martes, 21 de diciembre de 2010

Jerarquias


Un joven y aun agorilado Julio Cortázar escribió hace muchos años un cuento tan pero tan gorila que logro conmover al decano escriba del gorilismo, Georgie, quien se puso a su disposición de inmediato, abriéndole las puertas de un camino que (sabiamente) aquel joven decidió no transitar; perdiendo un lugar en el panteón de las elites y ganando uno mucho mas valioso en la historia del pueblo.

“Casa tomada” ponía el acento en cuestiones muy intimas de aquel patriciado en decadencia que venía a ser enterrado por el “aluvión zoológico” del que somos nietos. Seres de aplomadas opulencias que de golpe se empezaron a ver rodeados en todos sus ámbitos por la chusma cuyo ascenso social incontenible, día a día los equiparaba con las castas superiores, desdibujando fronteras en las que tan seguros se sintieran durante tantos años…

“Casa tomada” da cuenta del desconcierto de ese patriciado frente al peronismo, frente a los avatares del ascenso social que proponía el peronismo. El peronismo, cuya aparición promovió la existencia de nuevas clases sociales: industriales y burgueses, una clase media que incluía, medianos comerciantes, pequeños empresarios, obreros y trabajadores dignificados y mil otros actores que vieron la luz durante el peronismo.

Así como no podían ver en la patria más que la teta de la que profusamente mamaban desde inmemoriales épocas, no podían ver en sus hermanos más que competidores para esas muchas pero nunca suficientes tetas…

Pero la patria no es una vaca, ni un conjunto de tetas, y si en algo se parece a una madre es en su afán de ser para todos, y mucho mas la patria argentina, la nuestra, que de puro tetona nunca quiso ni educo a sus hijos pa dejar a nadie afuera.

Hoy los profetas del odio se reclaman peronistas, ¡vaya pretensión!!!, azuzan a una jauría criada en los palazos de los 90` para que vayan a morder a quienes son sus hermanos, para que desconozcan lo que enseña –ya no el peronismo- sino su propia historia, de laburantes abusados, de lucha fervorosa por la igualdad, por la AMPLIACION DE CIUDADANIA, por esa ciudadanía que les negaban los burdos oligarcas que describía Cortazar, y que les sigue negando este nuevo niño bien, que en plan de posmoderno ya no sale el a laburar la vieja disciplina del pogrom, como sus antecesores de la Liga Patriótica, sino que lo terceriza en 50 o 100 infelices que compran a diario la bosta fascista que se empeña en vender, y que gerencia a través de conciencias de alquiler como la ese arquetipo de peronista hecho a medida del gorilismo que es Christian Ritondo.

Alta cuna tiene este espantajo eterno del gorilismo que devino en la pesadilla de la “casa tomada”, y una historia muy larga e intrincada, la de una de las zonceras mas rudas y crueles que se han podido acuñar en las obscuridades de nuestro inconsciente colectivo.

Y como ayer pasaba con las taras de Europa, efusivamente repetidas por nuestra añeja oligarquía, hoy un sector de nuestra sociedad, un sector que paradójicamente debe su bonanza a los buenos oficios del peronismo, que exhibe y se gloria de esta vieja tara de nuestra oligarquía, copiándola como una pilcha de la salada copia a un original de Coco Chanell.

Pero sepamos que a poco de empezar a desalojar esta “casa tomada” los irritados defensores de la propiedad y la nacionalidad van a empezar a subir en las lista de los enemigos de una derecha que engorda absorbiendo a los mismos que profundamente odia.

Diremos aquel día junto a Bretch: “…ahora me vienen a buscar a mi…”