68ª Asamblea General de las
Naciones Unidas: Palabras de la Presidenta de la Nación
PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA
NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ EN LA 68º ASAMBLEA GENERAL DE NACIONES UNIDAS,
REALIZADA EN NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS DE
NORTEAMÉRICA
Muy buenas noches a todos y a todas; señor
Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas una especial felicitación,
en representación de Antigua y Barbuda, miembro del RULAC y del CELAC, un honor
para todos los latinoamericanos su presidencia, en esta 68º reunión de Naciones
Unidas.
En principio nuestra solidaridad
con las víctimas del atentado de Kenia, también de Pakistán, en general, de
todas las víctimas de los atentados terroristas que se producen, hoy, en
distintas partes del mundo. Lo nuestro no es desde una solidaridad, o mención
protocolar. En nuestro país, la Argentina, junto a los Estados Unidos de
Norteamérica, son los dos únicos países del continente americano que han
sufrido ataques terroristas. En nuestro caso, en dos oportunidades: en el año
1992, con la voladura de la Embajada de Israel, en la Ciudad de Buenos Aires, y
dos años más tarde, la voladura de la AMIA, la mutual de la comunidad israelita
en la Argentina. Algunos de sus familiares – como siempre – nos acompañan y los
diviso desde aquí.
Por lo tanto, la claridad de
saber que estamos ante verdaderas víctimas porque no son combatientes, no son
soldados, es gente que subía a un ómnibus, entraba a un bar, entraba a su lugar
de trabajo y era sorprendida por un artefacto letal, no había decidido
participar en ninguna guerra, no era combatiente, no era soldado, no había
elegido ir a pelear. Creo, entonces, que fundamentalmente a esas víctimas y a
sus familiares es con quien debe estar expresada nuestra solidaridad y nuestra
más firme condena a todo tipo de terrorismo.
No puede escapar a esta
68ºAsamblea, atravesada por la cuestión Siria, casi premonitoriamente estuve
hace muy poco tiempo, aquí también, en las Naciones Unidas, presidiendo la
sesión del Consejo de Seguridad. Argentina es miembro no permanente, durante
los años 13 y 14 y ese 6 de3 agosto, hace poco menos de mes y medio,
proponíamos la reforma del Consejo de Seguridad porque sosteníamos que su
funcionamiento, su lógica databa de la post-guerra, databa de la Guerra Fría donde
el temor al holocausto nuclear había creado ese organismos integrante de las
potencias que había vencido a la Alemania nazi y que luego, producida el mundo
bipolar y la Guerra Fría, ante el temor de un holocausto nuclear se había
creado ese funcionamiento, con poder de veto, de modo tal que nadie pudiera
apretar un botón y que el mundo volara por los aires.
Lo cierto es que ese instrumento
que funcionó desde 1945, hoy se ha demostrado absolutamente antifuncional y
obsoleto no solamente frente a la cuestión Siria, sino también ante otros
frentes contra la paz y contra la inseguridad en el mundo.
Yo he escuchado y agradezco,
también, el hecho de que por primera vez podamos hablar tan avanzada una sesión
porque se rompo, un poco, la lógica y la inercia de lo que suelen ser estás
reuniones, donde cada uno viene con un formato de discurso donde casi es un
monólogo, que le impide interactuar, o tal, vez argumentar o contra-argumentar
contra otros discursos y otras ponencias que han tenido lugar aquí.
Yo he escuchado atentamente
muchos, casi todos los discursos que se han pronunciado, hoy, en el día de la
fecha. Obviamente he prestado mayor atención a aquellos que inciden en el
sistema de decisiones global, y también – por supuesto – he prestado mucha
atención porque soy una firme defensora del multilateralismo al primer
discurso, al del señor secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. En
muchos de ellos he escuchado como que el 21 de agosto, nosotros habíamos
hablado del 6 de agosto de la necesidad de reformular ese Consejo de Seguridad,
de que ya no existiera el derecho de veto, que se adoptara – por ejemplo – el
sistema que tenemos en los organismos regionales de América, como el UNASUR,
como el CELAC, como el MERCOSUR, donde las decisiones se toman por consenso.
¿Por qué? Porque a diferencia de un organismo de gestión de gobierno, donde el
derecho de veto es necesario para poder gobernar cuando se trata de la gestión
de resolución de conflictos, si una de las partes que está en el conflicto, o
que tiene intereses en el conflicto tiene el derecho a veto, este derecho a
veto se convierte necesariamente en un obstáculo para la resolución del
conflicto. No sabíamos qué iba a pasar 15
ó 16 días después. Y muchos mencionaron, aquí, que el 21 de agosto se produjo
la crisis de Siria.
En realidad, resulta bastante
incomprensible que se hayan dado cuenta que en Siria había una crisis
únicamente el día 21, cuando estalló el escándalo de las armas químicas. Siria
viene con un enfrentamiento desde hace dos años y medio, han muerto más de 150
mil personas, y el 99,99 por ciento de esas personas han muerto por medio de
armas convencionales, no armas químicas. Recuerdo que en la última Reunión del
G-20, cuando se abordó y se discutió el tema de la cuestión Siria planteé:
“¿qué diferencia hay entre un muerto por una metralla, por una mina
antipersonal, por un misil, por una granada que por un arma química?”. Tal vez
impresione más o menos, tampoco es la primera vez porque se habla de armas
químicas como si estuviéramos por primera vez ante un fenómeno de armas
químicas o de armas de devastación masiva.
Recordaba un mandatario, que
intervino también en el día de la fecha, de las cámaras de gas de los nazis,
terribles, las trincheras, también armas químicas en otro lado. Yo también
recuerdo, porque me lo contaron y porque lo leí, porque no había nacido, del
holocausto nuclear en Nagasaki e Hiroshima y las consecuencias de ese uso de
esas armas durante muchas generaciones de japoneses. Ya más, y más joven – como
recordaba el presidente del Uruguay, cuando era joven – yo también fui joven
recuerdo cuando tenía menos de 20 años y muchos de ustedes también lo deben
recordar el uso de napalm o fósforo, en la Guerra de Viet-Nam que
inmortalizaron aquellas fotografías, que recibiera el Premio Pulitzer y que
eran chicos desnudos, una chica desnuda – lo recuerdo como si fuera hoy –
corriendo en un camino y habiendo sido objeto de un bombardeo de napalm.
También recuerdo – para ser justo – el dolor de la sociedad norteamericana viendo
abrir el vientre de sus aviones y bajar, en bolsas negras, los cadáveres de sus
soldados que había ido a pelear. Me imagino el dolor de cada madre, de cada
novia, de cada hermana, de cada esposa, de cada hija de cada uno de esos
soldados que moría, vaya a saber por qué, muchos sin saber por qué, a miles y
miles de kilómetros de su país. Cuánta irracionalidad, cuanta injusticia. No
hay guerras justas, no hay guerras justas, sólo la paz es justa.
Y decíamos, ese 6 de agosto,
cuando abordábamos el concepto de cómo tratar la paz y la seguridad y decía yo,
que la paz y la seguridad no son conceptos militares, son conceptos políticos.
Hoy tuve una gran satisfacción, cuando escuchando al señor secretario general
de Naciones Unidas, mencionaba este concepto que habíamos dado en el Consejo de
Seguridad: la paz y la seguridad no son conceptos militares, son conceptos
políticos.
Por eso saludamos el hecho de que
se haya podido arribar a un acuerdo en la cuestión Siria. Nosotros nos opusimos
a la intervención directa, al bombardeo. Era simple y sencillo: el argumento de
que para evitar muertos íbamos a provocar más muertos no se sostenía desde
ningún lugar argumentativo y racional. Pero además no hablábamos desde
cualquier lugar, hablábamos de un país
muy respetuoso de las normas escritas del derecho internacional. Mi país es
firmante del Tratado de no Proliferación Nuclear, siendo Argentina uno de los
países de mayor, sino tal vez el de mayor desarrollo nuclear de América latina.
Desarrollo nuclear que lo hacemos únicamente con fines pacíficos y científicos,
vendemos generadores nucleares a Egipto, a Argelia, a Australia. También
tenemos la energía nuclear destinada a fines medicinales, o sea no andamos condenando
el uso de la energía nuclear con fines de guerra y al mismo tiempo desplazamos
submarinos nucleares como nos pasa – por ejemplo – a los argentinos en nuestra
disputa de soberanía sobre nuestras Islas Malvinas, donde el Reino Unido
militariza el Atlántico Sur y envía submarinos nucleares. O sea no tenemos
doble estándar, no somos hipócritas. No solamente somos firmantes del Tratado
de no Proliferación Nuclear, somos además miembros de la Corte Penal, de Roma,
también mencionada en su discurso por el señor secretario general de Naciones
Unidas, o sea cuando hablamos de la condena a dictadores hablamos de que somos
parte de ese tribunal y por tanto podemos estar sometido a ese tribunal.
También formamos parte de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington; lo curioso
es que mucho de los que hablan de derechos humanos, de respeto a las
instituciones y al derecho internacional, y a la Corte Penal de Roma y a cuanto
discurso sobre derechos humanos ande por allí suelto no han firmado ninguno de
estos tratados. Y qué hablar de derechos humanos la República Argentina, hemos
sido miembros fundadores e impulsores, primero, de la creación de la Secretaría
de Derechos Humanos, en el ámbito de Naciones Unidas y, luego, del Tratado sobre
Desaparición Forzada de Personas.
Me acompaña también, hoy aquí, la
titular de Abuelas de Plaza de Mayo, quien también me acompañó en París para
firmar aquel tratado, del cual también somos fundadores. Menciono este tema de
los derechos humanos porque también en otro discurso, no quiero equivocarme,
hoy se dijo: “si ese es el mundo en el que la gente quiere vivir”, se refería a
aquellos países que creemos realmente que hay una diversidad cultural, y que
hay valores que tal vez nos parezcan a nosotros absolutos y a otros les parezca
relativo, y viceversa, he escuchado hablar de tolerancia. A mí no me gusta la
palabra tolerancia, la palabra tolerancia siempre implica: “te aguanto porque
no tengo más remedio”. A mí me gusta la palabra aceptar, aceptar al otro,
aceptar que el otro es diferente y que el otro acepte que yo soy diferente. Se
dijo, hoy aquí, que “si ese es el mundo en que la gente quiere vivir deberían
decirlo y contar con la fría lógica de las fosas comunes”. Argentina también
puede hablar de fosas comunes, todavía – en pleno siglo XXI – estamos
descubriendo fosas con los restos de los miles de detenidos y desaparecidos,
durante de la dictadura genocida, del 24 de marzo de 1976, similar a la que se
instaló un 11 de septiembre de 1973, en la hermana República de Chile,
derrocando al gobierno democrático de Salvador Allende.
Cuanto nos hubiera gustado que
tantos discursos condenando a dictadores genocidas hubieran podido estar en
aquella época, como nos hubiera gustado que vinieran a ayudar a los pueblos
argentinos, chilenos y a tantos otros del continente americano, que en medio de
la Guerra Fría éramos las víctimas propicias de dictadores y asesinos. Pero
también se dijo acá, que si bien se respetaban los derechos humanos podría
tratarse el caso de alguien que como fuera coincidente con los intereses de
alguna potencia se comportarán de otro modo. De estás cosas hablamos y de este
doble estándar hablamos, de la necesidad de acabar con este doble estándar y
que las resoluciones, que las decisiones de este organismos multilateral, como
es Naciones Unidas, se cumplan a rajatabla para débiles y para fuertes, para
grandes y para pequeños. Lo estamos esperando nosotros, por ejemplo, desde
1965, cuando el plenario de la resolución y muchísimas otras resoluciones
posteriores de esta Asamblea y del Comité de Descolonización obligan a ambos
países, a la República Argentina y al Reino Unido a sentarse a dialogar,
diálogo otra palabra que he escuchado recurrentemente en todos los discursos, a
dialogar porque hay una controversia de soberanía sobre territorio malvinense.
Sin embargo, caso omiso absoluto, por parte del Reino Unido y así seguimos con
esto de los dobles estándares, que a algunos no les gustan que se mencione, por
las hipocresías, pero que son como las brujas, que si las hay las hay
evidentemente.
También he escuchado y debo decir
con agrado, no solamente voy a decir las cosas que me parecen doble estándar,
sino también con las que estamos de acuerdo, que finalmente se ha reconocido la
necesidad como base esencial para lograr comenzar a desatar ese nudo gordiano
que es la cuestión de Medio Oriente, la necesidad del reconocimiento del Estado
de Palestina y del derecho del Estado de Israel también, a vivir dentro de sus
fronteras en forma segura. Es más, creo que con mucho acierto se ha dicho, que
es imposible lograr seguridad para el Estado de Israel si no se reconoce
también la existencia y se viabiliza físicamente la existencia del Estado
palestino. No podemos menos que coincidir con esta caracterización.
También, he escuchado al nuevo
Presidente de la República Islámica de Irán y he escuchado los comentarios que
las grandes potencias han hecho sobre este cambio de gobierno. Me pareció
entender, si no he escuchado mal, que hay una suerte de nueva expectativa de
cambio frente a la renovación de las autoridades de la República Islámica de
Irán que, como ustedes saben, tenemos una diferencia producto de que la causa
AMIA y la Justicia argentina han acusado formalmente a 5 ciudadanos iraníes de
haber tenido participación en la voladura de la AMIA.
Desde hace 10 años, se cumplen 10
años desde que por primera vez, quien fuera presidente de la Argentina a partir
del 25 de mayo del año 2003, el presidente Néstor Kirchner, reclamara en este
mismo reciento cooperación a la República Islámica de Irán para el
esclarecimiento de los hechos.
Año tras año él, hasta el año
2007, y desde el año 2007 hasta la fecha, quien habla también hemos venido
reclamando…esto es más, hace 1 año recibimos una respuesta por parte del
entonces canciller iraní para entablar una conversación y arribar a un acuerdo
de cooperación.
¿Por qué? Y por una razón muy
sencilla: porque la causa está estancada desde hace 19 años, no se moviliza y
si hay 5 acusados iraníes, con los únicos que puedo y tengo que hablar para que
el juez pueda tomar una declaración a estos 5 ciudadanos es, obviamente, con la
República de Irán. Parece muy obvio, pero muchas veces en este mundo tan
particular, y en mi país también que es un poco particular, hay que explicar
las cosas obvias.
Lo cierto es que también escuché
hablar hoy de elecciones imperfectas. Me gustó el término que utilizó un
presidente, “elecciones imperfectas”. Creo que cuando la Argentina vino
pidiendo la cooperación durante 10 años y de repente alguien que ha venido
demandando la cooperación dice “bueno, vamos a conversar, vamos a cooperar”, me
parece que no había otro elección posible que sentarse. Esto fue utilizado
internamente en nuestro país para atacarnos políticamente.
Y también aquí en Estados Unidos
por los fondos buitres para ponernos en contra del Congreso americano y decir
que estábamos haciendo un acuerdo con Irán. Sí, claro, un tratado con Irán pero
¿sobre qué? ¿Sobre armas nucleares? No. ¿Sobre una alianza estratégica para
atacar Occidente? No. ¿Sobre un acuerdo para convertirnos al islam? Tampoco.
Simplemente el acuerdo era destrabar
la cuestión procesal y permitir tomar declaración a los acusados por la
Justicia argentina y, al mismo tiempo, la garantía del debido proceso con una
comisión de juristas internacionales, que no fuera ni iraníes ni argentinos,
que garantizaran, sin ser vinculante, el debido proceso.
En mi país, ese tratado ya fue
aprobado hace 9 meses, casi diría que está por nacer el niño, si lo midiera en
términos biológicos y de parto. Fue aprobado por todos los organismos
competentes, el Parlamento, fue publicado en el Boletín Oficial, el mundo tiene
conocimiento que Argentina ha dado cumplimiento a este tratado, a los que
decían que era tan conveniente para Irán, diríamos que después de 9 años sin
tener ninguna noticia ni ninguna notificación ni ninguna aprobación por parte
de las autoridades, me permito dudar de que realmente no tuviéramos razón
nosotros cuando firmábamos y decíamos que era un instrumento para destrabar la
cuestión.
Lo cierto es que hay nuevo
gobierno; lo cierto es que esperamos que este nuevo gobierno, a quien también
escuché atentamente en el discurso y también leí declaraciones del actual
Presidente de la República Islámica de Irán, que dijo que de ninguna manera se
niega el Holocausto, es creo algo muy importante, lo es por lo menos para mí y
creo que lo es para muchísimos ciudadanos globales, ciudadanos del mundo, que
hoy inclusive en su discurso manifestó que precisamente la sociedad iraní había
dado muestras a través de esta elección, desplazando a quien tenía posturas,
bueno, que todos hemos escuchado, no vale la pena repetirlas, por posturas más
moderadas, una vocación, por lo menos lo que se dijo aquí, en este mismo lugar,
con estos mismos micrófonos, una voluntad de acordar, de hablar, de estar
abiertos, de ser una sociedad democrática, de paz y de buena voluntad.
Bueno, el Presidente de Francia
mencionó el expediente nuclear como la cosa importante de Irán. Yo quiero
mencionar el expediente AMIA como la otra gran cuestión.
Dijeron que van a dar muestras
abriéndose a una negociación en el tema de que no quieren armas para uso
militar, o sea que van a adherir –por lo menos es lo que entendí- a lo que
adherimos nosotros, a la no proliferación. Ahora esperamos que nos digan si se
ha aprobado el acuerdo, cuándo se va a aprobar en casa negativo y que, además,
pudiésemos tener una fecha de conformación de la comisión, una fecha también
para que el juez argentino pueda ir a Teherán, sí a Teherán, no tenemos miedo,
vamos a ir a Teherán, no tenemos miedo. Porque además, creemos en la buena voluntad
de la gente, no tenemos porqué no creer que quieren la paz. Todos los que
pasaron hablando por acá, todos, dijeron que quieren la paz, que se aman unos
con los otros. Así que, les creemos a todos, pero esperamos de todos opciones
coincidentes entre lo que dijeron y con lo que vayan a hacer.
Por eso, dejo planteado este tema
puntualmente, que no tengo dudas, de ser ciertas las palabras que aquí se
pronunciaron, vamos a tener respuesta positiva.
Digo esto para que no se confunda
nuestra profunda convicción con las normas del Derecho Internacional, tampoco
se confunda nuestra paciencia con ingenuidad o estupidez. Queremos, creo que ha
pasado un tiempo más que prudencial, respuestas. Lo merecen las víctimas y yo
creo que lo merece la propia República Islámica de Irán si es que realmente
quiere demostrarle al mundo que hay un gobierno diferente y que hay acciones
diferentes. Yo confío en que así sea; no tengo por qué no hacerlo.
Con respecto a otras cuestiones
que también me interesaría plantear, estos serían…Yo digo que nosotros somos
cumplidores seriales de las normas del Derecho Internacional y somos también
víctimas seriales de otras normas no escritas, normas no escritas pero que hoy
tienen una gran importancia en el mundo de la economía y de las finanzas,
normas no escritas por los grandes centros financieros, por las calificadoras
de riesgo, por aquellos que especulan como los fondos buitres con aquellos
países que como la Argentina defaultearon su deuda allá por el año 2001,
sumiendo…
Se habló también en este recinto
de pobreza, se habló de la necesidad de que los chicos y las niñas tengan
educación.
Yo quiero leer 2 párrafos del
discurso del señor Secretario General de Naciones Unidas: uno, que se refiere a
las armas, donde habla de la pobreza y señala que “mientras tanto en momentos
de necesidades humanas apremiantes el gasto en armas continúa siendo
absurdamente elevado, corrijamos nuestras prioridades, invirtamos en la gente
en lugar de desperdiciar miles de millones en armas letales”. La Argentina,
aclaro, no produce armas químicas ni siquiera vende armas convencionales.
Sería interesante averiguar quién
provee de armas a los grupos, esto lo dije en el G-20, a los grupos rebeldes
que enfrentan al gobierno de Siria, porque, bueno, va de lógico que el gobierno
de Siria tiene las armas que tiene el Estado, nos gustaría saber quiénes
proveen las armas de los que enfrentan al gobierno sirio. Y esto no significa
en absoluto tomar parte por nadie, simplemente es plantearnos cosas que so muy
lógicas y que constituye hoy un verdadero negocio como es el negocio de las
armas. Porque Dios mío, ¿hubo que esperar que murieran 1.000 personas con armas
químicas para descubrir que habían muerto 150.000? ¿Por qué no se decretó el
embargo de armas hace 2 años para evitar que muriera tanta gente? Bueno, eso
deberían contestarlo los que venden armas, nosotros no las vendemos, así que es
una respuesta que realmente no la podemos dar en este ámbito, aunque la
imaginamos.
Quiero leer también una parte muy
importante donde el Secretario General de Naciones Unidas hablaba de la
situación económica. Porque si bien toda esta Asamblea fue cruzada por la
cuestión Siria, está claro que la crisis económica que comenzó aquí en Estados
Unidos con la caída de Lehman Brothers en 2008 y que pese a los discursos y
pese a las cosas, sigue produciendo una situación volátil, quebradiza, como se
dijo…Quebradiza es un término que se utilizó mucho, no acá sino en el G-20,
quebradizo, vemos millones de desocupados en el mundo, similar situación a la
que vivió Argentina en el año 2001 con el default de la deuda.
Y a eso iba, a que somos víctimas
seriales también de esas reglas no escritas de los lobistas, de las
calificadoras de riesgo, de los derivados financieros que siguen especulando
como buitres sobre los países que caen en default, compran bonos a muy escaso
precio y luego pretenden cobrar sumas millonarias. Esta es la historia de la
Argentina, pero puede ser la historia de cualquier otro país en muy poco
tiempo.
La Argentina, a partir del
gobierno del presidente Kirchner, del 25 de mayo de 2003, comenzó a dedicarse a
ver cómo podíamos salir de esa deuda que significaba el 160 por ciento del PBI
de nuestro país; 25 por ciento de desocupación; 54 por ciento de pobreza; 30 y
pico por ciento de indigencia. Muchos países que hoy también podrían verse
reflejados.
En el año 2005 se produce la
primera reestructuración de la deuda: entra un 76 por ciento de los acreedores.
Durante mi gestión, en el año 2010, se vuelve a abrir el canje de la deuda y
llegamos a un 93 por ciento de los acreedores de la deuda. Tengan en cuenta
ustedes que en cualquier país que tiene una ley de quiebras cuando quiebran las
empresas, se requiere para llegar a un acuerdo, por lo menos en la Argentina,
que esté de acuerdo un 66 por ciento de los acreedores para que el juez de la
quiebra obligue al resto de los acreedores a aceptar ese acuerdo.
Aquí en Estados Unidos creo que
es también la misma cifra, el 66 por ciento. Es más, aquí en Estados Unidos
pueden quebrar hasta las municipalidades y un juez puede determinar que si es
necesaria la sustentabilidad de la municipalidad, puede haber menos del 66 por
ciento.
Lo cierto es que la Argentina en
el año 2010 había llegado y ha llegado a un acuerdo con el 93 por ciento de sus
acreedores. Y desde entonces, desde el año 2005 a la fecha, ha pagado en
término y rigurosamente cada uno de los vencimientos de su deuda. A punto tal
que el último pago se hizo hace pocos días, era un bono con legislación local,
con legislación argentina, pagadero en Buenos Aires, se pagaron 2.070 millones
de dólares y de aquel 160 por ciento del PBI, hoy estamos en un 45, un poco
menos, del PBI de deuda, de la cual gran parte es dentro del propio sector público
y en moneda extranjera Argentina está debiendo solamente el 8,7 por ciento de
su PBI, tanto a tenedores privados nacionales como extranjeros. Pero reitero:
venimos cumpliendo rigurosamente.
Hete aquí que en el año 2008, 7
años después de que la Argentina había defaulteado su deuda, fondos buitres,
como se los llama, yo digo esta es una ONU entre los buitres de la deuda y los
halcones de la guerra, es peor que la de los pájaros de Hitchcock, por lo menos
Hitchcock era un buen director.
Pero lo cierto es que compraron
por 40 millones de dólares bonos que hoy pretenden comprar por afuera del
acuerdo de los acreedores que acordaron quitas, que acordaron períodos de
plazo, como hace todo grupo de acreedores que acordaron y entonces establecen
quitas y plazos de pago, quieren cobrar la totalidad a valor nominal del bono,
sin ningún plazo ni quita ni espera. O sea, de 40 millones de dólares que lo
compraron en estos benditos mercados autoregulados, cobrar hoy 1.700 millones
de dólares o más. Un rendimiento en dólares del año 2008 a la fecha que supera
el 1.300 por ciento.
Yo me pregunto y le pregunto al
Secretario General Ban Ki-moon, ¿dónde vamos a encontrar empresarios que se
dediquen a crear empleos, a innovar, a invertir en producción, en generar trabajo
cuando en realidad, a partir de una suerte de economía casino, alguien compra
40 millones de dólares en bonos defaulteados y luego consigue una sentencia
judicial que le dice que puede cobrar 1.300, 1.700 millones de dólares?
Esto no es un problema de la
Argentina, esto es un problema del mundo. Por eso, agradecemos también a la
República de Francia el haberse presentado ante la Suprema Corte de Justicia de
los Estados Unidos como “amicus curiae”. También agradecemos a la extitular del
Fondo Monetario, Anne Krueger, que no es precisamente una amiga ni nunca lo fue
de la República Argentina que también lo hizo.
Y recordamos aquel secretario del
Tesoro americano, Paul O’Neill, que cuando decidieron soltarle la mano a la
Argentina, en el año 2001, con una crisis social, institucional y más de 30
muertos por represión en las calles, dijo que los plomeros americanos o
norteamericanos no tenían por qué pagar la fiesta de los argentinos.
Yo digo hoy que los millones de
argentinos que recuperaron el trabajo, los millones de argentinos que volvieron
a tener esperanzas e ilusiones, los científicos que retronaron al país, los
chicos que volvieron a tener educación, tampoco tienen por qué pagar la fiesta
de los lobistas que porque participan en campañas políticas y ponen plata en
las campañas de los políticos aquí, tiene el poder de lobby suficiente para
lograr hacer tambalear el sistema financiero internacional.
¡Qué cosa, no! Y miren qué poco
tiempo pasó entre aquella aseveración de Paul O’Neill y esto que estamos
manifestando hoy. Y no estamos pidiendo nada, estamos pidiendo simplemente que
nos dejen pagar.
¡Qué cosa, no! De haber
defaulteado la deuda, hoy no nos quieren dejar pagar la deuda. Resulta casi
absurdo en un mundo que se debate en reestructuraciones de deudas, en millones
de hombres y mujeres, inclusive aquí en Estados Unidos, uno puede ver hombres y
mujeres sin trabajo, que han perdido su casa, que han visto disminuido su
empleo, ni qué hablar en una Europa devastada.
Obviamente, la Argentina y muchos
de los que estamos sentados aquí, no tenemos la suerte de ser países que
emitamos moneda de reserva. Pero lo cierto es que hemos evidenciado una
voluntad de cumplimiento que creo que debe ser reconocida bajo pena, bueno, de
que en realidad se quiera instalar una doctrina de que se quiera castigar o
escarmentar a la Argentina porque pudo salir del pozo, pudo generar empleo,
pudo generar crecimiento, pudo pagarles a sus acreedores sin las recetas que se
le querían imponer desde el Fondo Monetario Internacional.
Dicho sea de paso, la necesidad
también de determinar una ley global, una regulación global de mercados y una
intervención. Porque ha habido declaraciones fantásticas del G-20 en cuanto a
las guaridas fiscales, calificadoras de riesgo, movimientos de capitales. Pero
lo cierto es que el mundo necesita de una normativa global para una gobernanza
global, de la misma manera que se pide respetar las resoluciones del Consejo de
Seguridad, de la Asamblea de Naciones Unidas, pedimos también normativas y
también el respeto a la soberanía de los países y, fundamentalmente, a los
países que queremos cumplir.
Yo quiero finalmente, dirigirme a
todos ustedes en este día tan particular en donde se entremezclan la guerra,
las violaciones a los derechos humanos, o a otras violaciones también a los
derechos humanos, tal vez más sutiles como la de perder el trabajo, perder los
derechos, perder la vivienda, perder la esperanza.
Creo que, en definitiva, nuestra
obligación como dirigentes globales, es construir una historia diferente en
serio. Muchos de los que aquí pasaron tuvieron discursos un tanto ambivalentes,
entre esperanzadores y entre desilusionados porque no habían podido hacer lo
que querían, como si de repente hubiera sido algo así como un capricho, como
querer hacer algo, no lo dejaron y se enojaron.
Yo creo que lo único que uno no
pude hacer cuando tiene la responsabilidad de conducir un país y, sobre todo,
cuando se tiene la posibilidad de conducir un país con mucho poder, es enojarse
y mucho menos equivocarse. Esto es lo único que no podemos hacer: equivocarnos.
Porque los errores, no los pagan los dirigentes que toman las decisiones o
hacen las elecciones imperfectas; los errores se pagan en vidas humanas, sin
son de la guerra, pero también en vidas humanas si son de la economía, en
desocupación, en falta de salud, en falta de educación, en falta de vivienda,
en inseguridad, en mano de obra barata para el narcotráfico que tanto decimos
combatir.
Una de las claves para combatir
el narcotráfico es terminar con la mano de obra barata de los países emergentes
y subdesarrollados y también terminar con el lavado de dinero del narcotráfico
en los países centrales. Porque la verdad que el dinero del narcotráfico, no se
lava en los países que producen la materia prima; el dinero del narcotráfico se
lava en los países centrales. Bueno es decirlo también ya que tanto se habla
del narcotráfico y se habla de tantas cosas.
Voy a terminar con una frase que
pronunció el señor Secretario General de Naciones Unidas, me gustó mucho, me
pareció muy apropiada la convocatoria que realizaba y que era, precisamente,
una convocatoria de convertir la esperanza en acción a través del trabajo duro,
del compromiso, la habilidad y la integridad y finalizaba diciendo: “Con pasión
–yo soy una persona con mucha pasión, a veces dicen que me excedo en esto de la
pasión y soy un poco fuerte en mis exposiciones, pero bueno-, pero sobre todo
con compasión podemos construir el futuro que su gente desea y que nuestro
mundo necesita”. Compasión, no es la primera vez que escucho esa palabra; debo
confesarles que la escuché hace muchos años en mi país con mucha frecuencia.
Tal vez lo entendí en ese momento por esto de la pasión, ¿no?, la pronunció y
la pronuncia todavía un cardenal argentino que hoy es Papa, a quien también le
agradezco como cristiana la intervención fundamental que tuvo también en esto
de la cuestión Siria. Compasión, pasión por la esperanza, pasión por el
provenir, pasión por el futuro y compasión por los que menos tienen, por los
más vulnerables, por los que esperan todo, por los que no han hecho nada para
merecer la miseria y el estar dejados de la mano de Dios. Con compasión para
todos aquellos que son víctimas de la guerra, de la desocupación, de la
miseria, de la pobreza, en definitiva, de nuestros propios fracasos como
dirigencia global.
Muchas gracias y muy buenas
noches a todos y a todas. (APLAUSOS)
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