(tn+clarin+lanacion+canal13+perfil+lavozdelinterior+etc.etc.)
Si alguno tiene un auto que le está como sobrando, como que no sepa que hacer con él, que lo quiera tirar a la mierda… si es así, váyase a un buen camino de cornisa con una caída de no menos de 150 metros y déjelo caer… ah! Previamente cargue bien el tanque de combustible.
Cuando el auto vaya cayendo y desarmándose en cada tumbo usted tendrá una tremenda revelación… los autos cuando caen no explotan.
Se sentirá como un re boludo… pensará en como le tomaron el pelo en esas series donde los autos apenas ruedan unos pocos metros y dan un brinco arden como una tea.
Eso es el ¡Efecto Jólivu!.
Ahora bien, si usted pudiera tirar un tren a un precipicio, o desde un gigantesco puente… (que podríamos haberlo hecho en los ´90, cuando empezaron a sobrar trenes a lo pavote…), el efecto sería idéntico… o peor, miles y miles de kilos de hierro retorciéndose, deformándose y ni una puta llama…
El impacto de un meteorito es comparable a la caída de una pesada roca o trozo de metal.
Tomemos sino una buena gomera (u onda, u ondera), con un buen bulón y tirémoslo contra cualquier superficie… a lo sumo saldrá alguna chispita que no encenderá nada porque no hay nada para encender…
Si bien es cierto que la masa del meteorito puede llegar a la superficie a una tremenda temperatura y que por lo tanto al impactar se despidan trozos ígneos… esto no es una explosión… será apenas un chisporroteo...
Los tremendos impactos “explosivos” de los meteoritos eliminando de la faz de la tierra a los tan – ahora – amados dinosaurios (que hemos visto en alguna pelicula), no es sino parte del…
¡¡Efecto Jólivu!!
Por ultimo y a sabiendas de ser cargoso…
recordemos que la velocidad de la luz es de aproximadamente:
300.000 kilómetros por segundo.
(para el ojo humano, la propagación de la luz es instantánea… se entiende?)
En cambio, la velocidad del sonido es de apenas:
1224 kilómetros por hora (casi una babosa...)
o sea, cuando ocurre una explosión, primero la vemos ("la luz enceguecedora")... y al ratito – de acuerdo a la distancia -, la escuchamos…..
Esas cuestiones no las sé por experto en ciencia exacta alguna, son simples recuerdos de cuando terminé la secundaria allá por los 60 y pico, y refrescados ahora con google.
Algo que cualquier periodista pedorro de cualquier multimedio hegemónico pedorro debería saber y/o hacer a la hora de “informar” algunos sucesos.
El problema del Efecto Jólivu es que empezamos por creernos lo de los autos envueltos en llamas y después, frente a una urna, hacemos pelotudeces que motivan a Fito a decir lo que dijo…
(Y entonces debemos esperar a que caiga un meteorito… y asi sucesivamente, amen.)
Si alguno tiene un auto que le está como sobrando, como que no sepa que hacer con él, que lo quiera tirar a la mierda… si es así, váyase a un buen camino de cornisa con una caída de no menos de 150 metros y déjelo caer… ah! Previamente cargue bien el tanque de combustible.
Cuando el auto vaya cayendo y desarmándose en cada tumbo usted tendrá una tremenda revelación… los autos cuando caen no explotan.
Se sentirá como un re boludo… pensará en como le tomaron el pelo en esas series donde los autos apenas ruedan unos pocos metros y dan un brinco arden como una tea.
Eso es el ¡Efecto Jólivu!.
Ahora bien, si usted pudiera tirar un tren a un precipicio, o desde un gigantesco puente… (que podríamos haberlo hecho en los ´90, cuando empezaron a sobrar trenes a lo pavote…), el efecto sería idéntico… o peor, miles y miles de kilos de hierro retorciéndose, deformándose y ni una puta llama…
El impacto de un meteorito es comparable a la caída de una pesada roca o trozo de metal.
Tomemos sino una buena gomera (u onda, u ondera), con un buen bulón y tirémoslo contra cualquier superficie… a lo sumo saldrá alguna chispita que no encenderá nada porque no hay nada para encender…
Si bien es cierto que la masa del meteorito puede llegar a la superficie a una tremenda temperatura y que por lo tanto al impactar se despidan trozos ígneos… esto no es una explosión… será apenas un chisporroteo...
Los tremendos impactos “explosivos” de los meteoritos eliminando de la faz de la tierra a los tan – ahora – amados dinosaurios (que hemos visto en alguna pelicula), no es sino parte del…
¡¡Efecto Jólivu!!
Por ultimo y a sabiendas de ser cargoso…
recordemos que la velocidad de la luz es de aproximadamente:
300.000 kilómetros por segundo.
(para el ojo humano, la propagación de la luz es instantánea… se entiende?)
En cambio, la velocidad del sonido es de apenas:
1224 kilómetros por hora (casi una babosa...)
o sea, cuando ocurre una explosión, primero la vemos ("la luz enceguecedora")... y al ratito – de acuerdo a la distancia -, la escuchamos…..
Esas cuestiones no las sé por experto en ciencia exacta alguna, son simples recuerdos de cuando terminé la secundaria allá por los 60 y pico, y refrescados ahora con google.
Algo que cualquier periodista pedorro de cualquier multimedio hegemónico pedorro debería saber y/o hacer a la hora de “informar” algunos sucesos.
El problema del Efecto Jólivu es que empezamos por creernos lo de los autos envueltos en llamas y después, frente a una urna, hacemos pelotudeces que motivan a Fito a decir lo que dijo…
(Y entonces debemos esperar a que caiga un meteorito… y asi sucesivamente, amen.)
2 comentarios:
jajajajajaja, tal cual como, como de pelicula no?.
Que bueno que estas de nuevo por estos lados vejetin, solo es mucho trabajo, jajajaaja.
Pavlo
retomamos, mañana va otro
Mele
abrazo!
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