Homero Manzi nacía el 1º de
noviembre de 1907.
"Alguna vez, alguien que sea
dueño de fuerzas geniales, tendrá que realizar el ensayo de la influencia de lo
popular en el destino de nuestra América, para recién entonces poder tener
nosotros la noción admirativa de lo que somos.
Esta pobre América que tenía su
cultura y que estaba realizando, tal vez en dorado fracaso, su propia historia
y a la que de pronto iluminados almirantes, reyes ecuménicos, sabios
cardenales, duros guerreros y empecinados catequistas, ordenaron: ¡Cambia tu
piel! ¡Viste esa ropa! ¡Ama a este Dios! ¡Danza esta música! ¡Vive esta
historia!.
Nuestra pobre América que comenzó
a correr en una pista desconocida, detrás de metas ajenas y cargando quince
siglos de desventaja, nuestra pobre América que comenzó a tallar el cuerpo de
Cristo cuando ya miles y miles de manos afiebradas por el arte y por la fe,
habían perfeccionado la tarea en experiencias luminosas, nuestra pobre América
que comenzó a rezar cuando ya eran prehistoria los viejos testamentos, y cuando
los evangelios habían escrito su mensaje, cuando Homero había enhebrado su
largo rosario de versos y cuando el Dante había cumplido su divino viaje.
Nuestra pobre América que comenzó
su nueva industria, cuando los toneles de Europa estaban traspasados de
olorosos y antiguos alcoholes, cuando los telares estaban consagrados por las
tramas sutiles y asombrosas, cuando la orfebrería podría enorgullecer su pasado
con nombres de excepción, cuando verdaderos magos, seleccionando maderas con
cavidades y barnices, sabían armar instrumentos de maravillosa sonoridad,
cuando la historia estaba llena de guerreros, el alma llena de místicos, el
pensamiento lleno de filósofos, la belleza llena de artistas y la ciencia llena
de sabios.
Nuestra pobre América, a la que
parecía no corresponderle otro destino que el de la imitación. Todo estaba bien
hecho, todo estaba insuperablemente terminado ¿para qué nuestra música? ¿para
qué nuestros dioses? ¿para qué nuestras telas? ¿para qué nuestra ciencia? ¿para
qué nuestro vino?. Todo lo que cruzaba el mar, era mejor, y cuando no teníamos
salvación apareció lo popular para salvarnos, creación de pueblo, tenacidad de
pueblo.
Lo popular no comparó lo malo con
lo bueno, hacía lo malo y cuando lo hacía creaba el gusto necesario para no
rechazar su propia factura y ciegamente, inconscientemente, estoicamente,
prestó su aceptación a lo que surgía de sí mismo y su repudio heroico a lo que
venía desde lejos.
Mientras tanto, lo antipopular,
es decir, lo oculto, es decir lo perfecto, rechazando todo lo propio y
aceptando todo lo ajeno, trababa esa esperanza de ser que es el destino
triunfador de América.
Por eso yo, ante ese drama de ser
hombre del mundo, de ser hombre de América, de ser hombre Argentino, me he
impuesto a la tarea de amar todo lo que nace del pueblo, de amar todo lo que
llega al pueblo, de amar todo lo que escucha el pueblo".
HOMERO MANZI
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