miércoles, 31 de octubre de 2012

NANAS DE LA CEBOLLA





NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

*Miguel Hernández


* Miguel Hernández Gilabert  (Orihuela, 30 de octubre de 1910 – Alicante, 28 de marzo de 1942)
Al estallar la Guerra Civil, Miguel Hernández se alista en el bando republicano. Hernández figura en el 5º Regimiento y pasa a otras unidades en los frentes de la batalla de Teruel, Andalucía y Extremadura. En plena guerra, logra escapar brevemente a Orihuela para casarse el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa. A los pocos días tiene que marchar al frente de Jaén. En el verano de 1937 asistió al II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas celebrado en Madrid y Valencia, y más tarde viajó a la Unión Soviética en representación del gobierno de la República, de donde regresó en octubre para escribir el drama Pastor de la muerte y numerosos poemas recogidos más tarde en su obra El hombre acecha. En diciembre de 1937 nace su primer hijo, Manuel Ramón, que muere a los pocos meses y a quien está dedicado el poema Hijo de la luz y de la sombra y otros recogidos en el Cancionero y romancero de ausencias, y en enero de 1939 nace el segundo, Manuel Miguel, a quien dedicó las famosas Nanas de la cebolla.Escribe un nuevo libro: Viento del pueblo. Destinado a la 6ª división, pasa a Madrid.
Prisión y muerte
En abril, el general Francisco Franco declaró concluida la guerra y se había terminado de imprimir en Valencia El hombre acecha. Aún sin encuadernar, una comisión depuradora franquista, presidida por el filólogo Joaquín de Entrambasaguas, ordenó la destrucción completa de la edición. Sin embargo, dos ejemplares que se salvaron permitieron reeditar el libro en 1981.

Su amigo Cossío se ofreció a acoger al poeta en Tudanca, pero este decidió volver a Orihuela. Pero en Orihuela corría mucho riesgo, por lo que decidió irse a Sevilla pasando por Córdoba, con la intención de cruzar la frontera de Portugal por Huelva. La policía de Salazar lo entregó a la Guardia Civil.
Cuando está en prisión, su mujer Josefina Manresa, le envía una carta mencionando que sólo tenían pan y cebolla para comer; el poeta compone en respuesta las Nanas de la cebolla.2 Desde la cárcel de Sevilla lo trasladaron al penal de la calle Torrijos en Madrid (hoy calle del Conde de Peñalver), de donde, gracias a las gestiones que realizó Pablo Neruda ante un cardenal, salió en libertad inesperadamente, sin ser procesado, en septiembre de 1939. Vuelto a Orihuela, fue delatado y detenido y ya en la prisión de la plaza del Conde de Toreno en Madrid, fue juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940. Cossío y otros intelectuales amigos, entre ellos Luis Almarcha Hernández, amigo de la juventud y vicario general de la Diócesis de Orihuela (posteriormente obispo de León en 1944), intercedieron por él, conmutándosele la pena de muerte por la de treinta años. Pasó a la prisión de Palencia en septiembre de 1940 y en noviembre al Penal de Ocaña (Toledo). En 1941, fue trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde compartió celda con Buero Vallejo. Allí enfermó. Padeció primero bronquitis y luego tifus, que se le complicó con tuberculosis. Falleció en la enfermería de la prisión alicantina a las 5:32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con tan sólo 31 años de edad. Se cuenta que no pudieron cerrarle los ojos, hecho sobre el que su amigo Vicente Aleixandre compuso un poema. Fue enterrado en el nicho número mil nueve del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, el 30 de marzo.

sábado, 27 de octubre de 2012

Extrañamos a Néstor



Extrañamos a Néstor

Por Estela de Carlotto *


Néstor Kirchner fue un patriota, un político valiente que se atrevió a hacer lo que algunos presidentes constitucionales no se animaron. Por eso, cuando hace dos años lo sorprendió la muerte, el pueblo argentino se terminó de sacudir la modorra del “no te metás” –impuesta por la dictadura militar primero y reforzada más tarde por el neoliberalismo salvaje de los años ’90–, para comprometerse aún más con el modelo de país que él había propuesto construir.

Hasta 2003, el Estado argentino amparó a los asesinos y a sus cómplices e hizo del olvido y la impunidad una política pública. Aquel año, con la llegada al poder de Néstor Kirchner, nuestro país asumió los derechos humanos como proyecto de país. Néstor y Cristina, cada uno a su turno, rompieron con el círculo de impunidad avalado y promovido a lo largo de dos décadas por los mandatarios que los precedieron. Los criminales de la dictadura, que hasta entonces caminaban impunes entre nosotros, comenzaron a ser juzgados y condenados.

Durante las gestiones de Néstor y de Cristina nuestra Asociación pudo resolver 32 casos de nietos apropiados, todos ellos hijos de nuestros hijos desaparecidos. Estos nietos han sido fruto de nuestra búsqueda pero también del mayor acompañamiento del Estado.

Con la asunción de Néstor nos hemos sentido más acompañadas. No somos las únicas. Millones de argentinos y argentinas sienten que ya no están frente a un Estado ausente y por eso mantendrán vivo en su memoria y en sus corazones su recuerdo. El firme compromiso que Néstor y Cristina asumieron con los derechos humanos desde el principio fue de la mano de una fuerte ampliación de los derechos sociales y de ciudadanía. Las Abuelas, que todos los días caminamos las calles, visitamos escuelas y dialogamos con organizaciones de la sociedad civil, percibimos todos estos avances que buena parte del espectro mediático prefirió ocultar, hasta que no pudo hacerlo más.

Poco conocíamos de Néstor cuando accedió a la Presidencia. Sin embargo, lentamente fuimos descubriendo su compromiso y voluntad por construir un país más justo y soberano. Fue él quien pidió perdón en nombre del Estado por las atrocidades cometidas durante la dictadura y así abrió las puertas a la verdad histórica: se anularon las leyes de obediencia debida y punto final; comenzaron los juicios a los genocidas, y cada lugar de encierro, de tortura y de muerte se convirtió en un espacio de memoria.

Todas estas políticas permitieron la reconstrucción de lazos solidarios desintegrados durante décadas en Argentina. El –y hoy Cristina– fue quien supo leer las demandas sociales y articular con instituciones y organismos que veníamos trabajando en ellas en pos de la construcción de nuevos derechos. Supo dialogar, generar puentes, confiar, apostar y exigir. Es decir, construir colectivamente, a través de la militancia.

Este legado de compromiso, de solidaridad, de lucha contra el individualismo y de apuesta a lo público es el que ha sembrado junto a nuestra querida Presidenta y es el que hoy recogen cientos de jóvenes militantes. El mismo legado que dejaron los 30 mil desaparecidos y miles de detenidos y exiliados de la dictadura.

Hace dos años decíamos que debíamos acompañar a Cristina para seguir profundizando las políticas iniciadas, para que todos y todas vivamos en un país más justo. Hoy, y luego de su reelección, hemos visto muchas de esas políticas concretadas: la Asignación Universal por Hijo, la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la ley de matrimonio igualitario, entre otras medidas que ampliaron derechos.

A pesar de los contundentes resultados de las elecciones del año pasado, existe un sector –cuya punta de lanza son los grupos mediáticos concentrados–, que sistemáticamente intentan frenar la profundización del modelo. Es necesario estar atentos y continuar apoyando todas las medidas que amplían derechos, cuidar los logros conseguidos hasta ahora, discutir hacia adentro –en unidad– hacia dónde queremos ir y, para cumplir con los sueños de Néstor y los de nuestros hijos, seguir haciendo de la participación popular un culto. Sólo así, con el respaldo real de la gente, escuchando sus demandas y traduciéndolas en políticas eficaces y duraderas, podremos hacer frente a las embestidas de los que siempre piensan con el bolsillo y nunca con el corazón.

Como hace 35 años, las Abuelas seguiremos caminando por la vereda del pueblo, como valientemente, cuando nadie lo esperaba, hizo Néstor. La llama que encendió seguirá viva. Lo vemos en nuestros nietos y en los miles y miles de jóvenes militantes que sueñan su mismo sueño, que también es el de nuestros hijos, el sueño de la patria grande y de la justicia social.

* Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

jueves, 25 de octubre de 2012

Noton de hoy





Un momento nuevo


Por Mariana Moyano

Cuando recurrieron a la aparentemente inofensiva –pero ideológica y políticamente tramposa formulita “la gente”–, me dije “Zas, una nueva derrota”. Corría esa década en la cual todos los días, las mayorías –estuviésemos anestesiados, derrotados o en asumido franco retroceso– nos desayunábamos con una nueva capitulación. Y eran tantas y tan poderosas las entregas y los fracasos que esa –la receta lingüística a la que me refiero– que a mí me atravesó de un dolor tan profundo parecía a tal grado menor, que hasta temor me generaba comentarlo.

La usaron la primera vez, seguro, a modo de test. Para ver si estaban en condiciones de elevar el umbral de permisividad de los argentinos. Y los habilitamos. Y pudieron. Y, en consecuencia, siguieron. “Si es bueno, la gente tiene derecho a elegirlo”, se lanzaron. Para luego animarse a más, a mucho más, en 1999 con un “Si la política no cambia, pierde la gente”.

Estamos hablando, por supuesto, de un conglomerado de medios. De un grupo económico, sí. Del poder comunicacional más extraordinario del que tenga memoria la historia argentina. De un oligopolio con comportamiento monopólico cada vez que encuentra –o le dejan abierta– una hendija. Pero también –y me tiento de decir, sobre todo– estamos hablando de la corporación con el dominio más fenomenal durante décadas de los modos de decir y pensar de los argentinos; del imperio que mejor supo medir y oler el estado de situación de las mentes locales; del emporio proveedor de sentidos cuya supremacía tuvo como pilar el profundo y acabado conocimiento de cómo era la clase media argentina a la que ellos le hablaban, que ellos moldeaban y a la que ellos se referían.

Ese sector de la sociedad que decía como verdad bíblica una estupidez mayúscula: “Vos tenés a La Nación, que es de derecha, y todos los sabemos; tenés a Página/12, que es de izquierda. Y tenés a Clarín, que es de centro, que es más independiente y objetivo”. Y la hilada avanzaba (avanza, porque aún algunos quedan) engañada, ciega o con fiaca de pensar.

Ellos le tenían el timing a la democracia. Sabían cómo esmerilar cuando lo necesitaban, cómo construir climas cuando les hacía falta, cómo bajar el pulgar o subirlo, cómo elevar o enterrar personajes y figuras, cómo modelar nuestros modos de ver y de vernos, cómo banalizar lo peligroso, cómo licuar lo riesgoso, cómo volver inofensivo lo disruptivo y cómo meter hasta a sus propios enemigos dentro de sus propias lógicas.

Así, Abuelas de Plaza de Mayo, ex detenidos desaparecidos, políticos valientes, voces discordantes y hasta los antisistema aparecían entre sus páginas y sus notas mezclados en un igual a igual obsceno con canallas, gerentes de canallas, aprendices de canallas, dueños del poder y entregadores de la patria de turno. Todo valía lo mismo. Cuando la política estaba de rodillas, un tema de los Redondos de Ricota podía ser cortina de un noticiero para hablar de la caca de perro. No importaba si la banda más contracultural los estaba, incluso, denunciando o creaba espacios –aunque más no fuera mínimos– de contención de los desangelados abandonados por todo y por todos, incluido el por ese entonces espejo de la Argentina.

Ellos tenían la enorme capacidad de fagocitar lo insubordinado, lo sucio, lo revoltoso y volverlo digerible. Y así, no sólo le instalaban una pátina no perturbadora ni turbulenta al personaje o tema en cuestión. Lo hacían suavecito, liviano, asimilable hasta que perdiera toda la originalidad. Lo quebraban, lo recuperaban, lo eliminaban. Sí, sí. Bien les queda el léxico castrense de la política dominante de los años negros. Bien les va, porque mucho, muchísimo tuvieron que ver en su instalación.

Le tenían el tiempo tomado a la democracia. A políticos corajudos y a los cobardes. A los entregadores y a los honorables. Les sacaron el jugo a dictaduras y exprimieron a 25 años de gobiernos institucionales. Engañaron, mintieron, sedujeron. Ellos, los dueños, los gerentes y varios periodistas que hicieron el trabajo sucio.

“Yo les pido que lean el Clarín, que se especializa en titular como si quisiera hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo argentino”, bramó Raúl Alfonsín el 13 de febrero de 1987, como solía hacerlo el líder radical, mal que les pese a quienes pretenden edulcorarlo luego de muerto. Nadie, salvo ellos, oyó con atención. Y lo devastaron, lo rompieron, le arrodillaron el gobierno. Se lo sacaron de encima.

“Cometí un error”, se arrepintió el que les dio todo y más de lo que alguna vez habían soñado. “Derogar el artículo 45 de la ley de Radiodifusión fue un error. No medí las consecuencias y se monopolizó la prensa”, dijo incluso él, que se jactó de todo lo malo posible. Porque a Carlos Menem le hicieron lo mismo, lo propio, hasta convertirlo en el ejemplo de lo más pavoroso para una República en el mismísimo espacio periodístico que sin el riojano jamás sería de ellos.

Se los había dicho, aclarado y explicado el CEO del grupo a los dirigentes de la Alianza que pensaban, ingenuos, que en esos años ’90 podían sacar la cabeza más alto de lo que los propietarios lo permitían. “La oposición a Menem somos nosotros. La señora y yo.”

Y un tiempito después, con las urnas a favor y la creencia equivocada de que con eso alcanzaba, se le animó Chacho Alvarez, con el traje de vice electo ya calzado: “Viste, Magnetto, ya tenemos el poder”. De un plumazo, el verdadero hacedor lo cortó en seco: “No te equivoques, el poder lo tenemos nosotros”.

Es que el líder del Frente Grande se olvidaba de un detalle no menor, de esos datos simbólicos que no sólo sugieren, sino que definen en un solo gesto el modo de ser y hacer de todo un movimiento, de todo un gobierno o de toda una década: el acuerdo electoral entre la UCR y el Frepaso se había terminado de definir en julio de 1997 en los estudios de TN. No es inocente el lugar, el rol, que se le da al dueño de casa en semejante operación.

El país le estalló a Fernando de la Rúa, por supuesto, no a Ernestina de Noble. Así son las cosas cuando el poder “de en serio” maneja los hilos. Se prenden fuego los gobiernos, las instituciones, incluso todo el sistema democrático, pero no los patrones.

Y a Adolfo Rodríguez Saá le alcanzó una semana para aprender clarito y rápido cómo eran las reglas en estas tierras. Jorge Rendo se lo había dicho con toda nitidez: “No queda otra que devaluar”. El puntano, en lugar de hacer los deberes. recibió a Hebe de Bonafini, en un gesto folklórico que salió caro y la tempestad completa le cayó encima.

Tiempo después, unos cuantos años más tarde, fue a buscar la escupidera al territorio de Jorge Fontevecchia, cuando el titular de Perfil era aún un adversario más o menos digno de la patria paralela construida por el grupo del barrio de Constitución. “A mí me sacó Clarín”, afirmó rotundo luego de explicar con pelos y señales el operativo devaluación puesto en marcha desde las oficinas de la calle Piedras.

Y tiempo después, cuando otro presidente interino sí hizo la tarea encomendada, hasta Elisa Carrió se atrevió a dejar sellado para la posteridad en la taquigrafía parlamentaria que había leyes hechas a medida de un diario.

No eran los primeros ni habían sido los únicos. En los ’80, César Jaroslavsky, un dirigente radical de fuste, corajudo y conocedor como pocos de los entramados de una patria, lo había dicho de un modo que aún no ha sido superado por la retórica política autóctona: “Hay que cuidarse de este diario. Ataca como partido y, si uno le contesta, se defiende con la libertad de prensa”.

Pero vino un viento. Un huracán. Y un día, no se puede exactamente definir cuál de ese año bisagra que fue el 2008, se vio por primera vez un afiche. Y la leyenda se repitió en paredones con fondo de cal y letra celeste. “Clarín Miente”, habían escrito. Sí, sí. Así, cortito. Eficaz. Contundente. “Clarín Miente”. ¿Cuándo? ¿En qué? ¿Siempre? Por supuesto que esa consigna arrancaba una sonrisa cómplice y no había ninguna otra alternativa que acompañar esa afirmación que, tímidamente primero y con fuerza después, se iba instalando. Pero cerraba. Abroquelaba. Clausuraba. “Qué bien –me dije–, por fin, un adversario real de la democracia aparece escrachado con nombre y apellido en esos espacios de trinchera barrial que son las paredes urbanas. Pero faltaba increparlos, interrogarlos, hacerlos salir.”

Y una tarde, una de esas 90 tardes de rutas cortadas y chacareros golpistas, el ex presidente, el santacruceño que nos había dado decenas de sorpresas, el mismo que por no haber sabido o podido romper de entrada con la lógica dominante del vínculo entre dueños del poder político y dueños del poder les había extendido las licencias de sus canales de TV, hizo un movimiento desconcertante. En medio de un acto en Tres de Febrero les espetó sin que nadie lo demandara en voz alta y lo esperara: “¿Qué te pasa, Clarín? ¿Estás nervioso?”.

Y la historia se paró. Se detuvo un rumbo. Una página se dio vuelta y se inició un ciclo completamente distinto del que acaba de terminar segundos antes. “¿Qué te pasa, Clarín?”, les había dicho. “Hablá con la verdad”, sumó.

Ese instante congeló vasos conductores de sangre, pero sobre todo paralizó una secuencia de la historia. En ese preciso segundo las relaciones de fuerza entre política y poder real dieron un giro copernicano. “Que me saquen una foto es como que me fusilen”, había dicho el ex impune Alfredo Yabrán, casi como deslizando para la posteridad un mandamiento de lo que significa el anonimato para los dueños de todo y de todos. Y Néstor Kirchner había lanzado al centro de la escena el nombre de lo intocable. Lo puso ahí, en el medio de la arena de la política para que se las arreglara de igual a igual con todos los mortales, con todos los otros nombres cuyo destino ese diario digitaba bajo la presión de un adjetivo o del centimetraje.

“En el campo –me dijo mi marido, conocedor de lo telúrico– funciona así. Cuando queremos que los bichos y las fieras salgan, echamos agua. Y eso acaba de hacer Néstor. No les dejó más remedio que mostrarse.”

Les dio con el reflector de lleno. Porque la política no tiene muchas más herramientas que la palabra y la visibilización de los conflictos. Así es el juego limpio, a cara descubierta.

Y aquí estamos, a días de saber si la democracia podrá, si tendrá la fuerza suficiente como para torcerles el brazo a las corporaciones. Y si sucede, si eso es lo que pasa, nadie sabe cómo será lo que viene. Porque será un momento nuevo, absolutamente original. Será la primera vez en la Argentina de los conglomerados mediáticos y del poder transnacional en que las instituciones habrán puesto en su lugar a los que siempre, desde hace 200 años, se vienen llevando puesta a la República.

martes, 23 de octubre de 2012

Felipe Varela, el gran luchador por la unión de los países americanos




Felipe Varela, el gran luchador por la unión de los países americanos
Norberto Galasso habla del proyecto del libro, de la figura
del caudillo y de las raíces de la idea de integración regional.

Por : Mónica López Ocón

Hoy, a las 18:30, en el Teatro ND Ateno,  el Centro de Estudios Históricos Políticos y Sociales Felipe Varela ofrece una charla abierta América Latina ayer y hoy y, además, presenta un libro Las proclamas de Felipe Varela. El mitrismo y la "unión americana". Los expositores serán Norberto Galasso, Rubén Dri, León Pomer, Enrique Martínez y Mario Oporto.
Galasso dialogó con Tiempo Argentino sobre la figura de Varela y la importancia de su reivindicación en el presente. "El Centro de Estudios Felipe Varela –explica–se inauguró recientemente. Es una institución colateral al Centro Cultural Discépolo."

–¿Usted lo preside?
–No, digamos que yo lo oriento. No ha habido elección de autoridades, de modo que no hay presidente. Lo oriento por una cuestión de edad, porque soy el mayor en un grupode investigadores muy jóvenes.
–¿Por qué el Centro elige publicar en primera instancia las Proclamas de Felipe Varela?
–Nos pareció que lo mejor era comenzar con las proclamas porque no aparecen en muchos textos. Hicimos un acuerdo con la Editorial Colihue para publicar este libro, cuyo título completo es La proclamas de Felipe Varela. El mitrismo y la "unión americana".
–¿De qué forma esas proclamas pueden leerse desde el presente?
–Creemos este es un momento particularmente oportuno para publicar las proclamas por la situación que se está dando con la frustración del ALCA que tuvo Estados Unidos y también con el auge de instituciones como el Mercosur, la Unasur, el CELAC. Estas instituciones que hablan de una progresiva integración regional le dan actualidad a un planteo que Felipe Varela llevaba en su bandera. Estaba contra la Guerra del Paraguay, contra el centralismo porteño y a favor, por supuesto, de la unión americana. Esta unión era necesaria porque había habido un intento colonial de parte de España y porque Francia había invadido México. Varela levantaba la bandera de unión junto con la del rechazo al centralismo porteño y esto es lo que lo diferencia. Como Hernández creía que el problema estaba en el centralismo de Buenos Aires, donde estaba la base oligárquica. Por eso, Varela reclamaba por las rentas que producía el puerto y entendía que este debía ser nacional. Además, él entra desde el norte con un ejército de chilenos y bolivianos. Esto también es un ejemplo en estos momentos en que todavía hay mucha discriminación con ciertos inmigrantes de países latinoamericanos, por lo menos en Buenos Aires .
–¿Qué temas abordarán los presentadores del libro?
–Stella Calloni se ocupará de la historia latinoamericana. Rubén Dri, Enrique Martínez y Mario Oporto se referirán específicamente a los cambios en América Latina. Pomer, que es miembro del Centro Felipe Varela, y yo nos referiremos específicamente al próposito del libro. Destacaremos la importancia de la Revolución de los Colorados y de la proclama de Felipe Varela del mes de diciembre de 1866. Es un buen momento para recordar las proclamas. 

lunes, 22 de octubre de 2012

Fidel Castro está agonizando



Fidel Castro está agonizando
Por Fidel Castro

Bastó un mensaje a los graduados del primer curso del Instituto de Ciencias Médicas "Victoria de Girón", para que el gallinero de propaganda imperialista se alborotara y las agencias informativas se lanzaran voraces tras la mentira. No solo eso, sino que en sus despachos cablegráficos le añadieron al paciente las más insólitas estupideces.
El periódico ABC de España, publicó que un médico venezolano que radica no se sabe donde, reveló que Castro había sufrido una embolia masiva en la arteria cerebral derecha, "puedo decir que no vamos a volverlo a ver públicamente". El presunto médico, que si lo es abandonaría primero a sus propios compatriotas, calificó el estado de salud de Castro como "muy cercano al estado neurovegetal".
Aunque muchas personas en el mundo son engañadas por los órganos de información, casi todos en manos de los privilegiados y ricos, que publican estas estupideces, los pueblos creen cada vez menos en ellas. A nadie le gusta que lo engañen; hasta el más incorregible mentiroso, espera que le digan la verdad. Todo el mundo creyó, en abril de 1961, las noticias publicadas por las agencias cablegráficas acerca de que los invasores mercenarios de Girón o Bahía de Cochinos, como se le quiera llamar, estaban llegando a La Habana, cuando en realidad algunos de ellos trataban infructuosamente de llegar en botes a las naves de guerra yankis que los escoltaban.
Los pueblos aprenden y la resistencia crece frente a las crisis del capitalismo que se repiten cada vez con mayor frecuencia; ninguna mentira, represión o nuevas armas, podrán impedir el derrumbe de un sistema de producción crecientemente desigual e injusto.
Hace pocos días, muy próximo al 50 aniversario de la "Crisis de Octubre", las agencias señalaron a tres culpables: Kennedy, recién llegado a la jefatura del imperio, Jruschov y Castro. Cuba nada tuvo que ver con el arma nuclear, ni con la matanza innecesaria de Hiroshima y Nagasaki perpetrada por el presidente de Estados Unidos Harry S. Truman, estableciendo la tiranía de las armas nucleares. Cuba defendía su derecho a la independencia y a la justicia social.
Cuando aceptamos la ayuda soviética en armas, petróleo, alimentos y otros recursos, fue para defendernos de los planes yankis de invadir nuestra Patria, sometida a una sucia y sangrienta guerra que ese país capitalista nos impuso desde los primeros meses, y costó miles de vidas y mutilados cubanos.
Cuando Jruschov nos propuso instalar proyectiles de alcance medio similares a los que Estados Unidos tenía en Turquía —más cerca todavía de la URSS que Cuba de Estados Unidos—, como una necesidad solidaria, Cuba no vaciló en acceder a tal riesgo. Nuestra conducta fue éticamente intachable. Nunca pediremos excusa a nadie por lo que hicimos. Lo cierto es que ha transcurrido medio siglo, y aún estamos aquí con la frente en alto.
Me gusta escribir y escribo; me gusta estudiar y estudio. Hay muchas tareas en el área de los conocimientos. Nunca las ciencias, por ejemplo, avanzaron a tan asombrosa velocidad.
Dejé de publicar Reflexiones porque ciertamente no es mi papel ocupar las páginas de nuestra prensa, consagrada a otras tareas que requiere el país.
¡Aves de mal agüero! No recuerdo siquiera qué es un dolor de cabeza. Como constancia de cuán mentirosos son, les obsequio las fotos que acompañan este artículo.

Fidel Castro Ruz
Octubre 21 de 2012
10 y 12 a.m.


En : http://www.granma.cu/espanol/cuba/22-octubre-fidel-castro.html

viernes, 19 de octubre de 2012

Acto de entrega de la bandera del Operativo Cóndor en Itatí: Palabras de la Presidenta de la Nación





PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO DE ENTREGA DE LA BANDERA ARGENTINA QUE FLAMEÓ EN ISLAS MALVINAS, DURANTE EL “OPERATIVO CÓNDOR”, EN 1996, DESDE LA BASÍLICA NUESTRA SEÑORA DE ITATÍ, EN LA PROVINCIA DE CORRIENTES.

Gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; señor Gobernador de la provincia de Corrientes; Intendente de esta maravillosa Itatí; Intendente de Corrientes, Espínola, Camau; Gobernadores de las hermanas provincias de Misiones, de Entre Ríos; del Chaco, de Santiago del Estero y de Formosa, argentinos y argentinas que hoy nos hemos convocado frente al Santuario de la Virgen de Itatí: quiero decirles que he venido a cumplir una promesa – como recién decía el Arzobispo – no he venido como Presidenta, he venido como peregrina a cumplir una promesa que le hice a una mujer que hace cuarenta y seis años, poco más de cuarenta y seis años, el 28 de septiembre  de 1966, junto a su compañero Dardo Cabo y a otros compañeros, fueron 18 los peronistas, que en aquel momento de dictadura, una de las tantas que asolaron nuestra Patria, decidieron en un acto de patriotismo y de reconocimiento nacional, fueron allá a nuestras Malvinas a plantar la enseña nacional como símbolo de soberanía y compromiso de una juventud con la historia de su Patria y la de su pueblo. (APLAUSOS).

Hace pocos meses atrás, vino a entregarme las siete banderas, una de ellas – la más polvorienta – la que más tierra de Malvinas tenía, la que más había, según ella, flameado en el mástil antes de que la bajarán los usurpadores, esa – me dijo – tiene que estar en el Sur, junto a tu compañero – y allí está en el Sur, junto a él. APLAUSOS). La otra – me pidió y me hizo prometer – que la iba a traer aquí para consagrarla a la Virgen de Itatí. Porque ellos, sobre todo su esposo, que era un gran militante peronista y católico, habían hecho un retiro espiritual, antes de comenzar la misión y se había encomendado precisamente a la Virgen de Itatí para que los protegiera. Y ella con su manto y su bondad los protegió. Por eso querían que una de esas banderas descansara para siempre aquí como un símbolo junto a la Patrona de Itatí. Y acá estamos cumpliendo la promesa. (APLAUSOS).

Yo veía y leía cosas que me alcanzaron, hoy, cómo la historia se va entremezclando casi sin quererlo; alguien me alcanzó, hoy por la mañana, algo que yo no sabía. Me contaron que Eva, nuestra Evita, era muy devota de la Virgen de Itatí y que el primer Presidente que visitó este Santuario fue Perón, junto a ella. (APLAUSOS). Y lo que más me impresionó fue que el día que ellos vinieron por primera vez acá, la vez que por primera vez un Presidente pisaba este Santuario era un 27 de octubre de 1947, tres años antes que él naciera y tres años antes que ese mismo 1950 fuera inaugurado este Santuario, que data desde 1600 y que fue tantas veces remodelado. Se entremezcla también con la historia de esta maravillosa provincia de Corrientes, del valor de los correntinos en Malvinas, del valor de ese regimiento 12, que estaba en Mercedes y que formó la primera línea de fuego, en el combate, de Pradera del Ganso, uno de los más cruentos y crueles. Y esos valerosos correntinos fueron reconocidos por el propio adversario inglés que rendidos le rindió honor por el valor que habían mostrado, sin pertrechos casi, mal alimentados y sin entrenamiento pero con el valor de esta tierra que siempre ha regado las luchas de la independencia y la liberación de la Patria. (APLAUSOS).

Jóvenes en el 66 para rescatar los símbolos y clavarlos allí, junto a la bandera; jóvenes también en Malvinas entregando su vida por la defensa de la Patria y la soberanía nacional y hoy también jóvenes, miles y miles de jóvenes con banderas, pero que ya no necesitan…, miles de de jóvenes, pero ustedes tienen una inmensa suerte, que ellos no tuvieron, ellos tuvieron que levantar banderas en momentos de dictadura, en momentos donde no había democracia, en donde estaba prohibido pensar o decir un nombre, o cantar una marcha. Y los otros murieron también por su Patria, en medio de la más feroz dictadura de la que se tenga memoria; ustedes – jóvenes argentinos – tienen la inmensa suerte de hacer flamear estás banderas en una democracia plena de derechos, de garantías, en un país del que me siento orgullosa de presidir porque si las décadas pasadas fueron las décadas perdidas, yo quiero decir – con mucho orgullo – que está década, que comenzó un 25 de mayo de 2003, es la década ganada por todos los argentinos. (APLAUSOS). Porque hemos reconquistado derechos que se habían perdido, trabajadores que volvieron a recuperar su trabajo; convenciones colectivas para negociar libremente los salarios; docentes que van a la escuela a enseña y no a darle de comer a los chicos; niños que tienen la cobertura – si tienen padres que no tienen la suerte de tener un trabajo, o un trabajo registrado – de la Asignación Universal por Hijo que les otorga el derecho a la educación y a la salud; millones de ancianos, millones de nuestros viejos que se han incorporado a un sistema previsional, al que no tenían derecho porque no le habían hecho los aportes o porque los habían echado antes y no tenían trabajo. (APLAUSOS).

Jóvenes que hacen flamear sus banderas en escuelas nuevas, en nuevas viviendas, en nuevas rutas, jóvenes que hacen flamear sus banderas en millones de obras a lo largo y a lo ancho del país. Pero por sobre todas las cosas porque creo que además de las cosas materiales, que son indispensables para vivir y para la dignidad del ser humano también hemos ampliado los otros derechos intangibles, aquellos que colocan a las minorías en un píe de igualdad con todos, hemos ampliado los derechos porque en definitiva, hoy, cada argentino puede decir lo que piensa, lo que siente, donde quiera, cuándo quiera y como quiere. (APLAUSOS). Algo que esos padres, que ya no son jóvenes, y fue fueron al “Operativo Cóndor”, a esos jóvenes correntinos que regaron su sangre en Malvinas, y que más tarde desesperados por la locura de la guerra y la desesperanza no tuvieron.

El reparo, que hoy venimos a dar, el reconocimiento también a quienes fueron víctimas de la represión, allá en 1999, y que como no encontraron justicia en la Argentina tuvieron que ir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, hoy también venimos reparar esos derechos. Muchas veces se nos crítica porque dicen que tenemos mano blanda o porque cuando hay un corte o alguna cosa no reprimimos o no sacamos, miren prefiero pasar por blanda, prefiero que me critiquen antes que ser responsable de regar la tierra argentina con la sangre de un compatriota. (APLAUSOS).

También venimos a ampliar derechos de lo que fue el Plan Nacer, para ampliarlo también a los jóvenes, hasta los 19 años. Por eso el convenio, que hoy hemos firmado, por 100 millones de pesos con la provincia de Corrientes. Y yo quiero, aquí, frente a la Virgen de Itatí, frente a todos ustedes pedirle a todos los argentinos, a los 40 millones de argentinos que es necesario, hoy más que nunca, en un mundo difícil y complejo, donde quieren una vez más clavarnos las garras desde afuera, como en tantas otros oportunidades con la complicidad de algunos desde adentro, quiero pedirles a los 40 millones de argentinos que estemos unidos porque la unidad nacional es el presupuesto básico para seguir creciendo.

Hemos protagonizado, durante esta década, el crecimiento económico, social y cultural más virtuoso de nuestros 200 años de historia y lo hemos hecho porque hemos unido el corazón, nuestra mente sabiendo que no hay posibilidades de desarrollo y crecimiento si la economía no incluye al hombre y la mujer concretos de carne y hueso. Por eso reivindicamos con uñas y dientes este proyecto de inclusión social nacional, popular y democrático, profundamente democrático. (APLAUSOS).

Finalmente, mis queridos amigos, compañeros y compañeras, hermanos y hermanas, quiero pedirle y que todos le pidamos a la Virgen de Itatí, primero que me siga dando fuerzas para seguir adelante. No es lo mismo que cuando lo tenía a él al lado. También quiero pedirle a la Virgen que proteja a los argentinos, a los que todavía no hemos podido llegar, a los argentinos que todavía les falta trabajo, o un techo, salud o educación, quiero pedirle a la Virgen que los proteja hasta que podamos llegar desde el Estado para poder llegar todavía a esos argentinos; quiero también pedirle a la Virgen por los millones de argentinos que hoy tienen trabajo, que hoy pueden tener educación para sus hijos para que los siga ayudando y que esto siga siendo así. Y quiero pedirle a la Virgen también que ablande el corazón, que rece por aquellos que todavía no entienden que es necesario colaborar con solidaridad, con unidad, con organización para que Argentina sea un país que pueda cobijar a los 40 millones de argentinos; a esos que tanto tienen, a esos que la vida les ha deparado un destino, educación, casa y posibilidades, que comprendan también que es necesario seguir trabajando en esta dirección para los que no han tenido esa suerte. Yo le pido a la Virgen que también los ilumine a ellos para que comprendan la necesidad de más amor y no de odio, porque el odio no lleva a ninguna parte, necesitamos mucho amor, que la Virgen derrame amor y bendiciones sobres los 40 millones de argentinos, que la Virgen guarde a los que hace 46 años fueron a Malvinas, que la Virgen proteja y guarde a los que descansan eternamente en Malvinas y que la Virgen proteja a nuestra Patria para siempre, para que flameen sus banderas, para que flamee su juventud y para que el pueblo sea feliz y la Patria grande. (APLAUSOS).

Gracias Corrientes y gracias a todos. (APLAUSOS).