
En 1932, Aldous Leonard Huxley sorprendía con Un Mundo Feliz, increíble novela de ciencia ficción que muestra un mundo perfectamente controlada y ordenado. A tal punto está ordenado, que los nacimientos son en realidad clonaciones seriadas que dan “humanos” de distintas categorías. Todo ello en función de un orden donde han sido desterrados los sentimientos básicos que han movido – y mueven, a pesar de todo -, a la humanidad.
No obstante, todos los habitantes de este mundo (año 2540 de la Era Fordiana – según Huxley-), “son felices”, ya que desde su mismísima concepción, son condicionados (mediante hipnopedia), para apreciar las ventajas de pertenecer a su casta y a su mundo, un mundo totalmente globalizado que es gobernado por un Estado Mundial.
El 31 de marzo de 1999, o sea 67 años de tecnología después, asistimos al estreno de Matrix (The Matrix en su título original). Aquí la acción transcurre en el año 2199, y la humanidad está gobernada por máquinas, las que al verse privadas de la energía solar utilizan a los humanos como fuente de energía.
No me voy a extender en explicaciones sobre esta película, ya que supongo todos la hemos visto.
Pero les confieso que desde que vi Matrix por primera vez (hablo de la primera, ya que como pasa siempre las segundas partes no son buenas y las terceras menos…), digo, desde que la vi, y particularmente desde que vi la imagen de los humanos encapsulados y conectados a la matrix, recree la imagen (creada en mi imaginación), de los fetos clonados que nos propone la imaginación de Huxley.
En ambas, el fin es el mismo. Una sociedad mansa que acepta la realidad por ignorarla… unos por haber sido condicionados desde antes de nacer… otros porque se la han cambiado y para siempre.
Desde Un Mundo Feliz, los Monopolios mediáticos (Cadena 3 - acá en Córdoba -, TN, America, etc. etc.) son las drogas, imaginados por Huxley, que les inyectaban a los fetos clonados para que estos crecieran aceptando su ubicación social, e insertándose mansamente en ese mundo perverso; luego acompañados por distintos placebos (más monopolios mediáticos).
Desde La Matrix, estos son nada más ni nada menos quienes pretenden instalar en nuestras vidas un mundo virtual que sólo existe en ellos (en su propósito, en su intención), alejado de la propia realidad.
En Un Mundo Feliz, la escapatoria a ese sistema opresivo y perverso la encarnará John (un salvaje nacido de manera natural en el mundo periférico), en una acometida épica sobre ese sistema.
En Matrix, la opción o la salida está en la pastilla roja que Neo toma (en lugar de la azul), para conocer La Matrix y poder luchar contra ella.
Yo soy daltónico, pero reconozco perfectamente la diferencia entre el azul y el rojo (dos colores primarios), esperemos que los senadores también sepan apreciar la diferencia y tomar la pastilla correcta.
Sólo así llegaremos a Zión.
(y derrotaremos al agente Smith, el clorin de los monopolios)
No obstante, todos los habitantes de este mundo (año 2540 de la Era Fordiana – según Huxley-), “son felices”, ya que desde su mismísima concepción, son condicionados (mediante hipnopedia), para apreciar las ventajas de pertenecer a su casta y a su mundo, un mundo totalmente globalizado que es gobernado por un Estado Mundial.
El 31 de marzo de 1999, o sea 67 años de tecnología después, asistimos al estreno de Matrix (The Matrix en su título original). Aquí la acción transcurre en el año 2199, y la humanidad está gobernada por máquinas, las que al verse privadas de la energía solar utilizan a los humanos como fuente de energía.
No me voy a extender en explicaciones sobre esta película, ya que supongo todos la hemos visto.
Pero les confieso que desde que vi Matrix por primera vez (hablo de la primera, ya que como pasa siempre las segundas partes no son buenas y las terceras menos…), digo, desde que la vi, y particularmente desde que vi la imagen de los humanos encapsulados y conectados a la matrix, recree la imagen (creada en mi imaginación), de los fetos clonados que nos propone la imaginación de Huxley.
En ambas, el fin es el mismo. Una sociedad mansa que acepta la realidad por ignorarla… unos por haber sido condicionados desde antes de nacer… otros porque se la han cambiado y para siempre.
Desde Un Mundo Feliz, los Monopolios mediáticos (Cadena 3 - acá en Córdoba -, TN, America, etc. etc.) son las drogas, imaginados por Huxley, que les inyectaban a los fetos clonados para que estos crecieran aceptando su ubicación social, e insertándose mansamente en ese mundo perverso; luego acompañados por distintos placebos (más monopolios mediáticos).
Desde La Matrix, estos son nada más ni nada menos quienes pretenden instalar en nuestras vidas un mundo virtual que sólo existe en ellos (en su propósito, en su intención), alejado de la propia realidad.
En Un Mundo Feliz, la escapatoria a ese sistema opresivo y perverso la encarnará John (un salvaje nacido de manera natural en el mundo periférico), en una acometida épica sobre ese sistema.
En Matrix, la opción o la salida está en la pastilla roja que Neo toma (en lugar de la azul), para conocer La Matrix y poder luchar contra ella.
Yo soy daltónico, pero reconozco perfectamente la diferencia entre el azul y el rojo (dos colores primarios), esperemos que los senadores también sepan apreciar la diferencia y tomar la pastilla correcta.
Sólo así llegaremos a Zión.
(y derrotaremos al agente Smith, el clorin de los monopolios)