocó los tambores como debe hacer en las fiestas a las que asiste, y en Lara “picheó” besos para el público hacia uno u otro lado, para hacer reír a una audiencia que lo reconoce como el candidato de Hugo Chávez, el gobernante que devino adalid en América Latina y las regiones más desfavorecidas del mundo.

Los medios de difusión de derecha, venezolanos o no, han criticado al candidato socialista: que si bailó como burla a su principal opositor Henrique Capriles, que si ha transitado de chofer a presidente, y, como siempre sucede, apenas han reconocido que es un excelente orador, con un carisma especial, un hombre atractivo y carismático que recuerda su vinculo con el rock y los deportes.

Claro, la votación por Maduro tuvo un ingrediente singular: los electores seguían el deseo de su líder, Hugo Chávez, que vio en su canciller y luego vicepresidente, al sucesor ideal para cumplir con su legado.

El presidente electo este 14 de abril, está comprometido a cumplir el programa con el que Chávez ganó las elecciones en octubre del 2012. No será fácil, como no lo ha sido ningún proceso revolucionario. Precisamente, porque está consciente de la descomunal tarea que tiene sobre sus hombros, Maduro ha llamado a la unidad bajo el lema “Todos somos Chávez”, para emprender diferentes misiones como las dirigidas en contra de la violencia y la corrupción, además de llevar adelante la construcción de viviendas, labor muy importante para satisfacer la demanda de las personas pobres.

Venezuela, un país rico en recursos —petróleo en particular— puede desarrollar una política inteligente y audaz para eliminar la pobreza en un lapso relativamente corto y convertirse en modelo y, a la vez, locomotora para el resto de América Latina y otras naciones del mundo.

Por eso, Caracas, en el cierre de la campaña electoral, el jueves 11, se vistió de rojo. Siete avenidas repletas de hombres, mujeres y niños, recibieron a Maduro y el resto de su gabinete gubernamental. Todos eran Chávez. El actual presidente de Venezuela lloró al recordar a su padre político; se rodeó de su familia y la de su líder; con humildad convocó a los votantes engañados por la derecha a estar en su bando ganador; les pidió a las mujeres, a los jóvenes, a los trabajadores que estuvieran alertas, que no se dejaran provocar y pensaran que si lo querían como presidente tendrían que ir a votar. Este domingo obtuvo los resultados: aquella marea roja se convirtió en millones de votos que lo han convertido en el primer obrero mandatario de Venezuela, y uno de los pocos en el mundo que desde la condición proletaria han ascendido a la silla presidencial. Ahora, el sencillo trabajador Maduro, quien ganó al inmaduro burguesito, comienza una tarea mucho más difícil y hermosa, que lo puede llevar al corazón de la mayoría de sus compatriotas.