miércoles, 30 de marzo de 2011

Imitadores.



Declaraciones del hijo de Alfonsín: "Hay que hacer todo lo necesario para ganar"
El precandidato presidencial por la preUCR Ricardo preAlfonsín se mostró "sorPREndido" por la decisión del senador Ernesto Sanz de bajarse de la preinterna del 30 de preabril y pidió predisculpas a los afiliados e independientes que trabajaron durante los preúltimos meses. Mirando hacia las presidenciales de octubre, el diputado nacional aseguró que "no tenemos derecho a dar ventaja" y reiteró el llamado a realizar prealianzas con el Socialismo, el Gen y "otras prefuerzas". Aunque evitó hablar de alianzas con el peronismo disidente recurrió a la mística de las elecciones de 1983 y solicitó: "Necesitamos muchísimos votos peronistas para ganar".


...y digo yo, si necesitan taaaantos votos peronistas, por que no nos piden una colectora???
¿O pretenderá salir a hacer campaña disfrazado de Cristina el hilarante remedo de dirigente radical?

martes, 29 de marzo de 2011

Barro y bosta...


Militantes y jetones. A grandes rasgos y en todos sus niveles, el mundo de la política, -que es sin más, EL MUNDO- es un complejo compuesto, de estas dos substancias, en un estado de unión tal que casi podríamos decirlo indisoluble...
Jetón es el que llegó temprano al velorio y se fue igual de temprano al grito de llamame para lo que necesites.
Militante es el que no te dejo solo todo el resto del tiempo.
Jetón es el que te daría si pudiera.
Militante es el que te dio cuando no podía.
Jetón es el que esperaba las “condiciones objetivas y subjetivas”
Militante es el que no esperó.
Jetón es el que voto en la reunión en la que se decidió la actividad.
Militante es el que la banco hasta la hora de pasar la escoba.
Jetón es el que goza del aplauso de la tribuna local.
Militante es el que prefiere la putiada de la tribuna de enfrente.
Jetona es la que te pega un cachetazo en el congreso.
Militante es el que se lo banca con una sonrisa militante.
Jetón es el que te dice que llego primero.
Militante es el que cierra y apaga la luz.
Jetón es el que compra carteles en los edificios, minutos en la tele, líneas y fotitos en los diarios, para que le conozcan su sonrisa fotoshopeada.
Militante es el que te asume la presidencia con una curita en el bocho, por que se lastimó abrasándose al pueblo.
Jetón es el que invita gentebien a cenar un domingo y de postre sirve la victoria en una elección fraudulenta.
Militante es el que te da vuelta un fraude contando porotitos sin dormir durante una semana.
Jetón es el que llega a un cargo y no le cabe la sonrisa en la cara.
Militante es el que llega a un cargo y no le cabe un alfiler en el orto.
Jetona es la que te sale por la tele, creyendo dar lastima con la silla de ruedas, y dándola -en su lugar- cada vez que abre la boca.
Militante es la compañera que perdió la mitad de su alma, pero con la que le queda es capaz de cargarse al hombro la ventura de su pueblo.
Militante es el compañero que dijo “-cuando te doy la palabra vos estira el discurso, que acá no nos van a venir a patotiar” .
Militante es el que no dejo que nos patoteen.
Militantes son los compañeros que se subieron a un avión para poner el cuerpo y parar un golpe de estado.
Militante es el tipo que sale del hospital, echo mierda pero se banca un acto con miles de pibes que lo esperan.
Militante es el que se muere, pero antes de eso da la vida…

lunes, 28 de marzo de 2011

Tratamiento Ludovico...


¿Trabajo esclavo? –No, no estoy muy al tanto, pero viste que blokearon la planta de Clarin!!
¿Fraude electoral? –Hmm, no tampoco se demasiado, pero viste que Moyano blokeo la planta de Clarin!!
¿La complicidad de las empresas en el golpe de estado y la represión? –Uf, no, no escuche nada, pero viste que Moyano blokeo la planta de Clarin!!
¿Se rompe la mesa de enlace por que por fin Buzzi descubrió que la SRA y la CRA son golpistas contumaces? -Ehh, no, no lo sabía, pero viste que Clarin no sale por qué Moyano tiene blokeada la planta!!
¿Que existen empresas periodísticas donde está prohibido sindicalizarse? –No, no lo sabia, pero viste que los maléficos K Blokearon la planta de Clarin!!
¿Qué sali sin los pantalones? –Uy, no me di cuenta, pero viste que blokearon…

La Peñaloza Bs.As. (Preso en mi ciudad)

sábado, 26 de marzo de 2011

Ladran Sancho...

Pero tené mucho ojo Sanchito, por que son una manga de hijos de puta, y a la primera de cambio empiezan a morder de nuevo




Ya lo escuchó cumpa, no tengo mas nada que decir...

viernes, 25 de marzo de 2011

Apostillas...



Lucharla. Mariana García corrió a Estela Carlotto a lo largo de una cuadra, esquivando a sus hijas, a una amiga, a los hierros de los balcones en obra. “Quería agradecerle”, dijo. “Me di cuenta este año por primera vez que hasta ahora yo me sentía más como una víctima y nunca me sentí capacitada para lucharla, pero ahora la cosa cambió.” Mariana tiene una hermana desaparecida. A Hebe Noemí García la secuestraron el 9 de junio del ’77, era estudiante de Filosofía, siempre estaba con mucho trabajo, pero Mariana nunca supo si militó en el PRT o en qué centro clandestino estuvo detenida. Ese cambio tiene que ver justamente con eso: con la idea de ahora empezar a saber.

- Click. Las dos estaban en la fuente. Sentadas. Llegaron sin pertenencia política. Sin organización pero con un lugar de pertenencia seguro. “Todo empezó el 12 de marzo del año pasado”, dijo Adriana Colabuto, 42 años, la más joven de las dos. “Te aclaro que yo lo voté, pero el primer click lo tuve con los cuadros, cuando Néstor bajó los cuadros de Videla porque nunca sabés; y el año pasado vinimos en marzo a la convocatoria de Facebook de 6 7 8 y es como que encontramos un lugar de pertenencia.” Su amiga Norma Davio, también de Lanús, 62 años, estaba emocionada. “Muy emocionada”, explicó. “¡La cantidad de gente joven que hay es esperanzador porque son los que nos van a gobernar el día de mañana!”.

- Fiesta. Cristina Torres era la tercera amiga; docente de Almirante Brown, experimentada en las marchas. Con amigos y compañeros desaparecidos, se acordó de una plaza de veinte años atrás. “¡No se veía esta participación de los partidos políticos!”, decía. “¡Eramos siempre los mismos diez!” Antes la gente tenía miedo, decía, esto en cambio ya le parecía una fiesta. “¡Pero bueno, tenemos que seguir!”

- Poetas. La enorme masa de banderas mostró inscripciones de partidos políticos, movimientos sociales, agrupaciones territoriales, barriales, comunales, de todo tipo. Había del Teatro por la Identidad; Artesvisuales con Cristina; La Kimera de Parque Patricios; La Chilinga con músicos de “Tambores en lucha”; una bandera de Seremos Mil Flores, firmada por la agrupación La Peñaloza; la Copa de Leche Los Gurises. Un pingüino inflado en el aire de la Plaza y entre todos estaba Diego Quintana. El muchacho miraba los afiches pegados en la avenida de Mayo con volantes en la mano: su lugar era el Partido de los Poetas, uno de los pocos espacios que faltaba.

- Cómo ver a los otros. Haydeé García Buela era una de las Madres que llevaba la bandera. “Estoy muy emocionada –decía–, esto es un gran sacrificio para nosotras, pero también una gran alegría.” Haydeé estaba convencida de que los que estaban alrededor eran “más que nunca”. Que esa juventud era muy prometedora. Que era esa juventud a la que Sara, metros atrás, miraba como lo hacía años atrás: “¡A mí me da alegría ver a tantos!”, decía. Es como ver a los otros chicos, eran multitudinarios, y como ellos se dieron cuenta, los mataron”.

- Rosario cerca. Eran dos amigos. Los dos, 24 años, de Rosario. Rodrigo Villoslada y Luciano. “Nos sentimos comprometidos con esto, una manera de reivindicar a los 30 mil compañeros”, dijo Rodrigo, que milita hace cuatro meses. Un amigo lo convocó, lo invitó a sumarse a una agrupación de Agustín Rossi y el muchacho se acopló encantado: “Venía estudiando en la Universidad Católica –explicó– y la verdad es que ahí no hay militancia”.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/164893-52729-2011-03-25.html

jueves, 24 de marzo de 2011

Acto 24 de Marzo...


EL 24 DE MARZO, EN LA PLAZA DE VILLA DE LAS ROSAS, TRASLASIERRA, CORDOBA, VAMOS A HOMENAJEAR A TODOS LOS COMPAÑEROS DESAPARECIDOS DURANTE LA DICTADURA CIVICO-MILITAR DE 1976. LOS ESPERAMOS PARA ESTE ACTO. INVITA ASOCIACION CIVIL VICTORIA ROMERO " LA PEÑALOZA " MUCHAS GRACIAS.

lunes, 21 de marzo de 2011

..el sayo...



Mientras bombardean Libia, mientras bombardean Azopardo; "No es azaroso" -diría algún compañero- que hoy publiquemos este maravilloso cuento de Rozenmacher...

Cabecita negra

A Raúl Kruschovsky

El señor Lanari no podía dormir. Eran las tres y media de la mañana y fumaba enfurecido, muerto de frío, acodado en ese balcón del tercer piso, sobre la calle vacía, temblando, encogido dentro del sobretodo de solapas levantadas. Después de dar vueltas y vueltas en la cama, de tomar pastillas y de ir y venir por la casa frenético y rabioso como un león enjaulado, se había vestido como para salir y hasta se había lustrado los zapatos.

Y ahí estaba ahora, con los ojos resecos, los nervios tensos, agazapado escuchando el invisible golpeteo de algún caballo de carro verdulero cruzando la noche, mientras algún taxi daba vueltas a la manzana con sus faros rompiendo la neblina, esperando turno para entrar al amueblado de la calle Cangallo, y un tranvía 63 con las ventanillas pegajosas, opacadas de frío, pasaba vacío de tanto en tanto, arrastrándose entre las casas de uno o dos a siete pisos y se perdía, entre los pocos letreros luminosos de los hoteles, que brillaban mojados, apenas visibles, calle abajo.

Ese insomnio era una desgracia. Mañana estaría resfriado y andaría abombado como un sonámbulo todo el día. Y además nunca había hecho esa idiotez de levantarse y vestirse en plena noche de invierno nada más que para quedarse ahí, fumando en el balcón. ¿A quién se le ocurriría hacer esas cosas? Se encogió de hombros, angustiado. La noche se había hecho para dormir y se sentía viviendo a contramano. Solamente él se sentía despierto en medio del enorme silencio de la ciudad dormida. Un silencio que lo hacía moverse con cierto sigiloso cuidado, como si pudiera despertar a alguien. Se cuidaría muy bien de no contárselo a su socio de la ferretería porque lo cargaría un año entero por esa ocurrencia de lustrarse los zapatos en medio de la noche. En este país donde uno aprovechaba cualquier oportunidad para joder a los demás y pasarla bien a costillas ajenas había que tener mucho cuidado para conservar la dignidad. Si uno se descuidaba lo llevaban por delante, lo aplastaban como a una cucaracha. Estornudó. Si estuviera su mujer ya le habría hecho uno de esos tés de yuyos que ella tenía y santo remedio. Pero suspiró desconsolado. Su mujer y su hijo se habían ido a pasar el fin de semana a la quinta de Paso del Rey llevándose a la sirvienta así que estaba solo en la casa. Sin embargo, pensó, no le iban tan mal las cosas. No podía quejarse de la vida. Su padre había sido un cobrador de la luz, un inmigrante que se había muerto de hambre sin haber llegado a nada. El señor Lanari había trabajado como un animal y ahora tenía esa casa del tercer piso cerca del Congreso, en propiedad horizontal, y hacía pocos meses había comprado el pequeño Renault que estaba abajo, y había gastado una fortuna en los hermosos apliques cromados de las portezuelas. La ferretería de la Avenida de Mayo iba muy bien y ahora tenía también la quinta de fin de semana donde pasaba las vacaciones. No podía quejarse. Se daba todos los gustos. Pronto su hijo se recibiría de abogado y seguramente se casaría con alguna chica distinguida. Claro que había tenido que hacer muchos sacrificios. En tiempos como éstos, donde los desórdenes políticos eran la rutina, había estado al borde de la quiebra. Palabra fatal que significaba el escándalo, la ruina, la pérdida de todo. Había tenido que aplastar muchas cabezas para sobrevivir porque si no, hubieran hecho lo mismo con él. Así era la vida. Pero había salido adelante. Además cuando era joven tocaba el violín y no había cosa que le gustase más en el mundo. Pero vio por delante un porvenir dudoso y sombrío lleno de humillaciones y miseria y tuvo miedo. Pensó que se debía a sus semejantes, a su familia, que en la vida uno no podía hacer todo lo que quería, que tenía que seguir el camino recto, el camino debido y que no debía fracasar. Y entonces todo lo que había hecho en la vida había sido para que lo llamaran “señor”. Y entonces juntó dinero y puso una ferretería. Se vivía una sola vez y no le había ido tan mal. No señor. Ahí afuera, en la calle, podían estar matándose. Pero él tenía esa casa, su refugio, donde era el dueño, donde se podía vivir en paz, donde todo estaba en su lugar, donde lo respetaban. Lo único que lo desesperaba era ese insomnio. Dieron las cuatro de la mañana. La niebla era espesa. Un silencio pesado había caído sobre Buenos Aires. Ni un ruido. Todo en calma. Hasta el señor Lanari tratando de no despertar a nadie, fumaba, adormeciéndose.

De pronto una mujer gritó en la noche. De golpe. Una mujer aullaba a todo lo que daba como una perra salvaje y pedía socorro sin palabras, gritaba en la neblina, llamaba a alguien, gritaba en la neblina, llamaba a alguien, a cualquiera. El señor Lanari dio un respingo, y se estremeció, asustado. La mujer aullaba de dolor en la neblina y parecía golpearlo con sus gritos como un puñetazo. El señor Lanari quiso hacerla callar, era de noche, podía despertar a alguien, había que hablar más bajo. Se hizo un silencio. Y de pronto gritó de nuevo, reventando el silencio y la calma y el orden, haciendo escándalo y pidiendo socorro con su aullido visceral de carne y sangre, anterior a las palabras, casi un vagido de niña, desesperado y solo.

El viento siguió soplando. Nadie despertó. Nadie se dio por enterado. Entonces el señor Lanari bajó a la calle y fue en la niebla, a tientas, hasta la esquina. Y allí la vio. Nada más que una cebecita negra sentada en el umbral del hotel que tenía el letrero luminoso “Para Damas” en la puerta, despatarrada y borracha, casi una niña, con las manos caídas sobre la falda, vencida y sola y perdida, y las piernas abiertas bajo la pollera sucia de grandes flores chillonas y rojas y la cabeza sobre el pecho y una botella de cerveza bajo el brazo.

—Quiero ir a casa, mamá —lloraba—. Quiero cien pesos para el tren para irme a casa.

Era una china que podía ser su sirvienta sentada en el último escalón de la estrecha escalera de madera en un chorro de luz amarilla.

El señor Lanari sintió una vaga ternura, una vaga piedad, se dijo que así eran estos negros, qué se iba a hacer, la vida era dura, sonrió, sacó cien pesos y se los puso arrollados en el gollete de la botella pensando vagamente en la caridad. Se sintió satisfecho. Se quedó mirándola, con las manos en los bolsillos, despreciándola despacio.

—¿Qué están haciendo ahí ustedes dos? —la voz era dura y malévola. Antes de que se diera vuelta ya sintió una mano sobre su hombro.

—A ver, ustedes dos, vamos a la comisaría. Por alterar el orden en la vía pública.

El señor Lanari, perplejo, asustado, le sonrió con un gesto de complicidad al vigilante.

—Mire estos negros, agente, se pasan la vida en curda y después se embroman y hacen barullo y no dejan dormir a la gente.

Entonces se dio cuenta de que el vigilante también era bastante morochito pero ya era tarde. Quiso empezar a contar su historia.

—Viejo baboso —dijo el vigilante mirando con odio al hombrecito despectivo, seguro y sobrador que tenía adelante—. Hacete el gil ahora.

El voseo golpeó al señor Lanari como un puñetazo.

—Vamos. En cana.




El señor Lanari parpadeaba sin comprender. De pronto reaccionó violentamente y le gritó al policía.

—Cuidado señor, mucho cuidado. Esta arbitrariedad le puede costar muy cara. ¿Usted sabe con quién está hablado? —Había dicho eso como quien pega un tiro en el vacío. El señor Lanari no tenía ningún comisario amigo.

—Andá, viejito verde andá, ¿te creés que no me di cuenta que la largaste dura y ahora te querés lavar las manos? —dijo el vigilante y lo agarró por la solapa levantando a la negra que ya había dejado de llorar y que dejaba hacer, cansada, ausente y callada mirando simplemente todo. El señor Lanari temblaba. Estaban todos locos. ¿Qué tenía que ver él con todo eso? Y además ¿qué pasaría si fuera a la comisaría y aclarara todo y entonces no le creyeran y se complicaran más las cosas? Nunca había pisado una comisaría. Toda su vida había hecho lo posible para no pisar una comisaría. Era un hombre decente. Ese insomnio había tenido la culpa. Y no había ninguna garantía de que la policía aclarase todo. Pasaban cosas muy extrañas en los últimos tiempos. Ni siquiera en la policía se podía confiar. No. A la comisaría no. Sería una vergüenza inútil.

—Vea agente. Yo no tengo nada que ver con esta mujer —dijo señalándola. Sintió que el vigilante dudaba. Quiso decirle que ahí estaban ellos dos, del lado de la ley y esa negra estúpida que se quedaba callada, para peor, era la única culpable.

De pronto se acercó al agente que era una cabeza más alto que él, y que lo miraba de costado, con desprecio, con duros ojos salvajes, inyectados y malignos, bestiales, con grandes bigotes de morsa. Un animal. Otro cabecita negra.

—Señor agente — le dijo en tono confidencial y bajo como para que la otra no escuchara, parada ahí, con la botella vacía como una muñeca, acunándola entre los brazos, cabeceando, ausente como si estuviera tan aplastada que ya nada le importaba.

—Vengan a mi casa, señor agente. Tengo un coñac de primera. Va a ver que todo lo que le digo es cierto —y sacó una tarjeta personal y los documentos y se los mostró—. Vivo ahí al lado —gimió casi, manso y casi adulón, quejumbroso, sabiendo que estaba en manos del otro sin tener ni siquiera un diputado para que sacara la cara por él y lo defendiera. Era mejor amansarlo, hasta darle plata y convencerlo para que lo dejara de embromar.

El agente miró el reloj y de pronto, casi alegremente, como si el señor Lanari le hubiera propuesto una gran idea, lo tomó a él por un brazo y a la negrita por otro y casi amistosamente se fue con ellos. Cuando llegaron al departamento el señor Lanari prendió todas las luces y le mostró la casa a las visitas. La negra apenas vio la cama matrimonial se tiró y se quedó profundamente dormida.

Qué espantoso, pensó, si justo ahora llegaba gente, su hijo o sus parientes o cualquiera, y lo vieran ahí, con esos negros, al margen de todo, como metidos en la misma oscura cosa viscosamente sucia; sería un escándalo, lo más horrible del mundo, un escándalo, y nadie le creería su explicación y quedaría repudiado, como culpable de una oscura culpa, y yo no hice nada mientras hacía eso tan desusado, ahí a las 4 de la madrugada, porque la noche se había hecho para dormir y estaba atrapado por esos negros, él, que era una persona decente, como si fuera una basura cualquiera, atrapado por la locura, en su propia casa.

—Dame café — dijo el policía y en ese momento el señor Lanari sintió que lo estaban humillando. Toda su vida había trabajado para tener eso, para que no lo atropellaran y así, de repente, ese hombre, un cualquiera, un vigilante de mala muerte, lo trataba de che, le gritaba, lo ofendía. Y lo que era peor, vio en sus ojos un odio tan frío, tan inhumano, que ya no supo qué hacer. De pronto pensó que lo mejor sería ir a la comisaría porque aquel hombre podría ser un asesino disfrazado de policía que había venido a robarlo y matarlo y sacarle todas las cosas que había conseguido en años y años de duro trabajo, todas sus posesiones, y encima humillarlo y escupirlo.
Y la mujer estaba en toda la trampa como carnada. Se encogió de hombros. No entendía nada. Le sirvió café. Después lo llevó a conocer la biblioteca. Sentía algo presagiante, que se cernía, que se venía. Una amenaza espantosa que no sabía cuándo se le desplomaría encima ni cómo detenerla. El señor Lanari, sin saber por qué, le mostró la biblioteca abarrotada con los mejores libros. Nunca había podido hacer tiempo para leerlos pero estaban allí. El señor Lanari tenía cultura. Había terminado el colegio nacional y tenía toda la historia de Mitre encuadernada en cuero. Aunque no había podido estudiar violín tenía un hermoso tocadiscos y allí, posesión suya, cuando quería, la mejor música del mundo se hacía presente.

Hubiera querido sentarse amigablemente y conversar de libros con el hombre. Pero ¿de qué libros podría hablar con ese negro? Con la otra durmiendo en su cama y ese hombre ahí frente suyo, como burlándose, sentía un oscuro malestar que le iba creciendo, una inquietud sofocante. De golpe se sorprendió de que justo ahora quisiera hablar de libros y con ese tipo. El policía se sacó los zapatos, tiró por ahí la gorra, se abrió la campera y se puso a tomar despacio.

El señor Lanari recordó vagamente a los negros que se habían lavado alguna vez las patas en las fuentes de plaza Congreso. Ahora sentía lo mismo. La misma vejación, la misma rabia. Hubiera querido que estuviera ahí su hijo. No tanto para defenderse de aquellos negros que ahora se le habían despatarrado en su propia casa, sino para enfrentar todo eso que no tenía ni pies ni cabeza y sentirse junto a un ser humano, una persona civilizada. Era como si de pronto esos salvajes hubieran invadido su casa. Sintió que deliraba y divagaba y sudaba y que la cabeza le estaba por estallar. Todo estaba al revés. Esa china que podía ser su sirvienta en su cama y ese hombre del que ni siquiera sabía a ciencia cierta si era un policía, ahí, tomando su coñac. La casa estaba tomada.

—Qué le hiciste — dijo al fin el negro.

—Señor, mida sus palabras. Yo lo trato con la mayor consideración. Así que haga el favor de ... —el policía o lo que fuera lo agarró de las solapas y le dio un puñetazo en la nariz. Anonadado, el señor Lanari sintió cómo le corría la sangre por el labio. Bajó los ojos. Lloraba. ¿Por qué le estaba haciendo eso? ¿Qué cuentas le pedían? Dos desconocidos en la noche entraban en su casa y le pedían cuentas por algo que no entendía y todo era un manicomio.

—Es mi hermana. Y vos la arruinaste. Por tu culpa, ella se vino a trabajar como muchacha, una chica, una chiquilina, y entonces todos creen que pueden llevársela por delante. Cualquiera se cree vivo ¿eh? Pero hoy apareciste, porquería, apareciste justo y me las vas a pagar todas juntas. Quién iba a decirlo, todo un señor...

El señor Lanari no dijo nada y corrió al dormitorio y empezó a sacudir a la chica desesperadamente. La chica abrió los ojos, se encogió de hombros, se dio vuelta y siguió durmiendo. El otro empezó a golpearlo, a patearlo en la boca del estómago, mientras el señor Lanari decía no, con la cabeza y dejaba hacer, anonadado, y entonces fue cuando la chica despertó y lo miró y le dijo al hermano:

—Este no es, José. — Lo dijo con una voz seca, inexpresiva, cansada, pero definitiva. Vagamente el señor Lanari vio la cara atontada, despavorida, humillada del otro y vio que se detenía bruscamente y vio que la mujer se levantaba, con pesadez, y por fin, sintió que algo tontamente le decía adentro
“Por fin se me va este maldito insomnio” y se quedó bien dormido. Cuando despertó, el sol estaba tan alto y le dio en los ojos, encegueciéndolo. Todo en la pieza estaba patas arriba, todo revuelto y le dolía terriblemente la boca del estómago. Sintió un vértigo, sintió que estaba a punto de volverse loco y cerró los ojos para no girar en un torbellino. De pronto se precipitó a revisar los cajones, todos los bolsillos, bajó al garaje a ver si el auto estaba todavía, y jadeaba, desesperado a ver si no le faltaba nada. ¿Qué hacer?, a quién recurrir? Podría ir a la comisaría, denunciar todo, pero ¿denunciar qué? ¿Todo había pasado de veras? “Tranquilo, tranquilo, aquí no ha pasado nada”, trataba de decirse pero era inútil: le dolía la boca del estómago y todo estaba patas para arriba y la puerta de calle abierta. Tragaba saliva. Algo había sido violado. “La chusma, dijo para tranquilizarse, ”hay que aplastarlo, aplastarlo”, dijo para tranquilizarse. “La fuerza pública”, dijo, “tenemos toda la fuerza pública y el ejército”, dijo para tranquilizarse. Sintió que odiaba. Y de pronto el señor Lanari supo que desde entonces jamás estaría seguro de nada. De nada.

Dibujos de Solano Lopez...


viernes, 18 de marzo de 2011

Dos verdades...

Dos verdades: el hostigamiento mediático existe y el paro es un error político




El camionero Hugo Moyano, titular de la CGT
Por Roberto Caballero

No es ninguna novedad que Hugo Moyano viene sufriendo un hostigamiento de parte de los grupos mediáticos que defienden el orden conservador en la Argentina. Al jefe de la CGT todavía no le perdonan que haya encabezado la resistencia al modelo de los ’90 y, mucho menos, su actual alianza con el gobierno kirchnerista.

El movimiento obrero organizado, la juventud, los organismos de Derechos Humanos, la prensa antimonopólica y hasta el PJ tradicional son pilares fundamentales del amplio universo que apoya, con todos sus matices, las políticas públicas del gobierno de Cristina Kirchner, cuya potencia política está asociada, precisamente, a esa increíble capacidad de acumular entre opuestos, a esa unidad que propone y consigue de lo diverso.

El Clarín de Héctor Magnetto, y su socio menor, el Perfil de Jorge Fontevecchia, saben que esta es la médula del armado oficialista e intentan satanizar a estos mismos sectores para herirlos y neutralizarlos: así califican a Moyano de “mafioso”, a La Cámpora de grupo de jóvenes yuppies que sólo quieren “poder y dinero”, a los organismos de Derechos Humanos de “cooptados”, a Daniel Scioli de “tibio”, “servil” y “masoquista” y al periodismo alternativo de “ultra” o “paraoficial”. Apuntan de este modo al corazón que late dentro del modelo nacional y popular que ellos detestan y quisieran ver fracasar.

La operación montada desde Clarín para que Scioli traicione y se convierta en el candidato que el Peronismo Federal no tiene, les salió muy mal. Aun sin escuchar a Los Olimareños y a Silvio Rodríguez, el gobernador bonaerense, suerte de Solano Lima del kirchnerismo, espera su turno con vistas a 2015, sin sacar los pies del plato. Se ve que la lealtad es un valor aun para aquellos que no son progresistas, como no lo es Scioli ni el PJ tradicional, pero que apoyan políticas públicas que sí lo son.

En el caso de Moyano, los intentos son más persistentes. Pretenden verlo a toda costa en la vereda de enfrente de la Casa Rosada, porque ni la CTA de Víctor de Gennaro –hoy en el armado político-testimonial de Pino Solanas–, ni la izquierda antiburocrática, representan a la mayoría del mundo sindical, sino apenas a sus márgenes.

Cuando fue la detención del “Momo” Venegas, una columnista de Clarín escribió que la orden provino de un apriete al juez Norberto Oyarbide de parte de un militante de La Cámpora. El comunicado de la CGT defendiendo al líder de la UATRE, si bien medido e intervenido gramáticamente por los moyanistas que advierten que una ruptura con el gobierno terminaría perjudicando a sus representados, fue ideológicamente subsidiario de esa instalación falaz y absurda.

Moyano parece interpretar que un sector del oficialismo no hace todo lo que debería hacer para desvincularlo de la causa de los remedios truchos –y es cierto, como él dice, que 300 troqueles falsos no constituyen prueba de asociación ilícita– que no sólo está en manos de Oyarbide sino también en el juzgado de Claudio Bonadío, un ex cuadro de Guardia de Hierro y no de La Cámpora, o de la izquierda del gobierno. Cuando Moyano cree eso, sin embargo, en Clarín se frotan las manos. Porque lo que no lograron con Scioli parece prender en el sector del moyanismo con mayor tendencia a la paranoia.

Su decisión de parar el país el lunes próximo es un error. No les va a parar a Clarín y a Magnetto, a Duhalde, a Techint o a la AmCham. Ni siquiera al gobierno suizo: el costo político lo va a pagar el gobierno nacional y los dolores de cabeza serán para el conjunto de la sociedad. Ese malhumor sólo llevará agua para el molino del antisindicalismo.

Hay cosas que los cuadros gremiales más avezados del peronismo no pueden ignorar: 1) Esta semana, la justicia decidió levantar el secreto fiscal de Héctor Aranda y Lucio Pagliaro, ejecutivos de Clarín, investigados en la UIF por una supuesta maniobra de lavado de dinero con fondos de los jubilados que estaban en las AFJP.

2) La Sala II de la Cámara Federal de San Martín ordenó que Felipe y Marcela Noble, herederos del grupo comunicacional que hostiga a Moyano, se hagan nueva pruebas de ADN para determinar si son hijos de desaparecidos apropiados durante la última dictadura militar.

3) Diputados, con los votos kirchneristas, votó la media sanción de la ley que beneficia a empleadas de casas particulares y la inclusión de las sumas no remunerativas en los salarios blanqueados.

4) La tapa de Clarín de ayer, que pone a la CGT presionando para arrancarle un vice a Cristina parece hecha a medida del reclamo de la justicia suiza. Es obvia la intención de dañar la relación con el oficialismo.

¿Alguien en el entorno de Moyano se preguntó por qué el Ministerio Fiscal helvético puede pedir algo tan absurdo como la información financiera de la familia del líder de una central obrera a 14 mil kilómetros de distancia de Ginebra?

¿Tendrá algo que ver la ex embajadora Carla del Ponte, de fluidas relaciones con Clarín, ex procuradora general de Suiza y presentada como “especialista en lavado” por los fabricantes de prestigio a sueldo del diario de Magnetto?

¿Las notas contra el sinuoso titular de Covelia en Clarín y en Perfil habrán sido la antesala de este reclamo suizo, por lo menos curioso? Moyano no será Agustín Tosco, para desgracia de muchos progresistas, incluso los que son kirchneristas. Pero estos deberían preguntarse quién surge detrás de su figura, antes de declararse satisfechos por los golpes que recibe. Salvo, claro, que crean que Barrionuevo o Cavalieri expresan la democracia sindical y Clarín, el “periodismo independiente” que los nostálgicos de los ’90 agitan para convertir en verdad lo falso y en virtuoso aquello no lo es, ni por asomo.

http://www.elargentino.com

jueves, 17 de marzo de 2011

Pino, te plantaron...



Pino ya perdió a su intendente en Catamarca

A sólo un par de días de la elección catamarqueña, Proyecto Sur y Pino Solanas ya perdieron una intendencia que se habían adjudicado. Se trataba de Andalgalá, emblemática como símbolo de la explotación minera. Ayer, el candidato ganador, Alejandro Páez, aseguró que trabajará para que el Frente Cívico vuelva a gobernar la provincia y ratificó su condición de radical. Así, desestimó el respaldo del cineasta que sigue sumando desencuentros en su contradictorio armado político.



“Fui por fuera del Frente Cívico y Social porque no me respetaron como candidato. En noviembre me reuní con la presidenta de la UCR, Marta Grimaux y la apoderada, Verónica Rodríguez Calascibeta y mostraron un total desconocimiento de la realidad de la localidad. En Andalgalá no tenemos oncólogo, nefrólogo, lo que fue un caldo de disgusto que se plasmo en las urnas, gané por la situación socal", expresó Páez según reproduce el sitio la uniondigital.com.ar.

Páez es un histórico radical de la zona pero jugó con la boleta de Proyecto Sur. Sin embargo, ahora parece volver a su primer amor. “Yo participé en noviembre del lanzamiento de la plataforma virtual de Ricardo Alfonsín. Formo parte además del equipo técnico de sus asesores”, agregó Páez, por las dudas.

Proyecto Sur suma así un nuevo dolor de cabeza. Luego de que el Gobierno Nacional de Cristina Fernández se apoderara de muchas de sus banderas políticas, el espacio tambalea entre acuerdos parlamentarios con la peor derecha, la realización de un frente con fuerzas de la "izquierda revolucionaria", la simpatía de Mariano Grondona y acuerdos provinciales totalmente volátiles.
Fuente:(Agencia Paco Urondo)

lunes, 14 de marzo de 2011

Populacho.




Ingenuamente creían aquello del populismo...
Cada vez falta menos, el populismo recién empieza...!!!

sábado, 12 de marzo de 2011

LOS CONVOCÓ A INSTITUCIONALIZAR EL MODELO “Quiero una juventud que construya su propia historia” Publicado el 12 de Marzo de 2011



Aunque la presidenta no mencionó su candidatura a la reelección, en el primer acto masivo del año electoral hizo hincapié en los logros alcanzados desde 2003. Emocionada, recordó varias veces a Kirchner: “Él está entre nosotros”, dijo.

En el discurso más esperado en meses, con la expectativa de que el acto podría convertirse en el lanzamiento definitivo de su candidatura, la presidenta Cristina Fernández habló ante una multitud emocionada que llenaba el estadio de Huracán en Parque Patricios. Cristina no confirmó su postulación, aunque tampoco retó a los manifestantes que la interrumpían para pedirle que sea candidata. El discurso estuvo plagado de definiciones y promesas hacia el futuro, promesas que formaban un plan de gobierno, propias de un jefe de Estado que se imagina gobernando cuatro años más. “El gran desafío es que el campo nacional y popular pueda institucionalizarse, pero eso no se hace a través de una ley o un decreto, sino cuando se hace carne en el conjunto de la sociedad, porque visualiza que ese es el camino más seguro”, planteó la presidenta.
Como los dirigentes que se saben al frente de un gran proceso colectivo, Cristina dedicó largos párrafos a jerarquizar los objetivos de la próxima etapa. Entre las prioridades, la mandataria insistió varias veces con el concepto de “institucionalizar el modelo” para no depender de los liderazgos personales. Dijo que esa era una de las cosas más importantes que había que hacer en los próximos años: “A lo largo de la historia, el campo nacional liderado por hombres y mujeres vivió un drama que consistía en que cuando esos hombres y mujeres ya no estaban, eso se desperdigaba porque faltaba la construcción política institucional. ¿Cómo hacemos para que la transformación o el cambio no dependan de una persona o dos? El gran desafío es cómo hacer para que su presencia sea permanente”, exhortó la jefa de Estado.
La presidenta incluso atribuyó la dificultad para institucionalizar las transformaciones a que el espacio nacional y popular, según su lectura, suele convocar a la sociedad a partir de las contradicciones, de la puja con otros sectores sociales y políticos. Cristina mencionó ese antecedente con cierto matiz crítico. “Se construía sobre las contradicciones y entonces, cuando faltaba una coma u otra oración, todo se caía. Ahora tenemos una oportunidad histórica, la oportunidad de construir a toda la sociedad no contra alguien, sino a favor de una propuesta. Por eso debemos convocar a toda la sociedad”, exhortó desde el escenario. La jefa de Estado completó ese mensaje con una advertencia a la propia dirigencia del oficialismo: les pidió que no perdieran el tiempo con las vanidades personales y las banalidades.
Cristina llegó al acto en Parque Patricios cuando ya habían hablado cuatro oradores y terminaba su discurso el quinto, cuya intervención no estaba en los planes: el gobernador justicialista de Entre Ríos, Sergio Urribarri. El entrerriano no era el único mandatario provincial presente en el escenario. El bonaerense Daniel Scioli, que ostenta la presidencia del PJ, se ubicó en un lugar muy visible. Estuvo todo el tiempo a la izquierda de Cristina, en silencio. En el palco no abundaban los gobernadores justicialistas: sólo estuvieron José Luis Gioja (San Juan) y Luis Beder Herrera (La Rioja). La organización, La Corriente Nacional de la Militancia, no había hecho invitaciones formales.
Antes de Cristina, en una sucesión de discursos cortos, hablaron algunos referentes de La Corriente: Fernando “Chino” Navarro (Movimiento Evita), Edgardo Depetri (Frente Transversal), Francisco “Barba” Gutiérrez (intendente de Quilmes) y el propio Urribarri. También lo hizo Andrés “Cuervo” Larroque, secretario general de La Cámpora. En el palco, decorado con una gigantografía que oponía “Cristina versus corporaciones” se pudo ver al Gabinete en pleno. Entre esas presencias, donde no había un predominio fuerte del PJ, Cristina volvió a dar señales de apertura, de aquella búsqueda frentista que supo definirse como transversalidad.
“Cuando incorporen a otros argentinos no les pregunten de dónde vienen, pregúntenles si creen que la Asignación Universal por Hijo sirve para que millones de chicos tengan acceso a la salud y a la educación”, exhortó la presidenta, y enseguida enumeró una serie de medidas llevadas adelante por el kirchnerismo: el financiamiento a la educación pública, la protección al trabajo y la industria nacional, la integración latinoamericana, la política de Derechos Humanos y el matrimonio igualitario. “Si están de acuerdo con estas cosas, forman parte de nuestro espacio. Lo demás es anécdota y vanidades personales”, subrayó Cristina. La señal a favor de una coalición que supere los límites partidarios estaba en sintonía con las declaraciones del ministro del Interior, Florencio Randazzo, quien esta semana deslizó que el número dos de la fórmula presidencial podía ser un dirigente ajeno al PJ.
La presidenta empezó el acto con un reconocimiento a su esposo. Recordó que el 11 de marzo de 2010, en otra conmemoración del triunfo de Héctor Cámpora realizada en el estadio de Ferro, el orador de cierre había sido Néstor Kirchner. “Quiero que este acto sea un homenaje al compañero de toda mi vida”, pidió Cristina apenas se acercó al micrófono. La figura del ex presidente sobrevoló el resto del discurso. A medida que hablaba, Cristina parecía emocionarse más. La jefa de Estado incluso mencionó el 11 de marzo de 1973: ella tenía 20 años, la edad que hoy tiene su hija Florencia, que ayer estaba en la tribuna Ringo Bonavena junto a su hermano Máximo y los militantes de La Cámpora.
Cristina habló de la muerte de su esposo. Dijo que Kirchner, en vida, había sido poco reconocido. “Ese 27 de octubre descubrimos cuántas cosas había hecho y lo poco que lo hemos reconocido. Perdónenme, pero tengo que decirlo, se me va a romper el corazón si no lo digo”, se confesó desde el micrófono. La multitud aprovechó el silencio para dedicarle los dos cantitos más fuertes de la tarde: “Néstor no se murió/ Néstor no se murió/ vive en el pueblo/ la puta que lo parió” y “Borom bom bom/ para Cristina/ la reelección”. La presidenta volvió a agradecer las muestras de cariño.
La jefa de Estado también se ocupó de poner a los jóvenes en primer plano. Les pidió que no copien modelos, en lo que pareció una advertencia contra el setentismo nostálgico: “Quiero rescatar la historia pero también quiero una juventud que construya su propia historia. Ustedes son la generación del Bicentenario: les pido que tengan ejemplos, pero que sean ustedes mismos. Cada uno de ustedes, construyendo su propia historia, está construyendo la historia de todos nosotros”, les aconsejó.
Entre las definiciones, Cristina insistió con la tarea que, en su visión, debe asumir el oficialismo para los tiempos que vienen: “El frente nacional popular y democrático debe construir esa institucionalidad, que también es cultural, de saber que puedan contarles a los argentinos lo que hemos hecho en los últimos años. Pero no a partir de relatos de fantasía, sino a través de que puedan ver, tocar y palpar cada uno de los logros que hemos tenido”, subrayó. La convocatoria a construir institucionalidad podría ser, también, el compromiso que reserva para sí misma.

http://tiempo.elargentino.com/

BOROMBOMBOM♪♪ BOROMBOMBOM ♪♪PARA CRISTINA LA REELECCION!!!!♪♪♪

miércoles, 9 de marzo de 2011

Sonidos...

No solo con fusiles y lanzas se empezó a liberar la Patria...

sábado, 5 de marzo de 2011

viernes, 4 de marzo de 2011

¡A propósito?


A propósito de la presentación de la feria shopping del ¨libro¨ quiero reproducir un fragmento del "Manual de zonceras argentinas" de Jauretche, puntualmente de su Zoncera Nª9

"...La pedagogía colonialista, que tuvo capacidad para presentar como victorias las derrotas,
previo el caso de una posible victoria y pensó de qué modo neutralizarla. ¿Qué mejor manera de
esterilizar una victoria que privarla de sus frutos?
Es más. Es una forma pedagógica de impedir siquiera la lucha: ¿para qué luchar si el vencer
es infructuoso? Esto lleva a aceptar la derrota de antemano y generar la indefensión. El que tiene
esta posición está de antemano vencido y dispuesto a ceder, a entregar. A cualquier cosa, pero no a combatir... ¿Qué digo combatir?, ¡ni siquiera a discutir! Porque... ¿para qué vencer si la victoria no da derechos?
Pero lo terrible es que la derrota los quita y así se elabora una mentalidad que más que al
campo de la política pertenece al de los juegos infantiles del gana-pierde. Si gana, no puede ganar en función del principio que profesa. Si pierde los demás, desde el "vae victis" de Breno —si es que el bárbaro sabía latinajos— a los sutilísimos tratados destinados a proteger la civilización y a asegurar el imperio de la libertad para los pueblos, le aplican las disposiciones que el vencedor impone al vencido..."

La pregunta que me hago ahora es: cuando la derecha asesinaba 30000 compañeros, sus propagandistas de la época (no este literato-feta de salame) se preocupaban taaaaanto por este rollo de la libertad de expresión y toda la bola...???
...o era mas conveniente apropiarse de todo el negocio editorial, para así 30 años después seguir siendo los dueños de la Feria/shopping del Libro??



"el sabiecito del sur"



"El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que excitarán su codicia; no por el número de tropas, que en muchos años no podrán igualar las de Europa; lo seremos solamente cuando renazcan en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso".

11.3.11


Todos al Estadio de Huracán, para seguir cambiando la Argentina.

Cristina Presidenta