La batalla cultural
Tantas
expectativas me irradiaba la tan mentada batalla cultural que a poco de ver cómo
funcionan su primeras escaramuzas me entraron ganas de contarte como veo yo el
diseño de la cancha, amiguito, porque me parece que no la vemos todos igual…
Poresotedigoynoconganas
dehacertedemaestrociruela
sinoparanodecirteloquetequierodecir
perodecirtealgoporquelaverdadesque
sinadietedicenadatevasapensarque
todoloquehacesestabien:
Batalla
cultural -diría yo- no es repetir las mismas frasecitas de Jauretche o Scalabrini
como una letanía incomprensible, la batalla cultural no es imponerle a los
trabajadores tus “caracterizaciones de la etapa” y tus melindres sobre “condiciones
objetivas y subjetivas”, batalla cultural no es “ocupar espacios” solamente
para vegetar en ellos sin pasión, batalla cultural no es llevar banderas a
exhibirlas en las ventanas del despacho del funcionario que juega a que es tu
“referente” porque las banderas quedan
lindas en la foto; batalla cultural no es llenar con palabrerío Nac Y Pop las
mismas ideas que se le chorriaron al imperio; batalla cultural no es “sinergia
militante”; batalla cultural no es aullar como un poseso contra todo aquello
(lo entiendas o no) que te suene “Anti-K” sin importar la trayectoria ni el lugar
de quien lo dice; batalla cultural no es creer que la historia comenzó el día
que te conmocionaste por la muerte del Néstor; batalla cultural no es preferir
una ignorancia Nac y Pop antes que sabidurías de cuño dudoso; batalla cultural
no es “ser rápido pal tajo”; ni fingir llantos por muertos que no te importan;
ni hacer “la cómoda”; ni sentirte más que otro; ni la altanería del éxito; ni
el cargo heredado; ni el cantito ingenioso; ni la peña; ni llevarte puesto a
nadie, amiguito, no, nada de eso es la batalla cultural…
Adherir a la
línea política de moda no es la batalla cultural; por que las modas cambian,
pero esta batalla lleva ya más de dos siglos.
Batalla
cultural es usar nuestro derecho a tener pensamiento propio, en criollo;
batalla cultural es reconocernos orgullosos en
nuestro movimiento obrero organizado, el único que tenemos, el que
creamos; batalla cultural es laburar por la patria desde cualquier lugar que
nos toque, en esta revolución democrática todos los puestos de trabajo son
puestos de lucha, y vale lo mismo un cadete que un ministro cuando quema el
fuego de la pasión; batalla cultural es tener las banderas en alto, aun cuando
el conductor diga que las enrollemos, porque diga lo que diga las necesita en
alto; batalla cultural es aprender a
reconocer las elaboraciones legitimas que produjo el pensamiento nacional y
aprender a hacerlas más grandes, mas sabias, mas reales, mas nuevas e incluso
tener la valentía de desecharlas cuando con honestidad creemos que corresponde;
batalla cultural es aprender a repartir apoyos y anatemas sin mirar el color de
la camiseta; batalla cultural es reconocer las militancias de quienes nos
precedieron, de quienes mantuvieron vivas las voces y la memoria popular cuando
las brumas del desinterés convirtieron nuestra nación en un polirubro; es tener
un hambre voraz de conocimientos, de experiencias, de saberes que -como los
ciudadanos- no ostenten títulos de nobleza, que sean aceptados en puro merito
de su idoneidad; lejos de la soberbia de
éxito, es la templanza que da el saber que también existe el fracaso (vaya que
deberíamos saber eso…) ; es saber en lo
profundo del alma aquello de que “nadie es más que nadie”
Pensémoslo,
rumiemos estas cosas con la franqueza que los asuntos de la patria merecen; por
que cuando lo entendamos la batalla cultural no puede ser perdida, por que se
gana de solo librarla…
Fernando Luis
1 comentario:
Podemos pensar , porque tenemos PATRIA !!! APOYEMOS EL PROYECTO NACIONAL Y POPULAR !!!!
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