¿De que hablamos cuando hablamos de cordobesismo?. Al respecto leímos hoy en http://sur.infonews.com/notas/radiografia-del-cordobesismo-el-modelo-que-propone-de-la-sota y a continuación lo compartimos.
Un dirigente en campaña . El
gobernador de Córdoba se fotografió el viernes con Mauricio Macri, en el marco
de su instalación nacional. En agosto del año pasado, cuando ganó la elección,
había presentado su provincia como “modelo” alternativo: triplicación de la
deuda y reducción de impuestos a los más ricos.
El gobernador cordobés José
Manuel de la Sota
no pudo lograr la foto que soñaba obtener el viernes pasado durante el partido
de la selección argentina contra la paraguaya, en Córdoba capital. Había armado
todo para que en la instantánea estuvieran dos pesos pesados del peronismo
bonaerense, Sergio Massa y Daniel Scioli, pero esa imagen se redujo a un abrazo
con Mauricio Macri. Entre el líder del PRO y el caudillo del peronismo
cordobés, el único acuerdo que hay es el de mostrarse juntos, nada más. Ambos
creen que eso los ayuda a sus respectivas instalaciones nacionales, apuntando a
las elecciones de 2013 y en particular a las de 2015.
El Gallego De la Sota no comenzó su intento de
instalación nacional el viernes pasado, ni hace pocas semanas. Arrancó la noche
del viernes 7 de agosto de 2011, cuando ganó por tercera vez la gobernación de
su provincia. Esa noche, al calor del triunfo, vestido de saco azul y camisa
celeste, El Gallego habló ante un grupo de sus seguidores y dio a luz un nuevo
término político: el cordobesismo. Esta palabra tuvo –y tiene– un objetivo:
mostrar el “modelo” cordobés como alternativa al Gobierno Nacional. Surge
entonces una pregunta inexorable: ¿qué es el cordobesismo? Modelo económico.
José Manuel de la Sota
llegó a la gobernación provincial por primera vez en 1999. Su carrera política,
hasta ese momento, había tenido algunos hitos importantes: candidato a
vicepresidente de Antonio Cafiero en la interna contra Carlos Menem, diputado
nacional y embajador en Brasil durante casi toda la década del ’90. Hay otro
dato, perdido en los años ’80, que también es necesario recordar. En las
elecciones de 1987, El Gallego fue el padrino de otro cordobés famoso, Domingo
Felipe Cavallo. De la Sota
lo incorporó a la lista de diputados nacionales que el justicialismo
mediterráneo presentó en aquellas legislativas.
Quizás el antecedente de haber
apadrinado al ex ministro de Economía fue una señal de las políticas que
implementaría después. Arrancó con la promesa central de reducir los impuestos
un 30 por ciento. El contexto ayudaba a ese tipo de campaña: en casi todo el
planeta soplaban vientos neoliberales y los políticos suelen adaptarse al
“clima de época”. La medida fue un elemento más de una batería de decisiones
que explican mucho de la situación que viven hoy los cordobeses.
El Gallego cumplió la promesa. La
decisión creó una situación estructural que resultó paradójica con las demandas
de mayor federalismo. Córdoba se volvió más dependiente de los recursos que
giraba el Tesoro Nacional. Hoy, de los 22 mil millones de pesos que componen el
presupuesto provincial, sólo el 39% viene de la recaudación del propio
distrito. El 61% restante viene de la Nación. Antes de la reducción delasotista, esta
relación era de 50 y 50.
En ese primer mandato, De la Sota tomó otra decisión que
explica en parte la situación financiera actual de su provincia, impulsó la
jubilación anticipada de casi 30 mil empleados públicos. La decisión tuvo un
trasfondo político. Desde 1983 hasta 1999 Córdoba fue puramente radical. Los
boinas blancas habían gobernado primero con Eduardo Angeloz y luego con Ramón
Mestre. La mayoría de los jefes de la planta estable del Estado venían del seno
de la UCR. La
necesidad de abrir espacio para los cuadros peronistas y de garantizar cierta
gobernabilidad impulsaron la medida de adelantar jubilaciones. Aunque esta
decisión era comprensible en términos políticos, imposibilitaba esquivar sus
consecuencias financieras. La caja de jubilaciones cordobesa tuvo un incremento
enorme de gastos en pocos meses. No es casual que hoy el conflicto central en
esa provincia sea justamente en ese terreno.
El cuadro de reducción de
impuestos y aumento del gasto dejó una sola salida para financiar la provincia:
el endeudamiento. Cuando asumió El Gallego, Córdoba tenía una deuda que
representaba el 30% de su presupuesto anual, eran 800 millones de pesos
(dólares) frente a un presupuesto de 2800 millones. Hoy la deuda de la
provincia es igual al 100% de un presupuesto, 22 mil millones de pesos, a pesar
de la quita que recibió de parte de la Nación. A privatizar a privatizar. Todavía
faltaba el moño del “modelo”. También durante su primer mandato, el actual
gobernador intentó sumar una pata inexorable: las privatizaciones.
Nada más y nada menos que un 24
de marzo, el del 2000, la
Legislatura cordobesa aprobó la privatización de tres
bastiones del Estado: el banco, la empresa de energía y los juegos de azar. El
artífice del proyecto fue un dirigente que atravesó las administraciones de De la Sota y de Juan Schiaretti, el
doctor Carlos Caserio, que fue ministro de Obras Públicas en aquel primer
mandato del Gallego. Las privatizaciones se aprobaron pero jamás pudieron
concretarse. La evolución de la situación nacional, que terminaría con el
estallido de la
Convertibilidad en diciembre de 2001, las dejó congeladas por
falta de inversores.
El esquema recaudatorio cordobés
(ver entrevista a Graciela Treber) es coherente con lo que se ha descripto
hasta aquí. De los tributos que cobran todas las provincias, los más
progresivos son los que se aplican a las propiedades, es decir, el inmobiliario
rural y el urbano. La última vez que se hizo revalúo de campos en Córdoba fue
hace casi 20 años, en 1993. (Un dato que, por supuesto, no es exclusivo de
Córdoba sino que se repite en la mayoría de las provincias.) Hay zonas del
distrito mediterráneo en las que una hectárea está valuada por el Estado en 400
o 700 pesos, mientras el precio de mercado oscila entre los 7 mil y los 15 mil
dólares. Esto explica por qué el inmobiliario rural y el urbano aportan sólo el
10% de la recaudación provincial. El impuesto a los ingresos brutos, en cambio,
que pagan los consumidores, explica el 76%. Durmiendo con el adversario. Yendo
al terreno político, el principal adversario del Gallego dentro del
justicialismo cordobés es al mismo tiempo su principal socio, el ex gobernador
Juan Schiaretti. La relación entre los dos merece unas líneas.
La primera disputa la tuvieron en
1993. Fue por la conducción del justicialismo provincial. Compitieron tres
listas, entre ellas la de Schiaretti, respaldada por Cavallo, y la de De la Sota. Schiaretti
se alzó con el triunfo en medio de denuncias de fraude.
En 1999 tuvieron otra disputa. De
la Sota había
ganado la gobernación en diciembre de 1998, ya que el radical Ramón Mestre
había decidido adelantar la elección. El Gallego había conseguido el apoyo de
Carlos Menem para esa elección, pero con la condición de que el vicegobernador
fuera Germán Kamerat, que había sido secretario de comunicaciones menemista.
Kamerat y De la Sota
asumieron a mediados del ’99. Tres meses después eran las elecciones generales
y se votaba el intendente de Córdoba capital. Schiaretti quería ser candidato
para ese puesto, pero De la Sota
volvió a pactar con Menem y el vicegobernador recién electo, Kamerat, fue quien
compitió. Y ganó. Schiaretti tuvo que conformarse con incorporarse al gabinete
del Gallego.
En el año 2003, De la Sota le propuso a “Juan” ser
su compañero de fórmula. Ganaron. Luego, en 2007, Schiaretti fue el candidato y
también ganó. En las elecciones de 2009, El Gallego le hizo otra zancadilla a
su socio-adversario. Juan quería que José Manuel fuera candidato a diputado
nacional para asegurar un buen resultado. José Manuel jamás aceptó y la lista
de ambos salió tercera. Ahora es De la
Sota quien quiere a Schiaretti encabezando la lista de
diputados nacionales por Córdoba en 2013. Se verá qué negocian debajo de la
mesa.
En el plano nacional, José Manuel
era el preferido de Eduardo Duhalde en el año 2002, cuando el bonaerense
buscaba un peronista para enfrentar a Menem en las presidenciales. De la Sota recorrió el país, jamás
pudo pasar del 8% de intención de voto, y el candidato contra Menem terminó
siendo Néstor Kirchner. La situación nacional actual del gobernador de Córdoba
no es muy distinta a la de aquella época. Una encuesta realizada por Ricardo
Rouvier a fines de agosto, en la que incluyó al Gallego, indica que mide 4% de
intención de voto y que proyectando indecisos se puede aproximar al 7%.
Más allá de lo que digan las
encuestas, los datos económicos que se dieron en la primera parte de esta nota,
reducción de impuestos, congelamiento del inmobiliario rural, triplicación de
la deuda en relación con el presupuesto, muestran un modelo
neoliberal-conservador. El tema es que El Gallego lo presentó el año pasado
bajo el paraguas de cordobesismo.
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