Susana Valle, símbolo de la
última resistencia peronista
Hace 6 años, el 3 de septiembre
de 2006, moría Susana Valle, hija del general Juan José Valle, fusilado por
Aramburu en 1956.
Por María Seoane
Tenía 70 años. Mantuvo viva la
causa de su padre. Sufrió persecuciones.
Ninguna frase definiría mejor a
Susana Cristina Valle como la que sentenció el gran lingüista e historiador
búlgaro Tzvetan Todorov: "Somos memoria". Palabras que señalan el
destino humano y, al mismo tiempo, la condición de esta argentina que acaba de
morir a los 70 años y luego de una operación que derivó en una infección
generalizada.
Susana Valle no fue cualquier
memoria: su vida, su nombre y su muerte están asociadas a la turbulenta
historia de la Argentina del siglo XX. Hija única del general peronista Juan
José Valle y de Dora Cristina Prieto, nació en Avellaneda en 1936. No nació en
cualquier cuna, en cualquier tiempo, en cualquier lugar. La familia Prieto era
rica y conservadora, emparentada con el poder económico y político de la
Capital. Susana Valle creció entre las sedas y el fraude en la década infame,
llamando "tío" a un caudillo conservador como Barceló —hombre que
hacía los trabajos sucios al régimen del presidente Agustín P. Justo— y estaba
emparentado con sus abuelos maternos.
Pero también fue la hija tardía
de Valle, que en los años 40 vira hacia el nacionalismo católico de los
militares que sostendrán a Juan Perón en su meteórica carrera hacia el poder.
En la década del 50, Susana Valle siguió el derrotero de su padre. Estudió en
Avellaneda pero también en Suiza. Entonces, aprendió a vivir como una joven
rica y a pensar como una militante peronista. A ser amiga de los hijos del
poder —entre ellos, los Aramburu— y a ser mimada por Perón y Evita.
El derrocamiento de Perón en 1955
fue una tragedia colectiva pero también personal para los Valle. Porque el
general comenzó a preparar la rebelión contra la dictadura de su antiguo amigo,
el general Pedro Eugenio Aramburu. En junio de 1956, el mundo conocido por
Susana Valle estalló definitivamente. El levantamiento peronista comandado por
su padre fracasó, y fue fusilado en la Penitenciaría de la calle Las Heras por
orden de Aramburu. Ella fue la última que lo vio antes de que fuera llevado al
pelotón de fusilamiento.
Muchas noches debió haber leído
la carta que le dejó su padre en la que la comprometía a ser, a partir de
entonces, una militante "de la causa del pueblo". Desde entonces, a
los 19 años, Susana Valle formó parte de la resistencia peronista.
"Estuve presa antes de tener
la llave de mi casa", solía contestarle a su abuela materna. Susana Valle
integró esos comandos y fue correo de Perón tanto desde Caracas como desde
Madrid, cuando el líder exiliado enviaba instrucciones a la resistencia
peronista. En los años 60, Susana Valle se fue transformando en un símbolo del
peronismo. A fines de esa década, Susana Valle colabora con la formación de la
guerrilla peronista, tanto de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) como de
Montoneros. Su rol nunca sería militar sino político.
En 1974, integró la conducción
del Partido Auténtico, una organización de superficie del Movimiento Peronista
Montonero. En 1976, logró esconderse de la dictadura. En esos años, Susana
Valle se casó. El ostracismo voluntario se interrumpió en Córdoba en 1978. El
general Menéndez la mandó a prisión y la vigiló personalmente. Fue esposada a
una cama de mármol en la morgue de un hospital, embarazada, y sometida a picana
eléctrica, se le provocó el parto prematuro de mellizos: uno de ellos nació
muerto y fue colocado sobre su pecho y el otro, que nació vivo, fue colocado
lejos de su alcance pero a su vista, hasta que Susana lo vio fallecer. Hoy los
mellizos descansan en la bóveda del cementerio de Olivos, junto a su abuelo
general. Un año después tuvo a su hija, Soledad.
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