La peor discriminación que puede padecer cualquier grupo étnico, religiosos, o lo que fuera, es aquella que procede de su propia determinación de diferenciarse del conjunto social donde esta inserta y al cual pertenece.
Nuestro país (al igual que nuestra América india) alberga, siniestramente, en su historia, capítulos oscuros de matanzas y masacres, que al parecer tienden a quedar impunes.
Y no es que esto este bien, o deba ser así. Es nuestra historia.
Todavía se escuchan los gritos de la gente cayendo en la avda. y plaza de mayo cuando los aviones de la marina bombardeaban.
Resuenan en el silencio de la base Almirante Zar los gritos de los dieciséis compañeros fusilados, mezclándose en el tiempo con los fusilados de José León Suarez.
Y desde el sur llegan los gritos de los fusilados de la Patagonia, de los muertos en Bs. As. en la semana trágica… y así podríamos remontarnos en nuestra historia hasta los crímenes políticos en el gobierno de Sarmiento, de los asesinados por la mazorca rosista… y seguir… y seguir…
Esta es la realidad del país, País que constituimos todos, absolutamente todos los que vivimos en él.
Nadie podría, ni debería, reprochar que algo no se investigó por falta de interés de grupo de pertenencia.
Porque los crímenes sociales son de interés de toda la sociedad.
Suponer que el atentado a la sede de la Daia y Amia tiene alguna significación especial que lo diferencia del conjunto, es un error producto del dolor inmediato, o, lo peor, del sentirse diferente.
No hablo de olvidar. Como sobreviviente de la generación masacrada en los ´70, lejos estoy de plantear tal cosa.
Sólo la memoria permite llegar a la justicia.
Pero partamos de la igualdad y de la coherencia.
Tengo tanto interés en que se aclare el atentado a la Daia / Amia, como que se juzgue a los marinos asesinos del ´55.
Por que en ambos casos cayeron compatriotas. Todos de igual valor humano.
Por otro lado, y esto no es personal, sino político. Estoy totalmente al lado del pueblo Palestino que es sistemáticamente agredido por el estado de Israel.
En esto coincido totalmente con el compañero D´Elia.
Por eso creo que la masacre del pueblo de Caná bajo el fuego del ejercito de Israel, debería estar tan viva en la memoria de los familiares de víctimas de la Daia / Amia, como el atentado a esta.
Salvo que pensemos que el pueblo judio es elegido de dios.
Si es asi, no vale la pena que hablemos de nada.
Creo que los vientos de odio han sido soplados por algunos que dicen ser víctimas (en Argentina), pero reivindican a victimarios de otras latitudes (Palestina).
2 comentarios:
Acuerdo con usted compañero martinez, y me pregunto ¿aportar economica e ideologicamente al estado de Israel no es ser sicario de este en el absoluto sentido de la palabra?.
Pavlo
totalmente de acuerdo.
Qué mas decir, no?
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