Ayer, hace ocho años atrás ocurría un acontecimiento que sin duda conmovería al mundo.
Era difícil en esos momentos entender lo que estaba sucediendo.
Sin embargo, para cualquier observador crítico algunas pistas se iban enhebrando.
Llegue a mi casa en el preciso momento que las torres se empezaban a desmoronar.
Otra cámara mostraba un avión sobrevolando el capitolio.
Ya se hablaba del ataque al pentágono.
Y mientras muchos se preguntaban donde estaba y que hacía la defensa aérea más compleja del planeta, ya alguien pronunciaba por la CNN el nombre de Osama Binladen.
El plan se cumplía a rajatabla.
Sólo el desorden del qué pasó con el avión que fue bajado en las afueras de Washington, y el extraño boquete en el pentágono – que mostraba a las claras que no había sido un avión -, levantaban un cierto margen de sospechas. Pero este fue rápidamente disipado por las imágenes desgarradoras de la gente tirándose de lo que quedaba de una de las torres, de los heroicos bomberos socorriendo gentes salidas desde los escombros, etc. etc.
Los más lentos comenzaron a desconfiar cuando Afganistán fue invadido.
Y todavía son muchos, demasiados, los que creen la historia oficial.
Anteayer, tal vez por casualidad (?) fue el día escogido para otro atentado.
Esta vez el blanco elegido en vez de las torres gemelas, fue clorin y su melliza sociedad rural.
Hora antes de que la Presidenta anunciara acuerdos con molineros y exportadores de granos, 200 “agentes” de la AFIP entraban a clorín y unos 25 al predio de la sociedad rural, un zocalo de TN nos informaba que en el interior de la Provincia de Buenos Aires, era allanado el domicilio de un gerente de clarín.
Mientras los operativos estaban en curso ya había placas en America que condenaban los operativos y la Estensoro era entrevistada al respecto en los estudios de TN.
El plan se cumplía a rajatabla.
En política, para bucear las causas de los hechos, debemos estudiar las consecuencias de esos hechos, y particularmente a quienes benefician. Lo demás – la verdad -, será dado por añadidura.
Esperemos que no le tiemble el pulso a nadie al llevar la investigación de estos sucesos hasta las ultimas consecuencias.
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