martes, 12 de noviembre de 2019

Bolivia: golpe de Estado


Bolivia: golpe de Estado
Repudiamos el golpe de Estado llevado a cabo en la hermana República Plurinacional de Bolivia. La forzada renuncia del presidente Evo Morales y del vicepresidente Álvaro García Linera es la consecuencia de un golpe cívico, político y policial que de manera abierta intentó descalificar el triunfo electoral. Ya desde antes de las elecciones, esos sectores, habían anunciado que desconocerían cualquier resultado electoral que favoreciera al presidente Evo Morales.
Los actos de violencia con alto componente racista se han multiplicado quebrando las normas básicas de convivencia, intimidando y agrediendo a seguidores y autoridades del oficialismo. Es la expresión de una escalada que buscó desestabilizar al gobierno democrático de Bolivia.
Cabe señalar que la presidencia de Evo Morales representó el primer y único gobierno indígena de la historia boliviana y que ademas realizó notorias mejoras económicas y sociales para el país y para los más humildes, devolviendo la dignidad a una población sometida por siglos.
En estas horas oscuras hacemos un llamado a las fuerzas democráticas y a la comunidad internacional: que cese el revanchismo de los sectores más poderosos que amenaza en convertirse en un sangriento y racista castigo al pueblo.
Los peronistas expresamos toda nuestra solidaridad con los hermanos bolivianos, con el presidente Evo Morales y videpresidente Álvaro García Linera, y exigimos que se respete y garantice sus vidas, su libertad, su integridad y que sea restablecido de inmediato el Estado de derecho, la democracia y el orden institucional.
José Luis Gioja | Presidente del Partido Justicialista Orden Nacional
Jorge Taiana | Responsable de Relaciones Internacionales del Partido Justicialista Orden Nacional

El Chacho siempre



 El Chacho
«El Chacho» ha sido el único caudillo verdaderamente prestigioso que haya tenido la República Argentina. A aquel prodigio asombroso que lo hacía reunir diez mil hombres que lo rodeaban sin preguntarles jamás adónde los llevaba ni contra quién, había hecho del “Chacho” una personalidad temible, que mantenía en pie a todo el poder de la Nación, por años enteros, sin que lograra quebrar su influencia ni acobardar al valiente caudillo. A su llamado, las provincias del interior se ponían de pie como un solo hombre, y sin moverse de su puesto, tenía a los seis u ocho días dos, cuatro o seis mil hombres de pelea, dispuestos a obedecer su voluntad fuera cual fuese. Los paisanos de la Rioja, de Catamarca, de Santiago y de Mendoza mismo, lo rodeaban con verdadera adoración y los mismos hombres de cierta importancia e inteligencia la acompañaban ayudándolo en todas sus empresas difíciles y escabrosas.
El «Chacho» no tenía elementos de dinero ni para mantener en pié de guerra una compañía. Y sin embargo, él levantaba ejércitos poderosos, mal armados y peor comidos, que sólo se preocupan de contentar a aquel hombre extraordinario. El «Chacho» no tenía artillería, pero sus soldados la fabricaban con cañones de cuero y madera, que se servían con piedra en vez de metralla, pero piedra que hacía estragos bárbaros entre las tropas que lo perseguían. No tenía lanzas, pero aunque fuera con clavos atados en el extremo de un palo, sus soldados las improvisaban y se creían invencibles. El que no tenía sable lo suplía con un tronco de algarrobo, convertido en sus manos en terrible maza de armas y si faltaba el alimento comían algarrobo y era lo mismo. De esta manera el «Chacho» tenía en pié un ejército con el que hacía la guerra al gobierno nacional sin que hubiese ejemplo de que se le desertase un solo soldado, porque todos sus soldados eran voluntarios y partidarios de Peñaloza hasta el fanatismo. […] El «Chacho» combatía por el pueblo, por sus libertades y por los derechos que creía conculcados. Para sí no quería nada ni pidió nada jamás, en tiempo en que, por hacer con él la paz, el Gobierno le hubiera dado cuanto hubiera pedido. De aquí dimanaba principalmente el gran prestigio de que gozaba el «Chacho» y la cantidad de hombres que lo rodeaban.»


Eduardo Gutiérrez  (Buenos Aires, 15 de julio de 1851 — f. 2 de agosto de 1889) escritor argentino