Mariano Moreno se hunde en la mar
por Pedro Patzer
Mariano Moreno se hunde en la
mar, aunque ingenuo el que crea que sólo se hunde el cadáver de un hombre, pues
junto al cuerpo muerto de Moreno se hunden también, semillas de revoluciones,
nidos de amaneceres continentales, cancioneros de la emancipación americana.
“Es necesario emprender un nuevo camino en que lejos de hallarse alguna senda,
será necesario practicarla por entre los obstáculos que el despotismo, la
venalidad y las preocupaciones han amontonado después de siglos ante los
progresos de la felicidad de este continente” Con ese hombre que se hunde en la
mar, también se hunden aquellos libros, puertas de auroras, de la biblioteca de
Chuquisaca, donde el joven Mariano descubriera nuevos mundos posibles en este
mundo (o tal vez nuevos sueños humanos dentro del viejo corazón humano). Allí
leyó una frase de Rousseau que le cambió la vida (y la muerte): “El hombre ha
nacido libre, pero en todas partes se halla encadenado” Mariano Moreno se hunde
en la mar, con él se hunden los ecos de la rebelión de Túpac Amaru, y el deseo
de lucha que le despertara la esclavitud de los mineros de Potosí. “Quiero más
una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila” Mariano se hunde en la
mar y con él se hunden su renuncia al antiguo dios de la conquista y su fe irremediable
al nuevo hombre de la revolución de la igualdad, la fraternidad y la libertad.
“Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre
no conoce lo que puede, vale, debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y
será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía” Mariano
Moreno se hunde en la mar y con su cuerpo se hunden sus anhelos de pan para
todos, y oro para nadie: "Es máxima aprobada que las fortunas agigantadas
en pocos individuos, a proporción de lo grande de un Estado, no sólo son
perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil" Moreno se hunde
en la mar y con él, el dolor de un humano por los indígenas ultrajados: “Desde
el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron
otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con
opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y
servicios de sus amos, jueces y curas”. Mariano Moreno se hunde en la mar y con
él las armas de futuro, cargadas con la euforia de mayo: “El pueblo no debe
contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca puedan
obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que
excitarán su codicia; no por el número de tropas, que en muchos años no podrán
igualar las de Europa; lo seremos solamente cuando renazcan en nosotros las
virtudes de un pueblo sobrio y laborioso". Mariano se hunde en la mar, y
con él la guitarra, la plegaria del humilde y la resistencia popular:
“Felizmente, se observa en nuestras gentes, que sacudido el antiguo
adormecimiento, manifiestan un espíritu noble, dispuesto para grandes cosas y
capaz de cualesquier sacrificios que conduzcan a la consolidación del bien
general” Moreno se hunde en la mar y con él, el amor hacia María Guadalupe
Cuenca y Marianito, su hijo: "Moreno, si no te perjudicas, procura venirte
lo más pronto que puedas o hacerme llevar porque sin vos no puedo vivir. No
tengo gusto para nada de considerar que estés enfermo o triste sin tener tu
mujer y tu hijo que te consuelen” Mariano se hunde en la mar y con él un
testigo digno de la resistencia de los criollos contra las invasores ingleses:
"Yo he visto llorar muchos hombres por la infamia con que se les
entregaba; y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres de la
tarde del 27 de junio de 1806, vi entrar a 1.560 hombres ingleses, que
apoderados de mi patria se alojaron en el fuerte y demás cuarteles de la
ciudad." Moreno se hunde en la mar y con ese cuerpo, se hunde el fundador
de la biblioteca y de la Gazeta, aunque Mariano regresara en los libros de
mañana, en el Martín Fierro, en la Canción desesperada de Discépolo, en la obra
de Jauretche, en los versos de León Benarós: “Don Mariano Moreno/ que en hora dijera/
si desde el mar profundo/ nos respondiera/ a la huella paisanos/ que ya
llegamos/ las provincias unidas/ nos declaramos” Mariano Moreno se hunde en la
mar y con él, la memoria del agua hace su inventario de los hombres que ,
soñando cambiar el mundo, alcanzaron la noche marítima, hombres arrojados al
mar, por querer hacer de la tierra un lugar más hermoso: “Ya mis ojos son
barro/ en la inundación/que crece, decrece,/aparece y se va/ y mis ojos son
barro/en la inundación” (Bersuit Vergarabat) Moreno se hunde en la mar y con él
emerge la inolvidable frase de Saavedra: "Hacía falta tanta agua para
apagar tanto fuego" Porque un joven que se hunde en la mar no tiene
destino de muerte, ya que pasa integrar el milenario elenco del coro oceánico (ese
mismo que Alfonsina y que los jóvenes soldados del Crucero General Belgrano)
Mariano Moreno se hunde en la
mar, con apenas treinta y tres años, cual Cristo criollo que resucitara
cualquier domingo de revolución. Moreno se hunde en la mar y con él emergen los
fusiles escupiendo muerte sobre Dorrego, el yugo decapitando al Chacho
Peñaloza, la oligarquía derrocando a Yrigoyen, las bombas cayendo sobre plaza
de mayo.
Mariano Moreno se hunde en la
mar, y mas nunca se encontrará su cuerpo, Moreno fue el comienzo del linaje de
cuerpos desaparecidos. Aunque Mariano (como los desaparecidos) no es un cadáver
que se hunde en la mar, es una ofrenda de porvenir,como el sol que se esconde
en el océano para preparar el próximo amanecer. Mariano Moreno atardece en la
mar, y son los hijos de su aurora, todos los que forman el despertar de esta
tierra.
Mariano Moreno (Buenos Aires, 23
de septiembre de 1778 - alta mar, 4 de marzo de 1811)
No hay comentarios:
Publicar un comentario