“Periodismo militante” una frase
que usó Rodolfo Walsh hace 40 años
Rodolfo Walsh
por José Luis Ponsico
11 enero, 2012
El escritor Rodolfo Walsh viajó a
Mar del Plata el 7 de junio de 1971 para dar una charla en el Día del
Periodista, donde dejó su impronta, al lanzar la frase de “periodismo
militante” para referirse al compromiso literario y político del hombre de
letras. Aquella fue la reflexión anticipada en cuatro décadas al gran debate
que se instaló hace tres años por la Ley de Medios Audiovisuales del gobierno
nacional.
“Compañeros, estamos bajo una
dictadura que tiene plazo fijo -dijo-. Las patronales periodísticas no se
equivocan en las relaciones con el poder. Eso sí: los dueños de los medios no
son periodistas salvo excepciones -por entonces, Jacobo Timerman era una- y
apenas si alguna vez redactaron una carta a la novia”, subrayó en forma
irónica.
Walsh, invitado por el titular
del sindicato de Prensa marplatense, Amílcar González, expuso ante un centenar
de militantes políticos y de periodistas en la antigua sede del club Racing. El
concepto que adquirió enorme dimensión 40 años más tarde fue la del “periodismo
militante”, en alusión por descarte a las empresas, de las que aseguró que son
corporativas y tienen entre sus filas formadores de opinión “propios”.
“Debí pasar a la clandestinidad
bajo el nombre de Francisco Freyre y dando vueltas con varios capítulos
escritos que nadie quería publicar”, comentó aquella vez. “Recuerdo haber
reproducido el testimonio del comisario inspector Rodolfo Rodríguez Moreno,
indagado por el juez a partir de la investigación periodística”, puntualizó.
Walsh aludió al “periodismo
militante” durante un discurso memorable ante cientos de allegados al
“peronismo combativo” y de colegas del gremio local -entre los que se
encontraba este cronista- que se sorprendieron por la definición de “periodismo
comprometido”, basado en la experiencia por la investigación del libro
“Operación masacre”.
Rodolfo estaría cumpliendo 85
años. Nacido en Lamarque, 9/1/27, interior de Río Negro, su familia se radicó
en Choele Choel y cuando pasó por Mar del Plata, en 1971 ya era una celebridad.
La exposición la hizo en su calidad de personalidad literaria y política. Los
que asistieron a la charla se sintieron “tocados” por las definiciones
profesionales y políticas.
La invitación para brindar la
conferencia magistral la formuló Amílcar González, amigo de Walsh y admirador
de su obra, por el estilo y la calidad narrativa. El visitante no quiso que le
mandaran pasajes de avión. “Voy en “El Cóndor”, el sindicato de ustedes hace
todo a pulmón”, dijo.
El libro “Operación masacre” fue
una brillante investigación política -quizá la más leída por la generación del
autor-, que dejó a la intemperie a la Justicia en tiempos de la “Revolución
Libertadora”. Walsh llegó a las 8, pero estuvo dos horas en un café contando
los avatares de la investigación a Enrique Muñiz.
La descripción de la tragedia
giró en torno a los civiles (militantes peronistas) fusilados el 10 de junio
del ’56 bajo ilegal aplicación de la Ley Marcial.
Walsh, por entonces de 28 años,
era un autor poco conocido de novelas policiales, sin militancia política, que
trabajaba en una editorial de La Plata. Los episodios lo convirtieron en un
investigador político apoyado en su talento literario.
En diciembre del ´56, durante una
tarde calurosa en pleno centro de La Plata, un amigo se acercó al escritor y en
medio de una partida de ajedrez, lo impactó con una revelación. “Conozco un
fusilado que vive”, le dijo. Walsh debió abandonar el tablero.
“Rodolfo -le dijo-, se llama Juan
Carlos Livraga y vive pegado a la casa de mí hermana”, siguió ante la azorada
mirada del autor de “¿Quién mató a Rosendo ?”. Todo lo que vino después fue
fruto de la dedicación y el compromiso puesto al servicio de la justicia y de
su obra más conocida.
El magistrado Bernardino Hueyro
realizó la investigación judicial y constató con testimonios de damnificados y
familiares de víctimas de fusilamientos a civiles (militantes peronistas) en
las jornadas del 9 y 10 de junio. La clave: no les correspondía la aplicación
de la Ley Marcial.
Para Walsh, con el expediente del
doctor Hueyro, centenares de fojas, declaraciones, caía medio gobierno militar
de Pedro Aramburu e Isaac Rojas. Ahí es, entonces, cuando aludió en la
conferencia marplatense al capítulo de la Justicia “Ciega”.
Desmitificó a la eminencia del
derecho penal argentino, Sebastián Soler, quien puesto a dirimir sobre la
investigación del juez Hueyro -tomada en base por la doctrina penal- declaró la
“incompetencia” del magistrado y produjo dictamen a favor de la Justicia
militar. Zafaron todos.
En el`76, las coordenadas de
Walsh y González volvieron a unirse en plena dictadura militar. Ni camaristas,
ni jueces de primera instancia, ni los fiscales y también mayoría de los
abogados “profesionalistas” hicieron nada para impedir las desapariciones ni el
baño de sangre. Centenares de hábeas corpus a favor de los presos políticos
fueron ignorados. Se presentaron trescientos en Mar del Plata, ninguno fue
respondido.
Mar del Plata asistió a decenas
de operativos paramilitares, incrementados con el apoyo de la Policía
Bonaerense. Esa organización criminal en un par de años arrasó con más de dos
centenares de jóvenes militantes políticos y universitarios, todos llevados a
la muerte.
Amílcar González fue uno de los
primeros secuestrados, el 25 de marzo. Torturado, dado por muerto, alojado en
la seccional Cuarta de la Policía, sobrevivió. Preso político durante dos años,
pudo salir del país en abril del´78. Vivió exiliado en Venezuela.
En abril 2001, Tribunal Oral
Federal, brindó un testimonio inolvidable. Entre tantas cosas puso de
manifiesto la “indiferencia” de la Justicia marplatense ante el horror que se
vivía en pleno régimen militar. Su declaración generó una fuerte polémica.
Walsh, versión 1957.
Entre las cuestiones que se
ventiló ante la Cámara Federal local estuvo el episodio no muy conocido de la
llegada del temido general Ramón Camps a Mar del Plata, donde se reunió con los
camaristas y les hizo saber “las reglas del juego”, evocó Amílcar, fallecido en
junio 2004. (Télam)
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