“La lucha por el acaparamiento de
las fuentes de combustible líquido es tanto más violenta cuanto mayor riqueza
evidencian. Los grandes trusts, particularmente la Standard Oil, de
reputación funesta en su mismo país, ponen en práctica en todas partes los mismos
procedimientos para el acaparamiento y dominio de los yacimientos de petróleo.
El oro de que disponen y la falta de principios morales que los caracteriza
estimulan las ambiciones malsanas, provocan la infidelidad y la traición
–producida por el soborno– de los funcionarios de todo orden y categoría:
empleados subalternos de las reparticiones públicas que favorecen las gestiones
administrativas de las compañías; abogados, a veces prestigiosos del país en
que operan, que las defienden, aun cuando contrarían los intereses de la Nación; ministros
plenipotenciarios en Washington que se transforman en gerentes oficiales de la Standard Oil;
políticos destacados que ambicionan altas posiciones públicas convertidos en
procuradores de las poderosas organizaciones; magistrados que han juzgado en
pleitos de la compañía se hacen sus defensores y perciben gruesos emolumentos;
legisladores que se complotan para favorecer a las compañías petrolíferas;
gobernantes que, súbitamente, de enemigos acérrimos pasan a ser decididos
defensores; ministros de Estado que traicionan a su patria no cumpliendo con su
deber y atentando contra el interés colectivo, son los inmorales y frecuentes
episodios que incesantemente llegan a conocimiento público en México, Estados
Unidos de Norte América, Colombia, Argentina, etcétera, en la desesperada lucha
que se libra en torno del extraordinario mineral.”
Gral. Enrique Mosconi
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