PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA
NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DE CONMEMORACIÓN DEL 197°
ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA, EN LA CIUDAD DE SAN MIGUEL
DE TUCUMÁN
Muchas gracias, muchas gracias a
todos y a todas. Muy buenos días o buenas tardes, porque todavía no hemos
comido.
Señor Gobernador de la provincia
de Tucumán; señor Vicepresidente; querida Bety; señores gobernadores de las
provincias de Jujuy, de La Rioja, de Salta, de Santiago del Estero; Madres,
Abuelas, querida Susana Trimarco que también nos acompañan.
Ayer no más, en una escuela rural
del Gran Buenos Aires, entregábamos a un alumno de una secundaria pública
argentina, la computadora número 3.000.000 y antes, los profesores nos habían
brindado, con motivo de este próximo 9 de Julio, una breve clase de historia, a
través de la computadora, acerca de cuántas provincias habían concurrido a este
Congreso en 1816, cómo se conformaba la patria, por qué no había venido
Corrientes y otras provincias que integraban los pueblos libres del Sur
liderados por Artigas.
Y yo dije: ¡Qué bueno mañana 9 de
Julio, qué bueno poder ver y conocer esa historia, comparar aquella situación,
aquel mundo, aquella patria que teníamos en 1816, lo que pasó en estos casi 200
años y lo que está pasando hoy aquí en la Argentina, en nuestra región y en el
mundo!
Me encanta ver ese grupo de
chicos y chicas pintadas las caras con las banderas de las patrias
latinoamericanas, ahí vemos a Colombia, Venezuela, Cuba, la Argentina,
Paraguay, Uruguay, Chile...
Y decirnos por qué, qué pasaba
que se conformó aquel Congreso de 1816, había que apurar la declaración de la
independencia. Porque lo que parecía un mundo diferente, con la caída de las
monarquías, volvía a restaurarse, había sido vencido Napoleón Bonaparte y se
restauraban todas las monarquías y el colonialismo de vuelta en la vieja
Europa.
Luego siguió la historia donde se
dividió, a partir de las grandes potencias del mundo, el trabajo. ¿Cuál iba a
ser lo que iba a ser lo que va a hacer cada región? Hubo luchas en los
distintos países de las Américas, para ver qué rol cumplíamos en la economía
mundial.
Y aquí, mal que le pese a quién
le pese y la historia oficial, ganaron los que pensaban que la Argentina, allá
en 1852, 1853 cuando Rosas es derrotado, ganaron los que creían que la
Argentina debía ser solamente proveedora de materias primas sin elaboración,
sin valor agregado, con gente ganando dos mangos en el campo, sin operarios, sin
trabajadores, porque las grandes potencias se habían asignado el rol de
industrializar ellas en sus países, esas materias primas que por pocos pesos se
llevaban de aquí, nuestros recursos naturales, renovables y no renovables, lo
minerales y los cereales, la carne y acá, una Argentina para pocos.
Pero aquel mundo donde Londres se
proponía como el gran taller del mundo y nosotros, y cuando hablo de nosotros
no hablo de Argentina, hablo de Argentina, hablo de Chile, de Uruguay, de Perú,
de Paraguay, de Bolivia, de Colombia, de Venezuela, energía, minerales,
cereales, materia prima. Eso fue también el pacto Roca-Runciman allá por el 30
y pico, en la gran crisis del 30.
Mientras tanto, en otro país,
casi al mismo tiempo que acá era derrotado Rosas, un poco más tarde allá, en el
gran hermano del Norte, ganaba Abraham Lincoln, abolía la esclavitud y se decía
que la gran potencia del Norte iba a ser la gran industrializadora. Ese era el
desarrollo y esa era la división que se mantuvo y se mantiene.
Pero hoy, hay un nuevo mundo y
estamos frente al mismo dilema, se han invertido los roles y con la aparición
de grandes potencias en cuanto a cantidad de gente que demanda comida y
alimentos, allá en China, India y todo el Sudeste Asiático, las materias primas
han vuelto a tener un rol preponderante. Pero, por favor, no nos creamos que
hemos ganado esta batalla. Al contrario, se está perfilando un nuevo mundo y lo
estamos viendo en algunas cosas que pasan en los países de la región, que en
estos años hemos crecido gracias a la industrialización, al valor agregado, a
la administración del comercio, al desendeudamiento al que nos tenían sometidos
esclavos con las políticas del Fondo Monetario Internacional.
Néstor Kirchner recibió un país
con un endeudamiento de más del 160 por ciento de su PBI, con 25 por ciento de
desocupados, con fábricas cerradas, con todo que se importaba. Hemos dado en
esta década una larga y dura batalla cultural y de opinión, porque nos decían
que esto no podía durar, que no íbamos a ser capaces de desarrollar nuestra
propia industria, que íbamos a generar nuestra propia fuente de financiamiento,
que íbamos a pagar pero no a costa del pueblo, sino con el pueblo incluido a
través de la educación, la salud, las jubilaciones.
Pero ahora también, como en 1816,
estamos ante una nueva configuración mundial. Claramente hay un intento que
puede visualizarse a través de las políticas de que nosotros, la América del
Sur, gran productora de energía, de minerales, de alimentos, de commodities
vuelva a ser esa proveedora de commodities y se trasladen las grandes fábricas
o factorías, allí donde hay miles y millones de personas dispuestas a trabajar
por mucho menos salario del que se paga aquí en la región.
Y ya las grandes potencias no
necesitan que sus fábricas estén allí donde ellos están. Al contrario, les
basta con dominar la ciencia, la tecnología que es lo que va a determinar el
valor agregado, no la mano de obra, porque antes los explotaban, ahora los
excluyen, son dos modelos históricos y momentos históricos sumamente
diferentes.
Los gobernantes de los pueblos de
la América del Sur, que hemos dado batalla en esta década incluyendo a millones
de compatriotas, tenemos el deber de mirar lo que está pasando y unir nuestras
fuerzas, porque también van ellos a querer manejar, como de hecho lo están
haciendo, las finanzas. Se reservan entonces, la crema del valor agregado, la
administración de los recursos que genera el trabajo mundial y quieren volver a
una nueva configuración del mundo.
A mí la verdad que cuando yo
escucho algunas discusiones y algunas opiniones aquí, de dirigentes de otras
fuerzas, inclusive de dirigentes empresariales hablando de lo pequeño y no
dándose cuenta de lo que está pasando y de lo que tenemos que hacer para que no
vuelva a pasar, siento que por momentos me corre frío por la espalda. Me corre
frío por la espalda cuando fui el otro día a Bolivia y vi que un presidente
hermano había sido detenido durante 13 horas como si fuera un ladrón; me corre
frío por la espalda cuando nos enteramos que nos están espiando a todos a
través de sus servicios de informaciones en Brasil.
Hoy venía leyendo aquí y del otro
lado, dentro de mi propio país, sólo escucho silencio. Me acuerdo cuando
quisieron montar una suerte de escandalete como que había una suerte de
espionaje de la Gendarmería, Proyecto X, inexistente, se armó un lío. Ahora
resulta que se enteran que nos están espiando desde el Norte y nadie dice nada.
¡Claro, es mucho más cool la CIA que un gendarme! Entonces pareciera que nadie
dice nada.
Yo espero que ahora en la reunión
del MERCOSUR, este próximo viernes, los presidentes tengamos un fuerte
pronunciamiento y pedido de explicaciones ante estas revelaciones que, en
realidad, más que revelaciones son confirmaciones que teníamos de lo que estaba
pasando.
Por eso, frente a todo esto,
frente a este mundo diferente y complejo que se avecina, teniendo en cuenta lo
que recién José mencionaba y que todos ustedes conocen, todos los logros de los
millones de puestos de trabajo, de los convenios salariales, de ese Consejo del
Salario Mínimo, Vital y Móvil que se reúne desde el año 2003 invariablemente
todos los años para fijar el salario mínimo de cada trabajador argentino,
frente a las universidades, 48 universidades nacionales, 9 fundadas en esta
década que permiten que los pibes puedan estudiar sin tener que abandonar casa
y trabajo, frente a la salud, esta salud que hemos recuperado...
Estuve hace pocos días
inaugurando aquí en esta querida Tucumán, que alguna vez la mostraron como
capital de la desnutrición infantil, como hicieron con Santa Fe también ¿se
acuerdan con los gatos?, que decían que los santafecinos comían gatos, esas
humillaciones que nos armaban mediáticamente para hacernos sentir que éramos
una porquería y que no servíamos para nada, porque ese es el objetivo, bajarnos
el ánimo, sentir que no somos capaces de ser libres, de ser dignos, de ser
mejores. Lo que no nos perdonan en el fondo, es haber levantado la autoestima
del pueblo argentino, eso es lo que no nos perdonan, de haberlos hecho un
pueblo alegre y con derechos, eso es lo que les da rabia.
Y entonces, cuando decía de la
salud cuando inauguré aquí el hospital maravilloso, cuando tendemos ese
calendario con 16 vacunas obligatorias, algunas que no se dan ni siquiera
gratuitamente en los países más desarrollados.
Cuando hablamos de nuestros
viejos incluidos, casi 3 millones de jubilados que estarían a la vera de Dios,
sino hubiéramos incluido a los que habían sido despojados de sus derechos, o
esa movilidad jubilatoria.
Todos me dirán qué va a pasar,
cuáles son los instrumentos entonces en esta etapa que se avecina en lo mundial
y en lo regional. No tengan dudas, acuérdense de estas palabras y de este 9 de
Julio: ese es el mundo que se está planteando y que nos quieren imponer, volver
a reprivarizar nuestras exportaciones, volver a ser grandes productores de
materia prima con poco valor agregado. Y vamos a dar batalla, porque vamos a
profundizar este modelo de Estado, de inclusión, de valor agregado, logrando
mayor competitividad y también peleando por la unidad regional.
¿Qué hacemos entones? ¿Cuál es el
instrumento más poderoso que hemos logrado los argentinos en esta década
reconstruir además de la autoestima? El Estado, que es el gran reparador y el
gran constructor y junto al sector privado, para la ayuda, para el crecimiento;
el Estado que necesita de sus 3 poderes, de un Poder Ejecutivo que en estos 10
años ha administrado el comercio ayudando al empresariado nacional y a la banca
nacional como nunca antes nadie lo había hecho.
Vamos a hablar claro, argentinos:
hasta el año 2003 y basta mirar los números, la posición dominante en el sector
financiero, era la banca extranjera. Hoy es la banca nacional y los banqueros
son los mismos, no es que vinieron algunos más inteligentes. Lo que vino es un
Estado que desarrolló la industria nacional que les permitió a ellos desplazar
en el ránking a la banca extranjera y ser hoy más importantes. Lo digo por si
hay algún banquero distraído que no se da cuenta.
Lo mismo pasa con los
industriales, con los empresarios, con los comerciantes y, además, también,
como los políticos, podemos salir a la calle, no como en el 2001 que cuando
identificaban a un empresario, a un banquero o a un político lo corrían para
paliarle y pegarle. Esa es la Argentina que hemos reconquistado.
¿De qué se trata entonces? De un
Estado que desde el Poder Ejecutivo...Acá me alcanzan algo porque me estaba
olvidando de algo.
De que aún, en este mundo que se
derrumba, donde se caen todos los precios internacionales, hemos logrado un
crecimiento de la actividad económica abril contra el mes de abril del año
pasado, de un 7 por ciento; la construcción, creciendo al 7,7 por ciento y el
superávit comercial del mes de junio contra junio del año pasado, aumentando un
26 por ciento, 4.944 millones de dólares a mitad de año. Y eso que hay algunos
que creen que guardándose un poco de la cosecha nos van a correr. Temo decirles
que no nos van correr, no nos van a correr ni me van a hacer tomar decisiones
equivocadas, porque antes está la patria. Y en el fondo, luego terminan dándose
cuenta, siempre un poco más tarde. Porque tener plata no te hace más
inteligente, ¡eh!, guarda, guarda, no te hace más inteligente. Es más, muchas
veces cuando tenés tanta, no te dás cuenta y te mandás alguna macana.
Por eso, digo que es necesario
tener inteligencia para esta etapa y comprender que en la figura del Estado,
como gran constructor de las políticas económicas, sociales, reconocer algo muy
importante para ayudar a desarrollar aún más el sector privado.
Y ese Estado, no es solamente el
Poder Ejecutivo, ese Estado también es el Poder Legislativo que requiere de
hombres y mujeres que cuando toman decisiones, más allá de las lógicas
ubicaciones partidarias, lo hagan pensando en los intereses de la República Argentina,
de la patria y no en lo que le marcan o le dictan desde una agenda corporativa
que ni siquiera es económica sino apenas mediática.
Esto no significa renunciar al
legítimo y necesario juego de oposición y oficialismo. Pero miren lo que pasa
en ese gran país del Norte, a ver si encuentran algún legislador que fuera de
su país hable en contra de su propia patria o de las autoridades de su país.
No, no, no, no comen vidrio, son
estadounidenses pero no comen vidrio. Saben que los intereses de su país están
antes que los intereses de cualquier otra cosa. ¿Por qué –sobre todo algunos
que tanta admiración le tienen- no los imitan un poco más en esto de defender
los intereses del país? Por eso decimos que tenemos que aliviar ese Estado.
Y también hay otro estadio y otro
poder que es el Poder Judicial que también, sin renunciar a la independencia
que tienen que tener los tres poderes, de lo que no se puede tener
independencia es de los intereses de la Nación y del pueblo después de todo.
Por eso, fortalecer el Estado, no
es fortalecer un gobierno ni un partido. ¿Y saben por qué? Porque nadie es
eterno ni lo quiere ser en el gobierno ni ningún partido es eterno.
Lo que debe ser permanente, lo
que debe ser para siempre, es nuestra patria, la Nación argentina, la República
Argentina. Esto es lo permanente y lo que debe movilizar y unificar todos los
esfuerzos de empresarios, de comerciantes, de docentes, de estudiantes, de
gobernantes para poder sostener este crecimiento.
Momentos difíciles, lo sabemos
también aquí en Tucumán para los pequeños productores azucareros, aquellos de
menos de 15 hectáreas. Sí, sabemos que hay productores muy pequeños...
Hoy también queremos anunciarles,
Gobernador, que he dispuesto que el ministerio de Agricultura y Ganadería, junto
con el de Economía y usted como progobernador, conformen una unidad y destinar
a esa unidad 60 millones de pesos para que los más...tenemos aproximadamente
aquí en Tucumán, no pasa lo mismo en Salta y en Jujuy donde las producciones
son más grandes, aquí tenemos aproximadamente unos 6.000 pequeñísimos
productores de menos de 15 hectáreas, el precio del azúcar internacional se
vino en picada, los precios internacionales están por el suelo.
Hoy es más sustentable para la
industria azucarera el precio interno que el precio que se paga afuera. Que se
notifiquen y lo vamos a sostener a partir de estas políticas y de la
administración de comercio. Lo sabe la industria azucarera que,
además,...producción que ha tenido y vos lo sabés José y lo sabe todo tucumano
o jujeño o salteño medianamente bien informado, vamos a ayudar a los pequeños
productores.
Lo único que pedimos es agilidad,
no burocracia y transparencia para que llegue a quien realmente lo merece y lo
necesita para sostener la producción y el sustento familiar. Casi agricultura
familiar.
Pero, ¿saben por qué podemos
hacer eso? Esto no es porque uno patea la baldosa y sale la plata. No, para
nada. ...Comercio, eso que a muchos le molesta y nos permite tener superávit
comercial en dólares. Porque tenemos, además, política crediticia del Banco
Nación, no ya para las megaempresas, sino para las pequeñas y medianas
industrias y es lo que queremos seguir sosteniendo.
Porque, además...Son los pibes,
Moreno, no es cualquier cosa. A veces los pibes, que no tienen filtro,
entienden mucho más que otros u otros se hacen los desentendidos porque tienen
intereses. En fin, no sé cómo será la cosa. La cosa es que hay bastantes que se
hacen los tontos. No es que sean tontos, se hacen nada más.
Pero, bueno, además, de lo que
hemos realizado, como vos decías José, con la reforma de la Carta Orgánica del
Banco Central, que nos permite afrontar con nuestras reservas el pago de la
deuda y también, disponer que parte del dinero que tienen depositado los
bancos, un 5 por ciento apenas, sea destinado para préstamos para la producción
del sector privado. Que también debe comprender la etapa global y regional que
están viviendo. Sobre todo, algunos te refregaban muchas veces por la cara
algunos ejemplos de otros países que parece ser no eran lo que eran, y no es
que seamos mejores ni peores que nadie, acostumbrémonos a no compararnos con
nadie; acostumbrémonos a ser lo que somos nosotros, a guiar las políticas que
nos convienen y las que son más convenientes para los millones de argentinos.
Yo quiero decirles también desde
esta capital de la independencia argentina, que así como no va haber
trabajadores independientes en un país dependiente, tampoco va a haber grandes
empresarios ni grandes financistas si no logramos sostener el modelo.
En todo caso, en esta etapa tan
particular del mundo de la región, si antes se la llevaban en pala, ahora a lo
mejor la tienen que recoger en alguna cuchara sopera. Pero igualmente, me
parece que hay poner un poco de sentido común.
No pido generosidad, no pido
sentimientos, estamos hablando de economía y yo también soy fría cuando hablo
de economía y de intereses.
Pido, simplemente, inteligencia
para entender lo que están queriendo hacer, no solamente con la Argentina, sino
con la región. Y como todos tienen muchos intereses aquí, otros tienen otros en
otras partes también, pero sepan que esas cosas también pueden desaparecer de
un momento para el otro.
El otro día, estaba mirando una
película que te enseña un poco cómo otros construyeron su historia. Una
historia...la de Lincoln, aquel maravilloso presidente norteamericano que
abolió la esclavitud. No la hizo Fidel Castro, la dirigió Steven Spielberg, así
que...y cuenta cómo durante la segunda presidencia de Lincoln obtuvo la décimo
tercera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, la que abolía, nada
más ni nada menos, que la esclavitud.
Mírenla, vean cómo se negociaban
los votos de aquella reforma que abolía la esclavitud. Maravillosa, eh, estamos
hablando de una ley ejemplo en el mundo que dividió en un guerra civil a ese
país donde, afortunadamente, vencieron los que querían a las industrias y a los
negros trabajando en las fábricas y comprando camisetas y no con grilletes
recogiendo algodón en el Sur.
Nosotros tuvimos una suerte
diferente, pero ahora que volvimos a retomar el manejo de nuestra economía;
ahora que la decisión volvió a ser nacional, tomada aquí; ahora que hemos
logrado desendeudar al país, cuando vemos cómo Europa se derrumba frente a
deudas impagables; ahora, queremos un gobierno que siga ampliando derechos a
los trabajadores, a los jóvenes, a los ancianos, a los estudiantes.
¡Por qué no poner todos el hombro
para que esto siga para adelante! No es mucho lo que se está pidiendo. Es
simplemente volver a construir los cimientos de esta segunda independencia que
logramos y saber que además lo tenemos que hacer junto a nuestros hermanos de
la América del Sur.
Porque fue, precisamente, la
unidad de los pueblos de la América del Sur, la que permitió la emancipación de
Chile, de Perú, de Bolivia, de Colombia, de la Gran Colombia, como le gustaba
decir a Chávez.
Hubo hombres que lo vieron en el
siglo pasado, esos tres grandes de la historia: Kirchner, Chávez y Lula, vieron
que la unidad de la región era imprescindible.
Es imprescindible, entonces, que
los trabajadores comprendan este momento histórico; es imprescindible que los
empresarios también lo hagan. El Gobierno, lo saben muy bien, porque cada vez
que han estado en problemas algún sector, cada vez que ha sido necesario
establecer políticas para defender lo nacional, lo hemos hecho.
Dentro de poco, estaré en la
hermana provincia de Jujuy reabriendo el ingenio La Esperanza. Vuelve a
reabrirse el ingenio La Esperanza y vamos a estar allí. Ya se encendieron las
calderas, tengo entendido Gobernador; hoy, 9 de julio, se acaban de encender
las calderas del ingenio La Esperanza. Van a comenzar pronto a andar los
trapiches y nuevamente...
Pero tenemos que saber y tienen
que saber productores y empresarios que vamos a necesitar agregar más valor al
azúcar, porque del azúcar, si no, nos van a manejar el precio desde afuera, es
un precio que no lo podemos poner nosotros y con la sobreproducción que
tenemos, no tenemos otra salida que agregarle...y lograr alconafta a través de
esa caña de azúcar. Ahí está la clave y ahí vamos a poner la inversión. Ese es
el camino: frente a cada problema tiene que haber una solución y una propuesta
y un camino para salir.
Podría hablarles de
generalidades, podría hablar, como siempre digo, de los colores, de los
pececitos, pero a mí no me gusta, no puedo, no me da ni el estómago ni el
corazón para esas cosas. Yo necesito abordar los problemas que tenemos en serio
los argentinos.
Y estoy viendo hoy una
sobreproducción de azúcar y vamos a producir más azúcar; necesitamos, entonces,
hacer toda la inversión necesaria para que esa azúcar se transforme en
alconafta, agregarle mayor valor, generar más trabajo. Nos va a exigir también
acuerdos con la industria automotriz, que ha ganado y gana mucho dinero también
en la República Argentina, y complementarnos, además, con nuestros hermanos del
Brasil.
Estas son las cosas que tenemos
que discutir los argentinos. Pero, primero, para discutirlo, hay que saberlas.
Porque si uno no sabe lo que pasa y solamente cree que lo que pasa es lo que
aparece en la televisión o lo que lee en un diario, estamos fritos y estamos
sonados. Y este es uno de los problemas que tenemos para poder abordar los
grandes temas que demanda nuestra sociedad.
Por eso, en este 9 de julio,...me
hace acordar a otro 9 de julio, para terminar, estaba más frío todavía, 2007.
Él estaba junto a mí, había como una llovizna, había nevado en todo el país,
hasta en Buenos Aires...
Siempre va a estar mientras haya
un joven que levante sus banderas; siempre va a estar mientras haya un obrero
que recuerde que recuperó su trabajo; siempre va a estar mientras haya un
argentino, un niño que volvió a la escuela para aprender y no para comer. De
eso estoy segura.
Y me hace acordar también a otro
9 de julio del 2009, cuando desde aquí de Tucumán lancé la reforma política,
reforma política que hoy permite que todos los partidos políticos, todos,
tengan la misma oportunidad en la televisión, en la radio y en la publicidad.
Esa es la verdadera democracia, porque antes lo podían hacer únicamente los que
tenían plata.
Hemos logrado la verdadera
transformación, hoy todos acceden gratuitamente a los grandes medios para
hacerles conocer sus propuestas a la sociedad. Eso es democratizar para que la
gente pueda elegir y escuchar, porque de eso se trata la vida y la política: de
elegir y cuando elegimos no es que tenemos que elegir entre el Arcángel San
Gabriel y un candidato. No, tenemos que elegir entre candidatos que todos
conocemos, porque además son siempre los mismos, con distintos nombres, con
distintos disfraces pero son siempre los mismos.
Entonces, creo que esta
oportunidad maravillosa que significa la reforma política, y que nos falta la
otra reforma la que queremos hacer, la democratización de la Justicia para que
también, y ahí está Susana Trimarco, testimonio vivo de que se necesita
reformar la Justicia en la República Argentina. Que nadie me venga a hablar de
seguridad si antes no me habla de reforma de la Justicia, si todos sabemos
cuando hablamos de seguridad, que necesitamos más y mejor seguridad. Todos
sabemos que si no tenemos una mejor Justicia, que no dependa de la plata que le
ponen o cuando por ahí nos enteramos que hasta jefes de Policía están presos
por haberse asociado con narcotraficantes y protegidos por la Justicia. ¿De qué
me están hablando? Por eso hablamos de democratización de la Justicia. Tenemos
la autoridad moral de haber sido el único partido político que no puso amigos
en la Corte de Justicia. Tenemos la autoridad moral de haber designado a
miembros de la Corte a los que ni siquiera el presidente les conocía la cara.
También tendrían que pagar impuestos, sí también, sería una buena señal de
igualdad ante la Justicia y ante la ley como marca el artículo 16 de la
Constitución.
Pero miren, yo me conformo con
que se democratice la Justicia y el pueblo pueda votar, no a los jueces, pero
sí a los que establecen que aquellos jueces que no obran de acuerdo a la ley,
que aquellos que no permiten que haya seguridad, tengan castigo. Esto lo
necesitamos todos, porque no queremos más Susanas Trimarco en ninguna parte del
país. Y porque también sabemos, haciendo un poco de historia, que la historia
de los golpes militares en la República Argentina, no empezó en 1976, empezó en
1930 cuando lo derrocaron a don Hipólito Yrigoyen y la Corte dijo que estaba
bien.
Entonces, argentinos y
argentinas: hemos democratizado el Poder Ejecutivo y se sabe, con errores y con
aciertos, porque les reitero, no se trata de elegir entre Cristina y el
Arcángel San Gabriel. No, creo que todos saben que quien está en la Casa Rosada
con equivocaciones, con aciertos, con errores, decide siempre pensando en los
intereses del pueblo y de la Nación.
También sabemos que hoy, los que
se sientan en una banca lo hacen a través de elecciones en las que han podido
participar todos en igualdad de condiciones, donde ya no pesan los aparatos,
sino que pesa el prestigio de cada dirigente.
Entonces, yo creo que también
tenemos que democratizar esa Justicia para que finalmente tengamos un sistema
mejor, no perfecto, es imposible la perfección, no es humana, la perfección es
divina, es de Dios, nada más, todos los que estamos acá sobre la Tierra, somos
hombres y mujeres de carne y hueso, con nuestras virtudes y nuestras miserias.
Lo que tenemos que tratar siempre es que las virtudes sean más numerosas que
las miserias, y de eso se trata.
En este 9 de Julio aquí en
Tucumán, una vez más, junto a todos ustedes, con el compromiso de seguir
luchando por un país más equitativo, más justo, más inclusivo y también hacerlo
junto a nuestros hermanos de la América del Sur, como única garantía de poder
volver a ser una gran Nación y donde millones de compatriotas vuelvan a ser
incluidos como lo han sido en esta última década.
En nombre de todos ellos, por
ellos y por los que vendrán, muchas gracias a todos y a todas; muchas gracias
por el cariño, por el afecto, por el amor; muchas gracias por acompañarme en
los momentos más dolorosos y sepan que siempre voy a estar junto a ustedes
desde cualquier lado, porque por sobre todas las cosas, soy una militante
peronista de toda la vida. No salí de un repollo, no cambié de un partido al
otro, siempre estuve en el mismo lugar.
Gracias, muchas gracias a todos.
(APLAUSOS)
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