Ricardo Obregón Cano, ex
gobernador de la provincia de Córdoba, cumplió ayer 96 años y se recordó la
impronta de su gestión al frente de la provincia mediterránea durante los
primeros años de la década del 70.
La gobernación de Obregón Cano
-quien fuera derrocado por un golpe policial el 27 de febrero de 1974- comenzó
en abril del 73, al imponerse en un ballottage contra los candidatos de la
Unión Cívica Radical, luego de una campaña en la que la palabra "liberación"
se había convertido en bandera para el peronismo.
Córdoba -con el antecedente tan
próximo de las rebeliones de trabajadores y estudiantes contra la dictadura de
Juan Carlos Onganía a fines de los 60- no era ajena a la lucha que existía
dentro del justicialismo y a la que Obregón Cano no escapó, participando de una
interna en la que se enfrentó con sectores conservadores del partido.
Es por eso que una vez electo
gobernador reafirmó la "vocación revolucionaria" de su gestión y dijo
llevar "las banderas de liberación que el pueblo" había elegido para
conducir los destinos de la provincia.
Su enfrentamiento con sectores de
la "ortodoxia" se mantuvo durante todo el gobierno, y cuando era
consultado al respecto, sostenía que sus enemigos "no eran peronistas por
más que así se llamaran".
Eran tiempos en que mientras unos
decían "Perón, Evita, la Patria peronista", otros interpretaban al
peronismo como un socialismo autóctono, y fue en ese contexto que recibió en la
provincia al presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós, enviado de Fidel Castro a la
asunción presidencial de Juan Domingo Perón.
"La conjunción de esfuerzos
se formula como una necesidad imperiosa para que la Argentina pueda insertarse
con éxito en el proyecto continental de hacer de Latinoamérica una expresión
solidaria y mancomunada de los países del Tercer Mundo", señalaba el
político cordobés en uno de sus discursos.
Su posición se vio debilitada
paulatinamente, sobre todo luego de la renuncia de Héctor Cámpora a la
presidencia en julio del 73, cuando debió comenzar a soportar acusaciones
directas de "infiltración marxista" en su gobierno.
Fue el 27 de febrero del ’74
cuando las fuerzas policiales se amotinaron en el Cabildo y el teniente coronel
Antonio Domingo Navarro depuso del gobierno a Obregón Cano y a su
vicepresidente, Hipólito Atilio López.
Nacido en Río Cuarto en 1918,
Obregón Cano no sólo sufrió la destitución de su cargo: él y su compañero de
fórmula fueron perseguidos políticamente, siendo López asesinado por la
organización parapolicial Triple A el 16 de setiembre de 1974.
Ya desde el exilio, el ex
mandatario cordobés participó de la fundación del Movimiento Peronista
Montonero (MPM), lo que le valió durante la democracia, ser condenado a diez
años de prisión por el delito de asociación ilícita como "jefe de
organización".
En noviembre de 1987, la Sala II
de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal,
declaró la absolución de Obregón Cano por el delito de asociación ilícita en el
sentido de considerar al ex gobernador miembro de la conducción política de
Montoneros y no de la conducción armada. Más recientemente, El 20 de agosto de
2010, a iniciativa de la diputada Gloria Bidegain, Obregón Cano fue declarado
Mayor notable argentino, un reconocimiento que la Cámara de Diputados de la
Nación Argentina otorga a personas mayores de 75 años que se hayan destacado en
la política, la historia y literatura. "Que el hombre del futuro sea una
persona realizada que en el esfuerzo de contribuir al interés de la comunidad,
y allí encuentre el más alto grado de realización individual", dijo alguna
vez durante su mandato Obregón Cano, en aquellas jornadas en las que las
"banderas de liberación" flameaban en el gobierno cordobés.
Para el decano de la Facultad de
Filosofía y Humanidades (FFyH) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC),
Diego Tatián, calificó ayer como "última experiencia verdaderamente
popular" el gobierno que entre 1973 y 1974 encabezó Ricardo Obregón Cano.
"Fue un gobierno de nueve meses efímeros pero intensos. Fue la ultima
experiencia de un gobierno verdaderamente popular en Córdoba", aseguró a
Télam el catedrático, quien agregó que, tras las vuelta de la democracia,
lamentablemente, "se sucedieron en la provincia un gobierno conservador
tras otro". El docente precisó que el ex gobernador "concentró las
nutrientes de las experiencias populares que se venían macerando en Córdoba,
tanto a nivel sindical como estudiantil, en los años 60 y 70, que confluyen en
esa rareza de excepcionalidad que fue el gobierno de Obregón Cano".
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