En la madrugada del 4 de julio de
1976 fueron asesinados los sacerdotes de la comunidad palotina de la parroquia
de San Pa¬tricio, en el barrio de Belgrano R. de la capital federal, Alfredo
Leaden, Pedro Duffau y Alfredo Kelly y los seminaristas Salvador Barbeito y
Emilio Barletti.
El P. Leaden, de 57 años, era
delegado de la
Congregación “So¬ciedad del Apostolado Católico, fundada por
San Vicente Palotti; el P. Duffau, de 65 años, era profesor; el P. Alfredo
Kelly, de 40 años, era director de catequesis en Belgrano y profesor en el co¬legio
de las Esclavas del Santísimo Sacramento; Salvador Barbeito, de 29 años, era
seminarista, profesor de filosofía y sicología y además rector del colegio San
Marón; y Emilio Barletti, semina¬rista y profesor.
La noche del crimen personas del
vecindario vieron un automó¬vil Peugeot negro largamente estacionado frente a
la parroquia, con cuatro hombres adentro y también un patrullero que se detu¬vo
frente a ellos y luego se alejó.
Las primeras personas que a la
mañana ingresaron a la parroquia encontraron sobre las paredes y una alfombra
leyendas que des¬pués fueron retiradas. Las mismas decían: “Así vengamos a
nues¬tros compañeros de coordinación federal” (en cuyo comedor se había
colocado hacía pocos días una bomba) y “Esto pasa por en¬venenar la mente de la
juventud”. De la parroquia desaparecieron objetos y papeles.
La comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal
envió el 7 de julio de 1976 una carta a la junta militar, “sobre el
incalificable asesinato de una comunidad religiosa”, con las exculpaciones de
siempre. Pero no exigió una investigación ni aportó los elementos de prueba que
constaban en la curia de Buenos Aires y en la nunciatura. Por el contrario, al
igual que en los casos de Angelelli y Ponce de León, impuso silencio. El
cardenal Aramburu demoró hasta 1978 la ordenación del seminarista sobreviviente
Roberto Killmeate y le prohibió pronunciar sermones hasta 1.982.
Fuente: Iglesia y Dictadura de
Emilio F. Mignone
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