Hoy ha muerto un señor...

Hace algunas Horas en este Blog se ha publicado un excelente articulo, el mismo -titulado "Hoy murió un escritor argentino"- es el que dispara esta rupestre reflexión:

Autor de algunas lineas memorables de una única obra, un escritor de obscuridades, pero no de las del desconcierto, sino de otras mas terrestres, de apenas unas obscuridades de luz apagada; ese fue -para mi- el tal Sábato.

Devoto de la idea de que la única obra de todos y cada uno de nosotros, somos -justamente- nosotros mismos, no puedo dejar de notar que el escritor que hace mención la nota anterior llevaba fallecido ya largos años, uno de esos confusos días de 1984, en los que se estaban escribiendo las "verdades" que nos llenarían la mamadera a mas de uno...

Este escritor (el que murió por aquellos años, no la cascara humana que lo sobrevivió) fue desde siempre un logrado constructor de personaje; quiso ser un físico dolido por los males de la ciencia, quiso ayudarnos a trazar una empatía con cierto asesino unitario tristemente celebre por asesinar la esperanza de todo un pueblo con una sola bala. Quizo también ayudarnos a trazar otra empatías con otros asesinos de similares calañas pero largamente abotagadas iniquidades (como lo muestra la foto de post anterior).

Esta dilatada construcción de personaje/escritor, como sucede muy a menudo, no tuvo por colofón un punto final (.) (hubiera sido correcto en su caso) sino a penas una coma (,) una coma precedida por esta inexorable frase que citamos:

“Durante la década del '70, la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda,”...

Después de esa coma el escritor dejo escapar su ultimo suspiro, la obra estaba terminada, desde entonces habitaría la casa de Santos Lugares un cuerpo anhelante de reunirse con su personaje.

Por eso es que finalmente deberé decir que el que murió es apenas un señor, huérfano del escritor que alguna vez fue; por eso es que este es mi homenaje...