viernes, 19 de septiembre de 2014

John William Cooke




‘Nosotros no nos integramos al peronismo, el peronismo no es un club o un partido burgués al que uno puede afiliarse, el peronismo es fundamentalmente una experiencia de nuestro pueblo y lo que nosotros hacemos ahora es descubrir que siempre habíamos estado integrados a ella, en el sentido que está integrado a la experiencia de su pueblo todo hombre que se identifica con los intereses de los más’


John William Cooke
 (La Plata, 14 de noviembre de 1919 – Buenos Aires, 19 de septiembre de 1968)

martes, 16 de septiembre de 2014

ATILIO HIPÓLITO LÓPEZ





ATILIO HIPÓLITO LÓPEZ (1930 - 1974)

Nace en Córdoba, en 1930. Su segundo nombre hace presumir que proviene de una familia radical. Desde muy joven, milita sindicalmente, en el gremio del transporte. En 1952, egresa de la Escuela Sindical de la CGT. Poco después, pasa a desempeñarse como delegado de la Comisión Administrativa del Transporte Automotor (cata), puesto en el que se encuentra al producirse el golpe militar del 16 de setiembre de 1955. Sufre entonces su primera prisión y no bien recupera la libertad, se suma a "la resistencia peronista", brindándose entero en la lucha contra los usurpadores. Después de la disolución de la CATA –obra del interventor federal Rogelio Nores- redobla sus esfuerzos junto a otros compañeros para reorganizar el gremio.

En 1969, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) ya es uno de los gremios más combativos de Córdoba y como tal participa en el "Cordobazo", con Atilio a la cabeza. Dos años después, también tiene una decidida intervención en "el viborazo", que concluye con el gobierno reaccionario de José Camilo Uriburu, en Córdoba.

Muy querido por sus compañeros –para ellos, "El Negro"- interviene en 1971 en la unificación de la CGT local y el designado secretario general, llevando a Agustín Tosco, como adjunto. En las elecciones del 11 de marzo de 1973, el peronismo cordobés levanta la fórmula Ricardo Obregón Cano-Atilio López que, en segunda vuelta, derrota, el 15 de abril de 1972, a la fórmula radical Víctor Martínez-Felipe Celli. Integra así, jugando un rol importante, la oleada popular que pone término a la dictadura militar.

Alineado junto a los sectores más combativos de la izquierda peronista, recibe la crítica de la derecha del movimiento. El enfrentamiento se agudiza durante 1973 y hace crisis a principios de 1974. El 27 de febrero de ese año se insubordina el teniente coronel Antonio Domingo Navarro, jefe de la policía cordobesa, y logra apresar a Obregón Cano y a López. El gobierno nacional no repone a las autoridades derrocadas, sino que envía la intervención a la provincia, poniendo así fin a la experiencia de López como vicegobernador.

En los meses siguientes, dado que continúa recibiendo apoyo de los sectores gremiales combativos, especialmente de la UTA, el lopezrreguismo lo tiene en la mira, considerándolo uno de sus enemigos más peligrosos.

A mediados de setiembre de 1974, López viaja a Buenos Aires y se hospeda en el hotel "El Aldeano". El día 16, es secuestrado, junto a su asesor, activo militante del gremio, Juan José "el gordo" Varas, por un grupo comando de las Tres A. Los cuerpos sin vida de ambos son encontrados, poco después, en Capilla del Señor, Provincia de Buenos Aires.

Tenía 44 años y por esas ironías de la historia, lo asesinaron un 16 de setiembre. Lo recuerdan aún hoy sus compañeros y los sectores combativos de Córdoba, pero, en cambio, aquellos que sostienen que "todos los gremialistas son ladrones" no conocen de su honestidad, de su solidaridad y de su trayectoria, en permanente lucha y en defensa de sus compañeros y de su patria.



Copiado de los compañeros de:

domingo, 7 de septiembre de 2014

¡Presentes!



"No puedo sino pronunciar unas palabras de despedida para quienes fueron mis hermanos Carlos Gustavo y Fernando Luis, que eligieron el camino más duro y difícil por la causa de la dignidad del hombre. No podemos seguir con indefinición y con miedo, sin comprometernos. Recuerdo cuando con Carlos Gustavo hicimos un viaje al norte del país, y allí lo vi llorar desconsolado al ver la miseria y el triste destino de los hacheros. Fue fiel a Cristo, tuvo un amor concreto y real por los que sufren; se comprometió con la causa de la justicia, que es la de Dios, porque comprendió que Jesucristo nos señala el camino del servicio. Es un ejemplo para la juventud, porque tenemos que luchar para alcanzar la sociedad justa y superar el mecanismo que quiere convertirnos en autómatas. Que este holocausto nos sirva de ejemplo".

Padre Carlos Mugica

sábado, 6 de septiembre de 2014

Restauración conservadora Por Emir Sader




Restauración conservadora

Por Emir Sader


El fracaso del golpe militar en contra del gobierno de Hugo Chávez en 2002 dejó a la derecha latinoamericana prácticamente desarmada frente a la proliferación de gobiernos progresistas en el continente. Desde entonces sólo ha logrado recuperar a dos gobiernos –los de Honduras y Paraguay– mediante golpes blancos, frente a procesos que no lograban todavía consolidarse.

Pero hay muestras de procesos de recomposición de fuerzas conservadoras en países con gobiernos progresistas en el continente. Las amenazas a la continuidad en países como Brasil, Uruguay, Argentina, así como problemas enfrentados en Venezuela y, de forma distinta, incluso en Ecuador, apuntan a un fenómeno de ese orden.

¿En qué consisten esos intentos conservadores y cómo se dan?

Hay elementos comunes entre ellos: el rol desestabilizador de los medios de comunicación privados, con la fuerza que su control monopolista le propicia. Campañas de denuncias de supuestas irregularidades de los gobiernos, que sirven para debilitar su imagen frente a la opinión pública, así como para descalificar a Estados, gobiernos, partidos, política, como forma indirecta de ensalzar al mercado y a las grandes empresas privadas. Una acción que busca crear climas de pesimismo en el plan económico, de desánimo, de desaliento, que baje la autoestima de las personas. Sin esa acción del que funge como partido de oposición no sería posible ningún intento de recomposición conservadora en nuestros países.

En base a la fuerza que acumule ese tipo de acción, se busca proyectar candidatos que representarían la antítesis de los gobiernos progresistas, aunque tengan que reconocer éxitos de esos gobiernos, sobre todo en el área social, cuyos principales programas ellos dicen que van a mantener. Para lo cual necesitan caras jóvenes, “nuevas”, que representarían una renovación de la política y de los partidos, que ellos atacan todo el tiempo.

Sus caras pueden ser distintas –Marina Silva en Brasil, Luis Lacalle en Uruguay, Henrique Capriles en Venezuela, Mauricio Rodas (alcalde de Quito) en Ecuador, Sergio Massa en la Argentina–, pero todos intentan presentarse como “novedades”, personajes que renovarían la política. Todos tienen, por detrás, al gran empresariado y sus intereses mercantiles, en contra de los intereses públicos, de los derechos sociales conquistados en estos años. Tienen alianzas internacionales con Estados Unidos como su referencia central, en contra de las políticas de integración regional y de intercambios Sur-Sur.

La experiencia de Sebastián Piñera en Chile fue un primer intento de ese tipo, con un empresario de éxito en la esfera privada como supuesto mejor gobernante para el Estado. Su paso por el Ejecutivo demuestra cómo esas nuevas caras apenas reproducen los viejos programas de la derecha tradicional y terminan fracasando.

Significativamente, las alternativas que se presentan con alguna fuerza en los países progresistas están todas a la derecha de los gobiernos, confirmando que las fuerzas que dirigen esos procesos copan el campo de la izquierda y de parte del centro. Los grupos de ultraizquierda, en todos esos países, nunca han logrado conformar alternativas, dejando que ese rol sea jugado siempre por fuerzas de derecha.

Como no es posible el camino liso y llano de golpes militares al estilo de décadas atrás, la derecha se vuelca hacia los procesos electorales, con grandes maquinarias de publicidad, valiéndose además de los medios privados de comunicación como su arma esencial.

El éxito que puedan tener supone, siempre, errores de esos mismos gobiernos. El más destacado entre ellos es la no democratización de los medios de comunicación, lo cual permite a la derecha disponer de un gran arma de acción. Pero hay también errores en las políticas económicas, con sus efectos en las políticas sociales (bastión fundamental del prestigio y del apoyo obtenido por esos gobiernos). Asimismo, cuando fallan las políticas sociales, a veces también por el efecto de la inflación, se pierde apoyo popular.

En las elecciones de este y del próximo año, algunos de esos intentos conservadores se juegan todas sus fuerzas, como en los casos de Brasil, Uruguay, Argentina, dado que en Bolivia todo indica que esas fuerzas están derrotadas incluso antes de la fase final del proceso electoral, que debe llevar a la reelección de Evo Morales.

Brasil es un caso significativo, por la proyección que tiene el país en el plano internacional, así como por el peso de sus reservas energéticas para su futuro. La candidata originalmente ecologista se proyecta como la nueva derecha, que ataca directamente la política externa de Brasil, así como el peso de sus descubrimientos hidrocarburíferos, y propone la tradicional tesis de la derecha de la independencia del Banco Central, apoyada por todos los medios privados.


La forma en que las fuerzas progresistas pueden neutralizar esos intentos conservadores disfrazados de “nuevos” es avanzando en la democratización de los medios de comunicación, así como hacer las readecuaciones en los políticas económicas y sociales, no para retroceder sino para avanzar en el camino victorioso en América latina, en que los procesos de integración tienen que ganar, finalmente, la prioridad siempre anunciada, pero nunca asumida efectivamente por sus gobiernos. Es el camino del desarrollo económico con distribución de renta, del rol protagónico del Estado y la prioridad de la integración regional y los intercambios Sur-Sur.