lunes, 3 de septiembre de 2012

Susana Valle



Susana Valle, símbolo de la última resistencia peronista

Hace 6 años, el 3 de septiembre de 2006, moría Susana Valle, hija del general Juan José Valle, fusilado por Aramburu en 1956.

Por María Seoane

Tenía 70 años. Mantuvo viva la causa de su padre. Sufrió persecuciones.

Ninguna frase definiría mejor a Susana Cristina Valle como la que sentenció el gran lingüista e historiador búlgaro Tzvetan Todorov: "Somos memoria". Palabras que señalan el destino humano y, al mismo tiempo, la condición de esta argentina que acaba de morir a los 70 años y luego de una operación que derivó en una infección generalizada.

Susana Valle no fue cualquier memoria: su vida, su nombre y su muerte están asociadas a la turbulenta historia de la Argentina del siglo XX. Hija única del general peronista Juan José Valle y de Dora Cristina Prieto, nació en Avellaneda en 1936. No nació en cualquier cuna, en cualquier tiempo, en cualquier lugar. La familia Prieto era rica y conservadora, emparentada con el poder económico y político de la Capital. Susana Valle creció entre las sedas y el fraude en la década infame, llamando "tío" a un caudillo conservador como Barceló —hombre que hacía los trabajos sucios al régimen del presidente Agustín P. Justo— y estaba emparentado con sus abuelos maternos.

Pero también fue la hija tardía de Valle, que en los años 40 vira hacia el nacionalismo católico de los militares que sostendrán a Juan Perón en su meteórica carrera hacia el poder. En la década del 50, Susana Valle siguió el derrotero de su padre. Estudió en Avellaneda pero también en Suiza. Entonces, aprendió a vivir como una joven rica y a pensar como una militante peronista. A ser amiga de los hijos del poder —entre ellos, los Aramburu— y a ser mimada por Perón y Evita.

El derrocamiento de Perón en 1955 fue una tragedia colectiva pero también personal para los Valle. Porque el general comenzó a preparar la rebelión contra la dictadura de su antiguo amigo, el general Pedro Eugenio Aramburu. En junio de 1956, el mundo conocido por Susana Valle estalló definitivamente. El levantamiento peronista comandado por su padre fracasó, y fue fusilado en la Penitenciaría de la calle Las Heras por orden de Aramburu. Ella fue la última que lo vio antes de que fuera llevado al pelotón de fusilamiento.

Muchas noches debió haber leído la carta que le dejó su padre en la que la comprometía a ser, a partir de entonces, una militante "de la causa del pueblo". Desde entonces, a los 19 años, Susana Valle formó parte de la resistencia peronista.

"Estuve presa antes de tener la llave de mi casa", solía contestarle a su abuela materna. Susana Valle integró esos comandos y fue correo de Perón tanto desde Caracas como desde Madrid, cuando el líder exiliado enviaba instrucciones a la resistencia peronista. En los años 60, Susana Valle se fue transformando en un símbolo del peronismo. A fines de esa década, Susana Valle colabora con la formación de la guerrilla peronista, tanto de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) como de Montoneros. Su rol nunca sería militar sino político.

En 1974, integró la conducción del Partido Auténtico, una organización de superficie del Movimiento Peronista Montonero. En 1976, logró esconderse de la dictadura. En esos años, Susana Valle se casó. El ostracismo voluntario se interrumpió en Córdoba en 1978. El general Menéndez la mandó a prisión y la vigiló personalmente. Fue esposada a una cama de mármol en la morgue de un hospital, embarazada, y sometida a picana eléctrica, se le provocó el parto prematuro de mellizos: uno de ellos nació muerto y fue colocado sobre su pecho y el otro, que nació vivo, fue colocado lejos de su alcance pero a su vista, hasta que Susana lo vio fallecer. Hoy los mellizos descansan en la bóveda del cementerio de Olivos, junto a su abuelo general. Un año después tuvo a su hija, Soledad.


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