El 16 de Septiembre de 1955, las
Fuerzas Armadas Argentinas se olvidaron que las armas se las da el pueblo para
defenderlo, y no para alzarse contra él. Los fusiladores tomaban el poder. Ya
habían demostrado su furia asesina en el bombardeo cobarde y asesino a civiles
inocentes en Plaza de Mayo, en el cañoneo sobre Mar del Plata, en las bombas
colocadas por los comandos civiles, para matar obreros en las puertas de los
subtes. Quince mil compañeros presos, un millón de desocupados y un sin número
de muertos, que tiñeron con su sangre de peronista este suelo.
El desprecio por la vida, y la
crueldad de los golpistas no tuvo límites. Fusilaron a la Patria vilmente, en
la figura de Valle, cobardemente, por la espalda, en León Suárez. Anónimamente,
en las esquinas, en las fábricas y las casas obreras.
“En cada cementerio hay una tumba
abierta por sus manos” escribía Susana Valle al dictador Aramburu en Junio del
63, año en que el General golpista presentaba su candidatura a Presidente. “….
El suyo es un camino tenebroso de sangre, de humillación y de dolor…”, continúa
“…solo la antipatria y el odio podrán poner en las urnas su boleta. El pueblo
no lo hará y UD. NO VOLVERÁ JAMÁS A ENSANGRENTAR ESTA TIERRA”
1 comentario:
Al igual que la multitud de caroludos vomitando odio, insultos y amenazas que llenaron nuestras calles con su furia e impotencia en 2012 y 2013, el 23 de setiembre de 1955 otra multitud vivaba en la Plaza de Mayo totalmente repleta, la asunción de Eduardo Lonardi como presidente de facto.
El iluso milico golpista lanzó una pacificadora proclama: "Ni vencedores, ni vencidos". Pero no era eso lo que deseban los dueños del odio. Menos de dos meses después debió dejar su "puesto" para cederlo al asesino Aramburu.
Y allí se inició nuestra decadencia, sofocando, ignorando y prohibiendo después del bombardeo vergonzoso y criminal de tres meses antes. Venían a IMPONER la libertad. La libertad más ignominiosa que Argentina sufrió, sombrío antecedente para otro régimen de terror que veinte años después nos revelara violentamente que los argentinos éramos derechos y humanos, desapareciera quien tuviera que desaparecer.
La derecha de mierda, como siempre, es origen de luctuosos aniversarios, siempre con muertos y desaparecidos, muchos muertos y desaparecidos para que no se toque la seguridad jurídica de los dueños del poder real.
Hoy, a falta de bombas y metralla, nos tiran con globos de colores y otras estupideces mientras los representantes de ese poder, profundamente corrupto en su egoismo y maldad, nos amenazan con volver a destruir nuestras vidas OTRA VEZ. Pero está claro, para poder conseguirlo, primero habrá que VOTARLOS.
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