El cronista o locutor de una de las emisoras del desánimo, en
este caso la ahora cordobesista cadena 3, le habla a sus oyentes sobre la cadena nacional, la juega de
“comprensivo” frente al conductor – un tal Roni -, quien está francamente
enojado con el uso desmedido y arbitrario de la cadena por parte de la
presidente (como dice ellos). El cronista interviene, componedor, explicando
que si alguno de los colaboradores presidenciales le explicara a la jefa de
estado el escasísimo raiting que tiene la transmisión en cadena y el efecto
negativo hacia su persona que produce, seguramente, explica, ésta dejaría de
usarla…
Entonces yo me pregunto – antes de cambiar de emisora -, que
si esto es de verdad así, o sea si el raiting es taaaaaaaannnn bajo y el efecto
negativo hacia su persona es taaaaaannnnnn alto…. entonces de que mierda se
quejan y chillan tanto… si precisamente eso es lo que quieren, no?
Pero en realidad la cuestión de la cadena nacional es más
profunda y no tan simple.
Anoche estaba cenando en una fonda, en la mesa
contigua a la mía estaban los dueños, y a unos metros había otra mesa ocupada
por un matrimonio veterano. Un televisor medio antiguo nos dejaba ver un
culebrón de esos que produce suar para el canal socio de cadena 3. La novela es
interrumpida para dar paso a la cadena nacional: la Presidenta habla desde
Tecnópolis en el día e la Industria. La señora se levanta rápido, toma el
control del tele y empieza a buscar otro canal… el veterano de la otra mesa
grita… “es al pedo! no ve? Está en todos los canales!”. Finalmente ponen un
canal de música que matiza con interesantes imágenes de chicas en pelotas temas
supuestamente tropicales. La familia, con tres menores en la mesa, está
tranquila, el mal ha sido conjurado. A los diez minutos intentará nuevamente la
señora volver a la novela, el veterano comentará en voz alta que “… va a estar más de una hora!”.
Me pongo a pensar en los años del proceso y quiero imaginar
que pensaría esta gente cuando al son de una marcha militar la cadena nacional
nos mostraba a un locutor leyendo un parte mentiroso, o a un militar de alto
rango diciendo mentiras… o al ministro de economía de la época contando como estaban
destruyendo nuestro sistema productivo…
Años más tarde verían al
ministro cavallo decirles por cadena nacional que les bajaba el sueldo a
los jubilados luego, con dromi nos contarían que enajenaban todo el patrimonio
de la república rifando las empresas del estado… después la usaría de la rua
para desencadenar el asesinato de más de 30 jóvenes compatriotas…
¿se puede tener la memoria tan frágil?
¿se puede ser tan imbécil?
La etapa no es fácil, hay que enfrentar las operetas del
grupo hegemónico que defiende los intereses de los grupos económicos pero
además, y esto es lo más difícil, luchar contra los idiotas útiles adoradores
de novelones, conductoras estafadoras y otras yerbas menores (o mayores).
Roberto Martinez
1 comentario:
No habrìa que pensar otro medio? Esa señora no la va a escuchar nunca, pero ayer era el tema de mi trabajo y nada del discurso, solo la cadena. Lola
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