(Boludo para armar)
Lo peor que le puede ocurrir a un político es no saber donde esta parado.
(y es fácil saberlo... sólo hay que recordar el pasado inmediato...)
El “proceso” genocida que comenzó el 24 de marzo de 1976, cuando se fue dejó huellas imborrables.
Estas no fueron fruto de la casualidad sino consecuencia directa de lo que se propusieron.
El mayor logro fue dejar una sociedad asustada y temerosa, incapaz de articular con un mínimo de coherencia las respuestas que el momento histórico requería.
Y como consecuencia directa de ella es que florecieron á partir de la mitad de la década del ´80, y con más insistencia en los ´90, las famosas candidaturas “estrellas”, en cuyo marco cualquier pichiruchi que se hubiera destacado en “algo”, podía consecuentemente ser candidato a “algo”; más allá de capacidades, disposiciones, virtudes o lo que joraca fuera.
No es ocioso destacar que entre los 30.000 desaparecido, había sin duda un número importante de cuadros políticos que de haber estado presentes en esas décadas le hubieran dado otro sesgo a la vida política argentina.
Es en ese marco que en el mapa político de nuestro país aparecen figuras que en otro contexto, nada podrían haber hecho siquiera para figurar (lo cual hubiera sido tremendamente saludable para el curso de nuestra historia contemporánea).
De todos ellos, los más notables fueron, sin duda el cantautor tucumano y el fracasado motorman de la fórmula uno.
Con lo cual, y a la luz de su propia historia, escuchar el desmadre estúpido y extemporáneo del santafesino solo puede llamar a risa;
no cabe profundizar intelectualmente la cosa de alguien cuya sóla virtud, es haber manejado autos de carrera y heredar los campitos de la familia.
Por eso te decimos
¡No existis boludo!, ¡¡¡el que se mete la candidatura en el orto sos vos!!!
1 comentario:
Impresentable el segundon.
Pavlo
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